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Del 15-M al 23-J: ¿Cómo responder a los reaccionarios?

En pleno proceso electoral la escuela feminista AMA responde a la ola reaccionaria con un debate sobre la posibilidad de imaginar un nuevo feminismo.

Por Ana Ibarz

Un nuevo ciclo político se instaura en el país. El avance de la extrema derecha con Vox, un Partido Popular que gana votantes tras la muerte electoral de Ciudadanos en las municipales, las fuertes críticas hacia la presidencia de Pedro Sánchez al frente del gobierno de coalición progresista y el nacimiento de SUMAR, marcan un nuevo ciclo político este 2023 en el país. Del espíritu de «la nueva política» que emergía tras el proceso ciudadano del 15-M, hemos regresado hacia un turno se acerca al bipartidismo y en el que una ola reaccionaria no cesa de crecer, caracterizada por la xenofobia, el antifeminismo y el regreso a una idea de nación-patria más propia del siglo XX que del 2023. Una forma de pensar que triunfa entre los colectivos más jóvenes y que protagonizó el análisis de la escuela feminista de AMA celebrada entre el 16 y el 21 de julio. “¿Cómo impulsar un nuevo ciclo frente a la ola reaccionaria?”, se preguntaron las integrantes de la mesa de diálogo formada por  la filósofa Clara Serra, la periodista Maria Corrales y Daniel Ripa, doctor en psicología social y del trabajo, en una mesa moderada por Christian Ferreiro. 

Entender la entrada de un nuevo ciclo político es difícil sin antes hacer un repaso por el que se deja atrás. En el año 2011, cuando los estragos de la crisis financiera del 2008 seguían ahogando a España, un movimiento de personas que no se sentían representadas por el bipartidismo plantó cara al sistema. Nacía el 15M. De aquella Plaza del Sol de Madrid abarrotada de tiendas de campaña nacieron partidos como Podemos y una generación de jóvenes políticos que pretendía abrir un nuevo ciclo en el que el binomio PP-PSOE ya no fuera la hegemonía. Organizados a través de redes sociales que vivían su auge por aquellos años, la juventud española soñaba con un futuro de progreso llevando a la política cuestiones como el feminismo y el ecologismo y pronto ganaron mucho terreno al bipartidismo. Siempre que ocurre un movimiento revolucionario se producen respuestas. Aquellos  grupos que se oponen a cualquier innovación o progreso no solo responden con recelo a los cambios, sino que los desprecian argumentado el regreso a valores tradicionales. Esto es lo que se conoce como reaccionarismo.

Acampada del movimiento 15-M  en la Plaza del Sol de Madrid (2011)

La respuesta reaccionaria al 15-M, puede marcarse con un hito como la campaña de 2017 de la organización ultraderechista HazteOir, en la que recorrieron el país con un autobús que proclamaba: “Los niños tienen pene. Las niñas tienen vulva. Que no te engañen”. Durante ese año, también se llevó a cabo el referéndum en Cataluña el 1 de octubre, un acontecimiento que desencadenó una fuerte reacción en España, con una exaltación de las banderas y un resurgimiento de la derecha en oposición al independentismo catalán. Con el feminicidio de Diana Quer y el crímenes de la Manada, la cuarta ola feminista en España llegó a su máxima hegemonía en 2018. La pandemia, el estado de alarma y un ambiente inseguro y conspiratorio también ha marcado el final de este ciclo. Y por último el gobierno de coalición formado por el Partido Socialista y Unidas Podemos, que la derecha calificó de «ilegítimo» desde sus comienzos tuvo su respuesta en los primeros gobiernos PP-VOX en las provincias que se han consolidado en las últimas elecciones regionales y municipales del pasado 28-M.

Tal y como expone la comunicadora María Corrales, si bien en el anterior ciclo político, el que terminó en los albores del 15-M, fueron partidos progresistas como Podemos o otros movimientos democratizadores de la época los que empujaron su final, en la actualidad son los partidos liberales y conservadores los que están llamando a abrir un nuevo capítulo en la política española. No es casualidad que en la campaña del 23-J el Partido Popular haya utilizado «el cambio» como lema. En este caldo de cultivo la extrema derecha gana seguidores por todo Europa, pues se presenta como la única alternativa para lograr el cambio político y terminar con lo que ellos mismos denominan como la «decadencia de occidente». Pero, ¿cómo enfocar el crecimiento de las ideas de la extrema derecha? Según Corrales no se debe caer en el error de la superioridad moral, de creer que la extrema derecha es un virus que se inocula en la gente y los contamina, de creer que «ellos son los malos y nosotros somos los buenos”. “La política se mide por sus avances y las consecuencias que tiene en la sociedad, no por tener razón o no”,  prosigue. Por su parte a filósofa Clara Serra apunta a una “hooliganización” dentro del propio  movimiento feminismo que ha creado un discurso de conmigo o contra mí, aumentando la crispación social. “En el feminismo no tiene que haber ni racismo, ni homofobia, ni transfobia ni ataques violentos que hemos visto. Pero algo de debate tiene que caber, algo tiene que ser rebatible”, aclara Serra. 

 

Manifestación 8M en Xixón en el 2023

Cuando las feministas tomaron las calles en 2018, mostrando una fuerza de movilización sin precedentes y muchas personas cometieron el error de pensar que el feminismo «había ganado todo«, recuerda Corrales. Tal y como demuestra el auge de discursos que no solo quieren tumbar conquistas actuales del feminismo, sino derechos que ya se daban por hecho como el del aborto libre, hay todavía grandes grupos sociales dispuestos a tumbar avances y el feminismo no puede relajarse, debe seguir remando.  Tras la huelga general del 8M en 2018, la etiqueta feminista era considerada mayoritaria e incontestable, pero eso no significa que no tenga reactores.

“Hay consensos que parecen que son tan mayoritarios que nadie se atreve a hablar en contra, pero eso no significa que esas voces no existan, significa que uno entiende que en la sociedad esta tan mal visto que no se atreve a verbalizarlo”, explica la periodista apuntando a la teoría de la espiral del silencio. Esta teoría señala cómo los medios de comunicación detectan la opinión pública. Las personas tienden a querer formar parte del grupo, por tanto cuando la opinión mayoritaria que escuchan en medios de comunicación coincide con la suya tienden a expresarla, sin embargo, cuando la contradice, permanecen calladas. Mientras el feminismo y movimientos como el Mee Too ocupaban todas las portadas apenas se escuchaban discursos reaccionarios, pero en cuanto partidos como VOX  comenzaron a acaparar la atención mediática muchas personas sintieron que sus opiniones antifeministas o xenofóbicas, entre otras, estaban legitimadas.

 

Daniel Ripa y Clara Serra en la escuela feminista AMA 2023

“¿Qué comunidad y que vínculos ofrece el feminismo contra esa idea de sujeto neoliberal, autosuficiente que no establece vínculos con los demás sino contratos?”, se pregunta Corrales en torno al camino que debe tomar el feminismo contra los discursos reaccionarios. Para esta, la extrema derecha propone una comunidad esencialista, poniendo a un sujeto neoliberal e individualista en el foco. El neoliberalismo se opone a la intervención del estado en la economía y defiende la privatización de servicios como la educación, aumentando las desigualdades entre individuos. Esto dificulta la implementación de políticas que aborden las desigualdades de género de manera efectiva, ya que a menudo prioriza la eficiencia económica sobre la equidad social.  Frente a la tendencia individualista Corrales responde que “nosotras [las feministas] llevamos toda la vida diciendo que las personas somos vulnerables, incompletas que necesitamos de vínculos, ponemos sobre la mesa el debate de los cuidados, de la dependencia, el debate de que solas no podemos”.

El individualismo provoca malestares, un malestar que bebe del neoliberalismo y del que según Corrales se aprovecha la extrema derecha. Es importante poner en el foco que: “tenemos problemas parecidos entre nosotros y organizarnos entorno a eso, la política empieza ahí en el momento que dejamos de privatizar el dolor y el malestar y empezamos a socializar el malestar con los demás”. A través de la socialización del malestar con los demás es cuándo aparecen las demandas y los horizontes políticos. Para combatir estos síntomas que tiene esa gente que se acerca a la extrema derecha es, “ofrecer grandes utopias disponibles, es esa idea dar ese sentido de comunidad que es mucho mas atractivo y liberador no solo para as mujeres sino para los hombres y todas las personas que nos vemos acotadas a esa soledad”. Teoría que también apoya Ripa diciendo que: “Si lo único que hacemos es defender para que no vaya a peor es un horizonte político no deseable. Se milita políticamente porque quieres caminar hacia un horizonte político en el que quieres mejorar y cambiar desde diferentes puntos el mundo en el que vives”, esta cuestión es muy importante para tener un objetivo y caminar hacia él.

Asistentes a la escuela feminista AMA en el Muséu del Pueblu de Asturies

La filósofa Clara Serra señala otro problema del feminismo en la actualidad: el identitarismo. Argumenta que centrarse en luchas individuales basadas en la identidad puede generar barreras entre sujetos y dificultar la construcción de alianzas colectivas. También critica la lógica victimista, que interpela a las mujeres como víctimas, y destaca la importancia de un feminismo de clase que comprenda y aborde las cuestiones de género vinculadas a la masculinidad. Tal y como dice Serra, Ayuso o Macarena Olona están utilizando un discurso contrario al victimismo, dicen a las mujeres: “queremos ser sujetos libres, autónomos y emancipadas, veniros con las mujeres de la derecha que somos mujeres empedradas. Eso es lo que esta haciendo la derecha ante discursos victimistas”. Además de expresar esta falsa creencia esencialista de un feminismo «mujerista» que excluya a los hombres, un feminismo blanco y privilegiados en los que se generaliza en exceso el grupo de las mujeres. “Hacemos un feminismo diciendo a todas las mujeres nos pasan las mismas cosas, porque somos el mismo sujeto, porque habitamos el mundo igual, Bell Tops diría que no es el camino ya que esto encubre en realidad un montón de desigualdades y diferencias entre el sujeto mujer”, dice Serra. 

En definitiva, para Serra, es imprescindible pensar en otro tipo de feminismo: “otro feminismo tiene que ser pensado contra algunas de las derivas hegemónicas del feminismo con mas altavoces, no solo para ganar a los que están haciendo del feminismo su enemigo, aquellos que nos están señalando desde los proyectos reaccionarios. Sino también a la izquierda, que crea en esta especie de imputación al feminismo de ser la causa de los errores”.

Asistentes a la escuela feminista AMA en el Muséu del Pueblu de Asturies

Pensar en otro tipo de feminismo, mantener la utopía y la visión de un mundo diferente es clave para estas tres ponentes. Una forma no solo de reaccionar ante la extrema derecha, sino para imaginar y construir una sociedad transformada, basada en la igualdad, la autonomía y la emancipación de todas las personas. El primer camino hacia la derrota ideológica y cultural por parte de la izquierda es no creerse su propio proyecto. “No estamos solamente para poner un freno y para ser la reacción a la reacción sino que estamos para hacer una cosa muy importante que es volver a imaginar un mundo diferente”, sentencia Serra.