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La soledad en personas mayores: un problema social que necesita soluciones comunitarias

El aislamiento social de la tercera edad es un problema cada vez más acuciante en Xixón. En la zona Centro los casos se multiplican y se extreman, llegando a ser un factor del aumento de la mortalidad.

Por Redacción 12grados

En Xixón 8.588 personas mayores de 80 años, en su mayoría mujeres, viven solas, y el 25,71% reside en la zona Centro. Gran parte de la tercera edad xixonesa enfrenta la soledad sin apenas recursos y con cantidad de barreras, cómo su propio deterioro físico y cognitivo. En consecuencia, se convierten en personas con una menor adaptación a planes sociales y al ocio y acaban aislándose, metiéndose cada vez más en sí mismas. La soeldad no es un problema individual, sino social. La única forma de combartirla es ofreciendo soluciones comunitarias para que todas las personas que han perdido sus lazos con la sociedad puedan formar otros nuevos.

La soledad puede ser positiva, elegida, impuesta, emocional o social, ninguna más dañina que otra. Según Carolina Lozano, psicóloga en Xixón, el grado de afectación de uno u otro tipo “depende de los recursos con los que cuentas y como te enfrentas a esta”. Este estado que afecta a tantas personas mayores puede darse de forma puntual o perdurar en el tiempo, convertirse en crónica y desembocar en otra serie de desequilibrios emocionales y ahí es cuando influye en la salud de las personas. La soledad convertida en «crónica» tiene efectos graves y duraderos en la salud y puede aumentar alrededor de un 30% el riesgo de mortalidad. Cuando una persona sufre soledad, su cuerpo activa una mayor respuesta al estrés crónico y la presión arterial, eleva los niveles de cortisol en sangre y esto repercute en una mayor exposición a enfermedades crónicas y un sistema inmunológico más débil con un mayor riesgo de infecciones. “Las personas que sufren aislamiento ven afectado su calidad de respuesta defensiva del organismo y la producción de anticuerpos, siendo más propensas a contraer enfermedades cardíacas o del sistema endocrino e inmunitario”, explica Lozano.

Les amigues

Lourdes, Joaquina, Sira, Rosario, Nieves, Mari Carmen y Benilde, conocen bien la soledad. Tienen entre 70 y 85 años y la mayoría son viudas. La soledad con la que comparten casa es mala compañía y para alejarse de ella acuden con frecuencia al Centro Municipal de Mayores de El Coto. Este espacio se ha convertido en un lugar favorito para reunirse con “les amigues”, tener con quién hablar y entretenerse jugando al cinquillo o participando en actividades colectivas. Si no acudieron al centro podrían encerrarse en sus casas sin ver a nadie durante días. La suya es, por definición, una soledad no deseada, que puede aliviarse a través de las herramientas para socializar que les ofrece el espacio. “Vemos que una de las necesidades que nos trasladan las personas mayores es socializar y encontrarse”, relata la educadora social Natalia Ovies, que pone su empeño fomentar un ambiente en que las personas mayores tengan la oportunidad de reunirse, hablar, reír y tener unos buenos hábitos.


Lourdes, Joaquina, Sira, Nieves y Benilde

Contrueces, Los Puertos, Puerto de Somiedo y El Coto son los centros municipales en los que se desarrolla el programa de dinamización para mayores que coordina Natalia Ovies. “Una de las líneas más innovadoras en el programa”, en palabras de Ovies, es que a ellos accede toda la comunidad de vecinos fomentando un ambiente de encuentro intergeneracional. “En principio los centros son para personas mayores, pero en esta línea se abre la posibilidad a que cualquier persona independientemente de su edad pueda entrar a formar parte de alguna de las actividades, y que nosotras también podamos salir fuera”, apunta la coordinadora. “Juntándonos por grupos de edad, nos estamos perdiendo otra parte de la sociedad que vive y con la que convivimos», concluye.

La existencia de los centros alegra y salva vidas, por eso su ausencia está muy presente en los barrios que carecen de uno. Cimavilla, junto con el Centro, es una de las zonas más envejecidas de Xixón, tal y como apuntan los estudios del consistorio, pero carece de un centro municipal y con él, de un centro para mayores. El barrio alto es una de las zonas con peores accesos: sus calles en cuestas y empedradas, edificios sin ascensor y mala comunicación con otros sectores de la ciudad dificultan en gran medida la vida de las personas mayores del barrio y las condena al aislamiento, pues tienen que desplazarse a otras zonas para disfrutar de las mismas actividades que el resto de vecinas de Xixón. La reclamación de un espacio como el de El Coto o el de Contrueces es uno de las reivindicaciones históricas de este emblemático barrio.


Actividad ‘Café Tertulia’ en el Centro Municipal de personas mayores de El Coto

Proyectos contra la soledad de mayores

Desde 2021, el Proyecto Piloto Soledad impulsado por la Fundación Municipal de Servicios Sociales se encarga de detectar situaciones de vulnerabilidad en personas de 80 años o mayores que viven solas o acompañadas de otra persona mayor en distrito Centro, Cimavilla y Lavida, zonas donde esta problemática es más acuciante. El objetvio de este piloto no termina en la detección, su intención es «facilitar la vida de las personas mayores y dotarles de una seguridad», señala la socióloca y técnica de Promoción Social Carmen López. La etapa inicial consistió en un diagnóstico de la ciudad a partir de las necesidades declaradas por las propias personas participantes. El siguiente, en el que se encuentran actualmente, es proporcionar un número de asistencia para que sean ellas las que comuniquen una posible situación vulnerable.

En este mes de abril la fundación a través de las campañas ‘Soluciones en comunidad’ y ‘Tu barrio, contigo’, buzoneará folletos con el número de asistencia: 985 18 28 27. Además, se ha creado una Red de Comercios Amigables en la zona Centro junto con la Unión de Comerciantes de Xixón en la que se han adherido 50 negocios. Estos cumplen unos requisitos mínimos de atención a las personas mayores, informarán de la existencia de este teléfono y serán una antena informativa para los servicios sociales. En el proyecto, existe una comisión técnica conformada por profesionales del trabajo social y de la salud pública, que se encargará de valorar la situación de las personas y sus necesidades, a través de encuestas por teléfono para detectar si esa persona preocupa o su caso debe ser archivado. Por otra parte, unas mesas de trabajo formadas por personal municipal de distintas entidades públicas y privadas, que forman parte del ambiente frecuente de las personas mayores, como son: policías, bomberos, centros de salud, trabajadores sociales, personal sanitario, asociaciones vecinales de los tres barrios (Centro, Laviada y Cimavilla), la Unión de Comerciantes, el Colegio de Farmacéuticos o asociaciones implicadas en el ámbito social como Cruz Roja.

“La soledad no es un problema individual de la persona que se encuentra sola, sino que es algo que afecta a toda la sociedad y que, a mayor población envejecida, mayores problemas de soledad se van a tener si no hay mecanismos”, considera Beatriz Gala, socióloga y técnica de Promoción Social. Un problema social debe tener una respuesta también social. En eso consisten tanto el proyecto de Piloto de Soledad no Deseada como la dinamización de los diferentes centros de mayores, en combatir la soledad que afecta a un colectivo, en comunidad. En la actualidad, estos proyectos solo se centran en las personas mayores, pero no son el único colectivo vulnerable. Las trabajadoras de lo social detectan cada vez una necesidad mayor de crear proyectos que abarquen a toda la población, aunque se enfrentan a una gran falta de recursos. Para combatir este problema de salud pública es necesario que toda la sociedad arrime el hombre y se impliquen las Administraciones públicas, las fundaciones, organizaciones no gubernamentales y el tejido empresarial.