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Lecciones de ergonomía de la mano del asturiano más experto en la materia, Gustavo Rosal

La tecnología del factor humano consiste en diseñar de cara a las personas para crear productos y estructuras organizativas más eficaces: "Las enfermedades laborales tienen un coste altísimo para la sociedad y muchas podrían evitarse".

Por Redacción 12grados

Gustavo Rosal (Xixón, 1973) siempre quiso dedicarse a las personas por eso de pequeño quería ser médico. La vida tenía otros planes para él y terminó estudiando ingeniería. No obstante, como la cabra tira el monte, cuando escuchó hablar por primera vez de “factor humano” y “ergonomía” supo que era su destino laboral. Hizo un máster de Ergonomía en Barcelona y desde entonces ha trabajado como consultor en sectores tan dispares como la alimentación, la industria nuclear o la sanidad, entre otros. Tras el último congreso internacional de la Asociación Española de Ergonomía, celebrado en La Laboral, Rosal fue nombrado presidente de la organización. En este evento se juntaron más de 200 profesionales de todos los campos imaginables, psicólogos, antropólogos, médicos o abogados, por citar algunos, que muestran lo multidisciplinar que es la ergonomía. Difícil de definir, pero imprescindible para el desarrollo de las vidas y las sociedades humanas, dejamos que nos lo explique uno de los mayores expertos en la materia.

Gustavo Rosal, presidente de la Asociación Española de Ergonomía.

¿La ergonomía es la ciencia que estudia cómo debemos sentarnos para evitar lesiones?

-Eso es con lo que la gente se queda, pero la ergonomía es mucho más. Consiste en que cualquier diseño de un sistema, un producto, un entorno o de una organización tengan en cuenta las características, limitaciones y gustos del factor humano. Es decir, que no diseñemos de espaldas a las personas. Lo primero que hacemos los ergónomos es preguntarnos “¿hasta dónde llega un humano?” Y a partir de ahí diseñar. Los humanos tenemos sesgos, limitaciones cognitivas y físicas, cuando diseñamos hay que tener en cuenta todos estos factores.

Para entenderlo un poco mejor, pongamos un caso real. Si una empresa quiere fabricar una silla y pide su asesoramiento cómo ergónomo, ¿Qué aporta usted al diseño?

-Una silla es un producto diseñado para un usuario. Lo primero que haré es preguntar dónde la quiere vender. No es lo mismo vender una silla a un país del norte de Europa que para Indonesia, las medidas antropométricas son diferentes, por lo que la zona lumbar, que debe estar apoyada, irá en un sitio u en otro dependiendo a quién esté destinada. Una silla también tiene un componente cultural. En muchas culturas cuánto más poder tiene una personas, más respaldo tiene su silla, en consecuencia, un comprador puede tender a rechazarla por la cantidad de respaldo que tenga. Y fundamental, ¿para qué quieres la silla? Para leer, trabajar, multiusos… Estos son los valores del factor humano y hay que conseguir un equilibrio entre todos ellos para hacer un diseño ergonómico.

¿Las empresas suelen tener en cuenta estas cuestiones?

-Se piensa en la ergonomía cuando hay problemas. Siguiendo con el ejemplo de la silla. Compro sillas para mi trabajo sin preguntar a nadie y al sexto día de usarlas una persona empieza a quejarse de que le duele la espalda, la muñeca… En ese momento es cuando se piensan en llamar a un ergónomo. En ergonomía se distingue entre concepción y corrección, y nosotros solemos trabajar la segunda, aunque nos gustaría que la primera estuviera más extendida.

¿Qué problemas aparecen cuándo no se piensa en el factor humano desde el primer momento?

-El 80% de las enfermedades profesionales que hay en España son musculoesqueléticas. Eso supone un coste altísimo: bajas, operaciones… que costea la sociedad. Si diseñas sin tener en cuenta el factor humano este sistema es insostenible. El problema es que muchas veces el coste se distribuye entre mucha gente y quien toma decisiones no lo ve. Por ejemplo, si organizas mal una empresa hay trabajadores que acabarán haciendo más horas de las que deberían y eso penaliza. Cuando una persona tiene que trabajar 8 horas al día y acaba haciendo 11 horas, o es muy inútil o la organización es muy mala. Y en este país hay mucha gente trabajando horas de más. Eso es insostenible.

XII Congreso Internaiconal de Ergonomía celebrado el 13 y 14 de cotubre de 2022 en La Laboral.*

Hablando de esta ergonomía que no va asociada a un producto, la organizacional, ¿podría poner un ejemplo?

-El triaje que se hace en los hospitales es un método organizacional basado en el factor humano. En una sala de urgencias los sanitarios tienen que tomar decisiones rápidamente para priorizar a los pacientes y reducir al máximo los tiempos de espera. Hay que tener en cuenta que hablamos de una urgencia médica, las personas llegan enfermas y pueden estar alteradas y confundir síntomas. Además, los propios médicos pueden tener un mal día, esto afecta a su toma de decisiones y a la salud de los pacientes. Por eso es importante tener un método eficaz de triaje que reduzca estos riesgos. Otro ejemplo son las centrales nucleares. En este sector tiene que haber operarios trabajando 24 horas, pero está comprobado que entre las 3 y las 5 de la mañana el cerebro humano está menos activo, por eso es importante que los mantenimientos más complicados nunca se hagan a esta hora. De esta forma se reducen muchísimo los posibles accidentes debidos a errores humanos.

El año pasado la llamada ‘revolución de los jubilados’ llevó a los bancos a comprometerse por mejorar la atención a los mayores, ¿el sector bancario tiene que aplicar la ergonomía para cumplir esta promesa?

-Totalmente. Si en una aplicación das a un botón que inicia un proceso y este tarda un rato, pero en ningún momento avisa de que la operación “está en proceso”, una persona que no domina las nuevas tecnologías puede pensar que lo está haciendo mal y ponerse a dar a botones una y otra vez hasta paralizar la operación. Cuando un banco quiere aplicar un nuevo software hay que coger una muestra amplia en la que se incluyan personas mayores, darles a probar la demo y comprobar los resultados para ver cómo responden a esta tecnología. Pero esto, en España, no se hace.

¿En otros países se piensa más en la ergonomía?

-Sí, en el mundo anglosajón hay más cultura de ello. Un problema clave de España es que nos cuesta mucho trabajar en equipo y unos profesionales se creen más inteligentes que otros. Otra cuestión es que los anglosajones piensan en la ergonomía como una manera de optimizar resultados. Si un trabajador está más cómodo va a ser más productivo y esto se traducirá en beneficio económico, así piensan los anglosajones. En los países latinos, sin embargo, vendemos la ergonomía a través de la idea de confort, de hacer las cosas de forma más humana…Y eso, cuando llegas a una empresa, no convence, el aumento de beneficios resulta más atractivo.

«En España hay más suicidios que muertes en carreteras. Y muchos están originados por cuestiones laborales.»

¿La proliferación del teletrabajo revela nuevos problemas del factor humano?

-El teletrabajo tiene ventajas de conciliación, pero a medio largo plazo se está viendo una problemática relacionada con la salud mental. Durante el congreso tuvimos una charla sobre suicidio, un tema que sigue siendo tabú y es un problema tan grave como que en España hay más suicidios que muertes en carreteras. Y muchos están originado por cuestiones laborales. Con la proliferación del teletrabajo la carga mental es brutal. Hay menos trato con compañeros, mucho tiempo en videoconferencias…

¿De qué manera se puede aplicar la ergonomía para mejorar la salud mental de los trabajadores a distancia?

-Es importante pensar en cómo usamos la tecnología. No puede ser que pases horas y horas mirando una pantalla, es mucho más penalizador estar observando una videollamada que atender a una clase presencial, por eso una clase online tiene que durar menos. Con las videoconferencias, además, se está tendiendo mucho al ‘multitask’ a estar haciendo otra cosa mientras mantenemos una conversación y eso empeora nuestro rendimiento.

Para terminar con una nota positiva, ¿puede poner algún ejemplo exitoso de la aplicación de la ergonomía?

-La WII, fue un producto desarrollado con muchos ergónomos. Nintendo quería diseñar un producto que se adaptase totalmente al movimiento humanos, y lo consiguieron. ¡Jugaba hasta la abuela! Luego esa tecnología ha dado lugar a la realidad virtual. El WhastsApp también es una herramienta en la que han trabajado ergónomos, es muy intuitivo y hace que la comunicación digital se parezca los más posible a una conversación real. En tema tecnológico hay bastantes ejemplos, donde faltan muchos es en el desarrollo organizacional.