Escena 1. El camino
Día. Camerino.
Se preparan para salir a escena. ¿Es el final o el principio del camino? Llevan, por lo menos, cuatro años, preparándose para este momento. El teatro se estudia y se entrena, mucho. Estas actrices y actores que ahora entran en personaje lo han hecho en la Escuela Superior de Arte Dramático de Asturies (ESAD). Minutos después demostrarán lo aprendido ante el público expectante que va llenando las butacas — y se ganarán los catorce créditos que necesitan para culminar los sesenta que deben adquirir durante el cuarto curso Interpretación Textual para graduarse —, formado por compañeros y compañeras, claustro, familias, amistades y amantes del teatro en busca de talento joven. Se retocan el maquillaje y los vestidos, calientan el cuerpo y la voz. No es cosa menor: se preparan para su última función como estudiantes, el Taller Escénico.
Escena 2. El Taller Escénico
Ocho meses antes. Pasillos de la ESAD.
Es principio de curso y se cruzan en los pasillos con estudiantes que pisan esas baldosas por primera vez, evocando cierta nostalgia. Pero antes de despedirse de estos pasillos, deben enfrentarse al proyecto más completo de todo su recorrido. El Taller Escénico consiste en la preparación y montaje de una obra de teatro de la forma más cercana a la realidad profesional a la que se puedan enfrentar en un futuro laboral tan cercano que se toca con la punta de los dedos.
Empiezan por las fases tempranas de la producción: la elección del texto y el reparto. Con la primera decisión tomada, comienza el «trabajo de mesa». Analizan el texto, sus partes o unidades dramáticas, el subtexto, el contexto, las relaciones con los otros personajes, la posible simbología, el contexto sociohistórico de la época en la que se escribió, la relación del autor o la autora con su propia obra, con sus personajes, etcétera. De la mesa, pasan al cuerpo y a la voz, exploran los objetos, el vestuario, las luces y sombras, los sentimientos, las emociones y la química con su grupo.
El profesorado de múltiples disciplinas, así como varios exalumnas y exalumnos, se unen como ayudantes de dirección para trabajar a destajo y en comunidad construyendo las tablas sobre las que cada futura actriz y cada próximo actor puedan brillar en su gira final de curso. Esta turné comienza con la presentación en el Teatro de La Laboral y prosigue por dos teatros repartidos por la geografía asturiana.
Escena 3. La excepción.
Cuatro años antes. La promoción 2016-2020 preparan ‘Nuestra Natacha’ de Alejandro Casona y ‘El Inspector’ de Gogol.
«Es emocionante verlos, porque lo hacen increíble, pero también pienso en el nuestro y me da cierta envidia. Pero envidia buena, qué suerte tienen de poder vivir esto como despedida. Tengo compañeros que ni siquiera pude volver a ver. Un día estábamos probando voz en el teatro de La Laboral y al siguiente encerrados para no vernos más», reflexiona una graduada de la promoción de 2020. Aquel fin de curso hubo una excepción, como fue excepción de otras muchas cosas para todo el mundo. Las y los jóvenes que este año preparan su Taller Escénico comenzaban a tomar sus primeras clases en la ESAD cuando esta estudiante se disponía aprender el guion para su propio debut, hasta que la pandemia de la COVID-19 obligó a cancelar la atención. Un grupo logró sacarla adelante en forma de radio-teatro, grabando la voz desde sus casas. Pero nunca pudieron pisar las vibrantes tablas del Teatro de la Laboral que hoy les despierta una nostalgia agridulce.
Escena 4. El encuentro de Lorca con sus Bernardas
Teatro de La Laboral. El grupo 1 presenta su Taller Escénico con una adaptación de ‘ La Casa de Bernarda Alba’
«El teatro es la poesía que se levanta del libro y se hace humana. Y al hacerse, habla y grita, llora y se desespera. El teatro necesita que los personajes que aparezcan en la escena lleven un traje de poesía y al mismo tiempo que se les vean los huesos, la sangre», poetizó Lorca. El profesor encargado de la dirección de esta adaptación de ‘La Casa de Bernarda Alba’ es Joaquín Amores, exdirector de la ESAD y declarado amante del dramaturgo. Joaquín ha sabido traer la poesía a los huesos y la sangre de sus alumnas, creando imágenes tan potentes como las palabras del autor. Durante la representación, el público contenía la respiración tratando de grabar en la memoria cada una de las fotografías que creaba el movimiento escénico de los personajes.
Estas fotografías las enmarcaba una escenografía móvil que cambiaba en cada acto de posición: una mesa con sus sillas y en cinco paneles que recordaban a los parterres donde crecen las enredaderas. Cada uno de estos paneles correspondía a una de las hijas de Bernarda, situando sus habitaciones. En la esquina izquierda del proscenio, siempre atento a la escena e interviniendo justo a tiempo, Lorca con su piano. La música de las teclas del poeta acompañaba esta versión de la conocidísima historia de las mujeres de la España rural durante el duelo y su pudor.
Moviéndose entre el teatro y el metateatro, la adaptación de Joaquín Amores homenajea las costumbres del autor. Lorca acostumbraba a pasar veladas leyendo dramáticamente pasajes de sus obras, tocando el piano y compartiendo su arte con sus amistades. Y así es como él mismo irrumpe en la escena y desarrolla ante los ojos del público su vínculo con los personajes. Los vínculos son importantísimos en esta versión en el que todo el protagonismo visual recae en las propias actrices, pues son mayoría de mujeres tanto en elenco como en personajes, poniendo el foco en su trabajo antes y durante la preparación del taller.
El reparto lo integran Diego Velasco (Lorca), José Ramón Mira Rodríguez (María Josefa), Asier Rupérez Eguilleor (La Criada), Caterina Vázquez (La Poncia), Ana Rosa Martín (Bernarda), Iris Alonso (Angustias), Alba Madueño (Magdalena), Lidia Daniel (Amelia) , Carmen De Picoaga (Martirio) e Itsasne Martínez (Adela). Se repetía mucho entre los asistentes habituales a esta cita de cada Mayo que hacía mucho que no se veía un taller escénico final en el que todos los interpretes estaban a un nivel tan alto.
Escena 5. Una defensa del teatro y la risa como catarsis colectiva
Teatro de La Laboral. El grupo 2 presenta su Taller Escénico con una adaptación de ‘El amor en su Lugar’
En 2021, la película ‘El Amor en su Lugar’ de Rodrigo Cortés arrasa en nominaciones y premios trayendo al presente la representación de una obra de teatro en el guetto de Varsovia en enero de 1946. Una compañía de teatro judía trata de sacar adelante su comedia musical de Jerzy Jurandot para el público del guetto. A pesar del hambre, a pesar del frío, a pesar de las pérdidas y del miedo, de los tiros y las muertes, a pesar de todo eso el teatro pervivió. Con el permiso de la productora, el profesor de Escritura Dramática y Dirección Leopoldo García-Pumarino adapta la película a la escena teatral para que Nora López dirija a los jóvenes aspirantes en su obra final de grado. Aún no ha comenzado la representación y entre las butacas ya caminan algunos de sus personajes, muertos de frío, entregando panfletos de la representación, cuchicheando sobre sus planes o sobre los últimos acontecimientos del guetto.
Da comienzo la obra. En el escenario, otro escenario. El camerino, detrás, en alto; Las bambalinas, a los lados, ocultas al público de la obra que sucede dentro de la obra. Visibles para el público de las butacas de La Laboral al que se abre toda la escenografía: una habitación con su cama, su mesa, su puerta y su papel pintado. Vemos a los actores encarnando a otros actores, muertos de frío, algunos de miedo, pero dispuestos a sacar la obra adelante. La compañía entra y sale a escena y vamos enterándonos de los secretos y las relaciones en un juego musical y teatral que se mueve en los dos universos. El de dentro y el de fuera, el que se ve y el que no.
El reparto contó con Paula Lasheras (Stefcia), José Miguel Rodríguez (Edmund), Pelayo Carrizo (Patrick), Ana Valle (Ada), Agnes Dembinsky (Niusa), Emma Quintana (Irena), Raúl Pendás (Zylberman), Carla Suárez (Sarah), Mario Castro (Jozek), y un sublime Álvaro Baci (Sargento Szkop) que apareció al final para impresionar a todos, siendo prueba de que lo importante no es cuánto tiempo aparece un actor en escena sino lo que pasa en el tiempo en el que está en ella. Destacaron también Pelayo Carrizo y Agnes Dembinsky por su presencia escénica y una muy buena conexión cuerpo-voz-interpretación.
Escena 6. Final.
Se cierra el telón en los teatro asturianos. Las recién graduadas actrices y actores comienzan su camino.