En una de mis primeras clases en la universidad, donde estudié periodismo, un profesor nos soltó a los más de cien estudiantes allí presentes que después de la carrera acabaríamos trabajando en Zara. En ese momento nos reímos de él, pero el tiempo acabó dándole la razón. Después de cuatro años de graduarme he tenido varios trabajos — dependienta en tienda de ropa incluido—, pero nunca de periodista a jornada completa en un medio de comunicación. 
 
Aunque no se puede generalizar a partir de la experiencia personal y desde un sector tan precarizado como el periodismo, esta situación refleja buena parte de la realidad de los jóvenes en España hoy. Si entendemos que el objetivo de estudiar una 

¿Sirven para algo las carreras universitarias?

Una cosa es cierta: las carreras universitarias vieron la luz en un momento histórico en el que el acceso a la información y el conocimiento eran limitados. Su distribución, un privilegio. El tiempo de preparación de un programa sólido que dé cobertura a un “corpus” sólido de conocimiento garantiza además que el alumnado llegue al mercado laboral con aprendizajes obsoletos, y este problema se agrava en disciplinas altamente cambiantes.

> Tal vez no sea la existencia de carreras universitarias lo que debiéramos plantearnos, sino la forma en que estas deban adaptarse a un mundo altamente cambiante.

¿Pero es acaso el propio contenido de un temario la razón de ser de una carrera universitaria?