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Conocer la realidad para poder cambiarla

La Red de Inclusión Activa de Xixón, con la ayuda de voluntarios, realiza un conteo de personas sin hogar tomando una “foto fija” de las calles de Xixón durante la noche del 6 de septiembre.

Por Redacción 12grados

Un problema es todo aquello que tiene solución. En la Red de Inclusión Activa (REDIA) que integran la Fundación Municipal de Servicios Sociales y diversas entidades sociales de Xixón creen que el sinhogarismo es un problema de nuestra ciudad y que pueden dar con una solución para erradicarlo. “No se trata de abrir más plazas en albergues, sino de conseguir viviendas para las personas en exclusión severa y acompañarlas durante el proceso”, explica Marco Luengo, director de la Fundación. En Xixón hay 7000 vivienda vacías, según un informe publicado en 2021 por la Universidad de Oviedo, pero aún hay cientos de personas que no tienen acceso a un hogar digno. La cuenta es sencilla, con liberar un pequeño porcentaje de esas viviendas podría erradicarse el sinhogarismo. El proceso para conseguirlo es bastante más complicado. “Es una realidad invisibilizada. Y lo que no es visible no existe”, explica Luengo.

Dos voluntarios se preparan con su coordinadora antes de salir al conteo.

No se puede resolver un problema que no existe. El primero de muchos pasos para erradicar el sinhogarismo es visibilizarlo. Con este objetivo el jueves 6 de septiembre 130 personas, entre profesionales y voluntarios, se dieron cita en la pista de Las Mestas. De allí salieron a las 22.00 horas en pequeños grupos para recorrer 41 zonas de la ciudad en busca de las personas que duermen en la calle. Para participar, las voluntarias y voluntarios tuvieron que realizar una formación previa que les sirviese para conocer esta realidad y saber cómo actuar. El conteo se realizó con cuidado de respetar el espacio de las personas, sin despertarlas ni molestarlas. Salvo cuatro grupos que se encargaron de las zonas periféricas el resto se desplazó en taxis hasta el inicio de su recorrido que hicieron a pie, observando cada recoveco. Cada voluntario llevaba una mochila con mapas, linternas y formularios en los que apuntar los datos. Para evitar fallos de cualquier tipo también hicieron un registro online. Además del número de personas que pernocta en cada lugar, trataron de recabar informaciones como el sexo o la edad estimada de la persona, siempre que las circunstancias lo permitieron.

Última charla de formación en Las Mestas para aprender a seguir las pautas del conteo.

“Hay muchos prejuicios. Cuando piensas en una persona sin hogar te imaginas un perfil muy concreto. Un alcohólico mal vestido que duerme en un banco. Pero para nada es así”, comenta Cristina Pérez, una estudiante de Trabajo Social que participó como voluntaria en el conteo. Otros voluntarios, como Galo, un jubilado cuya profesión nunca estuvo relacionada con los servicios sociales, descubrieron en el curso de iniciación que “no tenemos ni idea de lo que significa no tener un techo”. De los 13 millones de personas que están en riesgo de exclusión social en España el eslabón más débil lo integran las personas en exclusión severa, entre las que se encuentran aquellas que pernoctan en los recursos residenciales de la ciudad, en chupanos (lugares abandonados) en sus coches o a la intemperie de las calles. Los resultados del conteo realizado este jueves se sumarán a los que proporcionen albergues y otros recursos similares. En 2019, la primera y única vez que se hizo un estudio similar en Xixón, el sinhogarismo afectaba a 439 personas y 142 de ellas dormían a la intemperie o en chupanos.

“Las cifras totales fueron impactantes. Antes de hacerlo no sabíamos exactamente lo que nos íbamos a encontrar”, confiesa Lidia Fernández, una trabajadora social que participó en el conteo anterior organizado por la asociación Mar de Niebla. “Nos sirvió para ver que hay recursos que ni siquiera están llegando a las personas que los necesitan. Hay que cambiar la manera de hacer las cosas. Son los recursos los que tienen que adaptarse a las personas y no al revés”, prosigue. Esa máxima la comparten todos los profesionales que integran REDIA. Precisamente, tomar esta “foto fija” de la situación del sinhogarismo en la ciudad pretende servir de punto de partida para diseñar estrategias que se adapten a las personas. “Creemos que es importante incorporar a las personas sin hogar en la toma de decisiones para mejorar el servicio de la red”, relata Marco Luengo sobre las muchas incitativas que tienen entre manos.

Los voluntarios llevan mapas de sus zonas en las mochilas para evitar tomar un dato dos veces

Detrás de la jornada de conteo hay más de 5 meses de trabajo. Elaborar la metodología y la logística fue “complejo”, reconocen los organizadores, y aún quedan muchas aristas por limar. Sandra Canteli es trabajadora de NACAI, una entidad que hace intervenciones directas con las personas sintecho y ya participó en el primer conteo. “Los datos que publiquemos serán una foto fija de la noche de hoy, del 6 de septiembre, pero cada noche la realidad cambia”, asevera. Depende mucho de la estación del año, de la meteorología o incluso del día en que cobran las pensiones. Cuando consiguen dinero algunas personas alquilan una habitación por unos días y luego tienen que volver a la calle, por eso es difícil hacer un conteo que se ajuste del todo a la realidad. Para Canteli “lo ideal sería salir dos veces al año”. Luengo concuerda, pero reconoce que “no se puede pedir más a los trabajadores de la red” que ya estiran presupuestos y horas para tratar de dar servicio a las personas que lo necesitan.

Voluntarios y profesionarles pasan unas tres horas realizando el conteo. Toman fuerzas antes de salir.

La noche del jueves llovió, lo que habrá empujado a muchos a buscar otro refugio. El viernes siguiente se distribuyeron informes en los albergues y recursos de día para que las personas que hubieran pernoctado en la calle los rellenen y obtener informaciones más detalladas sobre su situación. Una vez terminado el conteo quedan por delante muchas semanas de trabajo para interpretar los datos que REDIA espera publicar el 28 de noviembre. Con o sin conteo los profesionales del trabajo social recuerdan que el problema del sinhogarismo es el resultado del fracaso de un modelo de ciudad que esquiva a parte de la ciudadanía. El alto precio del alquiler, inestabilidad y precariedad laboral, enfermedades mentales sin tratar, migrantes que se dan de bruces con trabas burocráticas, falta de apoyo familiar… son algunas de las causas detrás las personas en exclusión severa. Todas ellas se pueden cambiar desde la política y desde la implicación de la sociedad civil.

Un grupo de voluntarias toma el taxi que las llevará hasta el inicio de su recorrido.