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El arte de la imaginación sin límites

Sebastián Ruiz experimenta con su imaginación a través de la pintura abstracta y expone 20 de sus obras en Caja Rural hasta el 31 de marzo.

Por Redacción 12grados

Un colador, un peine, vasos, globos, pajitas, algodón e incluso masilla para la pared son algunos de los elementos que utiliza Sebastián Ruiz para dar forma a sus cuadros. Algunos empleados solamente para verter la pintura sobre el lienzo y otros que acaban convergiendo con el acrílico de su obra. Para Ruiz la pintura es una afición con la que deja ir su imaginación y no tiene límites ni reglas. La técnica que usa es el arte fluido, también llamado pouring, que da lugar a imágenes abstractas. Derramando pintura acrílica sobre un lienzo crea diversas formas, movimiento y texturas dependiendo del trato de la pintura y los elementos que se le añadan.


Sebastián Ruiz frente a dos de sus obras

Ruiz es natural de San Sebastián, aunque hace catorce años fue acogido como un xixonés más, se considera pintor aficionado como lo es también de la cocina y su andadura en el mundo de la pintura viene de lejos. Empezó pintando paisajes al óleo, una técnica muy diferente a la actual, y en su camino hacia el arte fluido estuvo diez años alejado de los lienzos. El pouring le devolvió las ganas de pintar, para Ruiz esta técnica es especial por la posibilidad de producir cuadros únicos y exclusivos con la singular característica de que cada persona ve y siente una experiencia diferente al observarlos.

Los primeros ocho segundos de contacto con un cuadro son decisivos, el autor considera que al observar una obra, entiendas o no de arte, tienes ocho segundos para saber si te gusta o no. Después de este primer contacto, el espectador puede interesarse por la técnica y el proceso de creación o, por el contrario, puede sentirse reacio a la obra. El trabajo que hay detrás de cada obra es más costoso de lo que parece tras el primer contacto. Su proceso creativo empieza con la selección de los colores de la composición, luego llega el turno de plasmar su imaginación sobre el blanco y el resultado depende de “la textura que le des a la pintura, del químico que le eches, de la cantidad, del calor que apliques y de muchas otras cosas”, aclara el autor. Su intención es que la gente no solo se enfoque en una mirada, Ruiz afirma: “Un cuadro te tiene que hacer ver y vivir cosas, te tiene que abrir la mente”.

El autor suele tardar más en la preparación y mezcla de la pintura que en el posterior trabajo sobre lienzo. Es un proceso de prueba y error hasta conseguir el resultado deseado. Después de eso se traslada de su mesa de pruebas al lienzo, donde finalmente puede dejar ir su imaginación con delicadeza. El pintor vierte la pintura sobre el lienzo con un colador, a través de un vaso, con peines o con cualquier utensilio que se le ocurra, para luego mover el cuadro en las direcciones que desee dirigir la pintura. También juega mucho con la textura de sus obras, añadiendo en la base del cuadro algodón, papel, masilla o incluso arena de playa. Según el autor, la pintura es como un ser vivo “según la trates va a actuar. Entonces se trata de investigar cómo va a actuar y cuando actúa de la forma que tú quieres, entonces es cuando lo tienes”.

Su arte no tiene reglas ni límites, se compone de investigar, manejar la pintura y jugar con elementos externos para llegar al resultado final de la obra. Un juego durante el proceso creativo en el que puede utilizar una pajita o un secador para remover la pintura, colonia para comprobar cómo actúa el alcohol sobre la pintura acrílica o un soplete de cocina para calentarla. Un juego de una persona que no vive ni pretende hacerlo de sus cuadros, con pasión por el arte de pintar y de enseñar a la gente a través de su exposición que la imaginación no tiene límites. La obra del Sebastián Ruiz podrá visitarse de forma libre y gratuita hasta el 31 de marzo en el la sala de exposicones de la Caja Rural de lunes a viernes, de 11.00 a 13.00 horas, y de 17.00 a 20.00 horas.