Una semana después de las protestas en Cuba, todavía quedan signos de las manifestaciones. Policías en las esquinas, grupos de personas gritando a favor de la revolución y las ya habituales largas colas para comprar productos básicos.
Los cubanos están empezando a perder el miedo, aunque muchos fueron detenidos con distintas condenas o arrestos domiciliarios. Consideran las protestas «un antes y un después» y se respira la sensación de que no hay vuelta atrás.
Mientras en la isla todavía hay problemas para acceder a internet, las manifestaciones por la libertad de Cuba se replican en países de todo el mundo, incluyendo Estados Unidos y España.