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Los videoclubs o cómo reinventarse para regatear la extinción

El negocio del alquiler de películas en formato físico se ha reducido drásticamente ante la aparición de las plataformas digitales, pero aún existen locales que prestan este servicio y que han conseguido darle una vuelta al concepto para permanecer abiertos

Por Redacción 12grados

A muchos la palabra ‘videoclub’ le traerá grandes recuerdos. Imágenes grabadas en la memoria recorriendo los estantes repletos de carcasas de colores, dentro de los cuales se encontraba una cinta que contenía una gran historia. Esa aventura te la llevabas a tu casa a cambio de pagar un pequeño alquiler y bajo la promesa de devolverla, rebobinada, en el plazo fijado. Hoy en día, a la población más joven, el término ‘videoclub’ no les dice nada más lejos que el conocimiento, y eso si les han hablado de ello, de ser el ‘antepasado’ de las plataformas digitales tales como pueden ser Netflix o HBO. Sin embargo, pese a que cada vez es más raro cruzarse con un local de esta naturaleza abierto, aún quedan quienes resisten el paso del tiempo y la aparición de cada vez más y más contenido online. Y lo hacen tanto reivindicando las ventajas que da el formato físico (donde las cintas VHS ya hace tiempo se transformaron en DVDs y Blu-Rays) así como reinventándose y sumando servicios adicionales e innovadores al ya dado anteriormente.


El videoclub ‘Videorecords’, uno de los últimos en cerrar sus puertas

En la ciudad de Xixón apenas quedaban al inicio de 2022 media docena de videoclubs abiertos. Sin embargo, la ola tecnológica se ha llevado por delante un par durante estos últimos meses. ´Videorecords´, en la calle Badajoz, ponía fin al negocio a finales de verano y cerraba sus puertas, mientras que en pleno Natahoyo, ‘El neñu’ pone a día de hoy en liquidación todas las películas que les quedan para quedarse solo en un quiosco/bocatería. José Manuel Souto regenta otro quiosco, ‘CJ’, situado en la calle Oriental número 26 desde hace 30 años. Siempre hicieron las veces de quiosco, así como de tienda de electrodomésticos varios. No obstante, hace tiempo también formaban parte de la red de videoclubs de la ciudad. Eso es cosa del ayer. Sin embargo, como homenaje a ese pasado, mantienen un pequeño espacio para la compra de películas, en lo que llaman, nostálgicamente, una zona «romántica». Souto cree que la llegada del DVD fue el principio del fin para los videoclubs, pues hacía que las películas fueran muy fáciles de piratear. Su experiencia en Estados Unidos, donde la debacle del negocio comenzó con antelación, fue el toque de atención necesario para que el ‘CJ’ dejase a un lado la función de videoclub y se focalizase más en el servicio de alimentación y electrodomésticos para evitar con éxito las posibles pérdidas.

Si hay un ejemplo de resiliencia y de capacidad de reinvención constante dentro del sector es sin lugar a dudas el de ‘Videoclub 85’. Establecido en la calle Eulalia Álvarez 29, su actual dueño, José Fermín Gordo Álvarez ha conseguido mantener la esencia de los videoclubs de siempre sumandole esos recursos adicionales que hacen atractivo el local y el modelo de negocio a ojos del consumidor. El espacio lleva abierto desde 1985 y él lleva al mando desde el año 2000, por lo que ha vivido desde dentro la evolución de este mundo comercial y audiovisual y ha ido tomando medidas para contrarrestar las adversidades. El lugar cuenta ahora con más de 35.000 títulos distintos del mundo del cine, todos en formato físico, que se van actualizando cada poco. «Tratamos de tener películas que no encuentras en las plataformas digitales. Al final estas tienen muchos títulos comerciales pero clásicos tienen muchos menos», explicó Gordo que también aludió a la calidad de la imagen como otro motivo para escoger el producto en físico. «La gente quiere la mayor calidad posible y conseguir eso en streaming es mucho más complicado, requiere algo más potente que no se suele tener», comentó.


José Fermín Gordo, frente a algunas de las películas que tiene el videoclub

Al igual que muchos otros de estos locales, también cuentan con productos de alimentación. Sin embargo, estos productos pueden ser consumidos dentro del establecimiento. Al igual que las películas. Porque sí, si algo hace especial a ‘Videoclub 85’, y no solo a nivel de Xixón, sino a nivel nacional pues son muy pocos los que ofrecen este servicio, es el tener su propia sala de visionado. Un cine a tamaño reducido con unas 14 butacas donde todas las semanas se realizan proyecciones cuya entrada, 4.90, no se paga como tal, sino que se paga mediante la consumición de la comida y bebida con la que entres a la película. Esta sala también puede ser alquilada para grupos de 5 o más personas a razón de 6.50 euros cada uno, pudiendo ser reservada por menos de 5 personas si el montante que se paga sigue siendo de 32.50 euros en total. En esta reserva de la sala los clientes eligen el día, la hora y la película a visionar. El resultado de esta apuesta es sin duda un éxito rotundo. «La sala nos ha dado un auge. Cada semana vienen varios grupos de amigos, grupos de cumpleaños e incluso parejas a ver la peli que ellos quieran en alta definición mientras están a su aire».


José Fermín Gordo, en la sala de cine dentro del Videoclub 85

‘Videoclub 85’ tiene cuerda para rato y mantendrá viva la cultura de los videoclubs en Xixón, pero, como dice su dueño José Fermín Gordo, hay que seguir cuidando los detalles para no perder el ritmo. «Seguir teniendo una gran variedad de títulos es importante y que sean todos de la mejor calidad posible», la principal premisa para ellos. El local, en el que hacerte socio es totalmente gratis y solo hace falta presentar el DNI, también cuenta con alquiler de videojuegos, algo que según Gordo tiene gran éxito entre la gente. David contra Goliath. Los videoclubs contra Internet. Una batalla para la que, para sobrevivir un día más a la extinción, los primeros, ya un número reducido, deberán seguir reinventandose para ofrecer algo distinto que haga que el consumidor no solo se olvide de ellos, vea sus virtudes y no los convierta en un recuerdo de su pasado, sino en un plan para el presente.