Ni de letras ni de números, Covadonga Pérez (Xixón, 2001) supo desde bien pequeña que lo suyo eran las artes. Por eso, al acabar el instituto decidió dejar Xixón y marcharse a Bilbao para estudiar Bellas Artes. Una carrera que, combinada con su ansia de hacer cosas con las manos, le ayudó a encontrar su medio de expresión perfecto: el arte textil. Una práctica muy relacionada con su condición de TDAH, que la impulsa constantemente a buscar nuevas dosis de dopamina y nuevas técnicas que aprender, algo que acaba reflejando en sus obras.

Covadonga Pérez | Marta F. SIlverio
Cova encontró en el arte textil lo que no conseguía con la pintura y la escultura. «Nunca acababa de conectar del todo con ninguna de las dos», expresa la artista. Para ella, el textil es una mezcla de la tridimensionalidad de la escultura y el juego de formas y colores propio de la pintura. Descubrir técnicas como el tufting o el punch needle para trabajar la lana o las fibras, ha sido su modo de poder juntar ambos conceptos artísticos. Con estas técnicas, Cova crea tapices naturalistas, jugando con texturas que evocan musgos y líquenes, pero también con referencias al mundo onírico y a la rica tradición mitológica existente en Asturies.
El punto de partida actual de sus obras es la naturaleza y la tradición, y de eso se compone ‘Tierrina’, su trabajo de final de grado. Un proyecto que nace de la recopilación de imágenes tomadas por la artista durante sus salidas al monte, rutas por senderos o cualquier rincón verde de Asturies. Fotografías que después le sirvieron de inspiración para elegir los colores y las composiciones de sus tapices. Cova representa en sus obras la parte romántica del paisaje asturiano, esa ‘Tierrina’ verde, llena de naturaleza. No obstante, es consciente de la otra cara de la comunidad, más industrial y gris. «Pretendo que el espectador se meta dentro de estos tapices para evadirse de todo el mundo, de la industria y todo lo que hay aquí también, de la contaminación», explica.

Una de las piezas que integra la serie ‘Tierrina’ expuesta en Galería Sala Sola durante el festival Emerxentes 2024 I Marta F. Silverio
Las texturas son un pilar fundamental del lenguaje de Cova. Sus tapices están pensado para que la gente los toque, escapando de la idea de que la única interacción con una obra sea exclusivamente visual. La artista busca ir más allá y romper la barrera que imponen los clásicos carteles de “no tocar” en los museos, promoviendo un arte que invite a la experiencia sensorial completa. Además, Cova relaciona íntimamente esa necesidad de tocar sus obras, con que el arte textil sea envolvente e invite a tocarlo, más que una pieza pictórica: «El textil lo tenemos al rededor de nuestro cuerpo, con telas, jerséis o gorros, creo que al envolvernos en estos tipos de lanas y telas lo convierten en un arte más acogedor y hogareño”.


Detalles ‘Tierrina’ I Marta F.silverio
El sentido de la vista y el tacto no son los únicos que explora la artista. En ‘Textura’, el proyecto sucesor a ‘Tierrina’, Cova incorpora la parte sonora, un paso más para involucrar e incentivar la participación del público en la obra. Una sala oscura y vacía, sin estímulos, solamente una mesa vacía para postrar la obra y unos cascos, así la pieza se volvía envolvente para cada espectador. “Con sensores piezoeléctricos detrás de la obra, conectados a un amplificador y a unos cascos conseguí que fuera más envolvente”. Esta instalación, era una pieza de ‘Tierrina’, aunque en este caso su intención fue darle prioridad al sonido y a la parte táctil por encima de trasladar esa idea de naturaleza y tradición.
La exploración sensorial de Cova a través del arte textil continuará este primer semestre del año en LABoral Centro de Arte, por su reciente selección como residente en la 1ª convocatoria de residencia 2025. Allí desarrollará su nuevo proyecto ‘Vibraciones sonoras’, una instalación interactiva que evoluciona de sus anteriores obras ‘Tierrina’ y ‘Textura’. En esta propuesta, Cova seguirá profundizando en la dimensión sonora de sus piezas mediante sensores piezoélectricos que reaccionarán al espectador al tocar las piezas, dependiendo de la intensidad, el ritmo y la ubicación del contacto. Un proyecto más en el que la artista quiere poner en valor el papel activo del público, integrando el tacto y el sonido en la experiencia artística.

Covadonga Pérez | Ana Ibarz
Esta residencia artística significa una oportunidad para que Cova, al menos por ahora, decida quedarse en Asturies, aunque no sea una decisión definitiva. Lo que tiene claro es que le gustaría seguir trabajando en el ámbito artístico, ya sea exponiendo en galerías o participando en más residencias. Lo primordial para esta es que el mundo artístico no se estanque en España, comparando la escena nacional con la evolución constante de otras ciudades punteras como Berlín: «Poco a poco va a ir mejorando, pero si se queda estancado como está ahora, muchos artistas nos vamos a acabar yendo».