Para un artista emerxente, sacar un primer disco es una proeza que suele venir precedido de años de trabajo y de salir a buscar todas las oportunidades que la música y el contexto brinden. El resultado de la mezcla de disciplina y talento. Nacho García, ‘Mardom’ (Xixón, 1998), como buen joven precario, ha combinado horas infinitas de grabación con noches de guardia en su trabajo como médico, para poder celebrar estos meses la salida de su primer álbum. Lo hace junto a sus músicos, sus amigos, su gente. Aquellos que han compartido este camino y que hoy disfrutan con orgullo el fruto cosechado. Unas canciones que beben del ritmo de la música negra y que ya se cantan en las salas de Asturies mientras empiezan a corearse fuera de la región. Estos últimos meses han sido toda una montaña rusa para Mardom, que terminará una gira que le ha llevado de Valencia a Galicia con un concierto el 25 de enero en la Sala Intruso de Madrid, su nuevo hogar.
Nacho García, en la Salvaje I Marta F. Silverio
—¿Cómo estás viviendo estos días posteriores a la salida de tu primer disco?
—Estoy muy contento por cómo ha ido el lanzamiento del disco y por cómo lo está recibiendo el público. A la gente le está gustando y ha llamado la atención de personas que no conocían mi música. Después de muchos años de trabajo, es, por así decirlo, la primera presentación oficial del proyecto. Así que por ese lado bien. Por otro lado, el papel de joven precario queriendo hacer música implica tener dos trabajos a tiempo completo, por lo que no estoy durmiendo mucho. Pero en general estoy feliz.
—¿Cómo organizas tu tiempo para llegar a todo?
—No soy una persona muy organizada, pero lo intento. Trato de priorizar cuando se puede el dormir y el estar bien, porque sino da igual lo que hagas que no te va a dar la vida. Y en los momentos en los que no se puede, trato de relativizar las cosas y tirar para adelante con el trabajo. La sensación chula es cuando ves, por ejemplo, que te sale una canción. Cuando pasa algo así, sientes que todo merece la pena.
—En el concierto de presentación del disco en Xixón, tenías en primera fila a todos tus amigos, visiblemente emocionados y orgullosos por ti. Debió significar mucho.
—Esa gente que estaba allí son amigos míos desde el instituto. Me han visto tocar desde los 14 años y algunos incluso han tocado conmigo. Han compartido junto a mí el camino y han seguido ahí hasta este momento. Gran parte del disco está dirigido a ellos. Es un orgullo verles apoyarme y cantar mis canciones. Y, sobre todo, saber que ellos son la red que me sujetará si me caigo. Uno de los mayores privilegios de mi vida es la gente que me acompaña.
Mardom en concierto en la Salvaje. 2405.2024 I Marta F. Silverio
—Amigos cantando en primera fila, pero también compartiendo escenario. ¿Cómo es compartir este sueño con músicos que a la vez son amigos?
—Que hayan perseguido conmigo este sueño febril y que me sigan acompañando es algo muy grande. Con ‘Pechu’ [batería] llevo tocando desde hace casi diez años. René [bajo] y Diego [teclado] se unieron también muy pronto. Es increíble poder crear música juntos y desarrollar una amistad en el proceso. Se lo digo siempre: me los quiero llevar de gira al fin del mundo. Nos lo pasamos superbién tanto dentro como fuera del escenario. Y creo que eso es algo que se transmite al público.
—El disco está dedicado a las personas que te han acompañado en este camino, ¿Pero cuál es su enfoque concreto?
—El disco habla un poco del paso de la adolescencia a la juventud. En la adolescencia la gente que tienes alrededor es muy determinante. Es una época de mucha inseguridad en la que necesitas mucha validación y el paso a la juventud rompe un poco con eso y pasas a tener una visión personal más clara. Pero, aun así, la gente sigue siendo muy importante. Y por ello, mi visión del mundo está en consonancia con la gente que me rodea. También entra el factor de tener que irte a vivir fuera por trabajo. Entonces el hecho de que pese a la distancia, tu gente siga ahí contigo es motivo de celebración. Todos esos temas formaron parte de la instrospección a la hora de conformar el disco.
—¿Qué dirías que ha cambiado del Mardom de hace unos años que empezó a componer este disco al Mardom de ahora?
—Esta primera gira ha hecho que ganemos tablas sobre el escenario. Tanto René y Diego como Pechu son gente con mucha experiencia y que han tocado con muchos artistas. Yo llevo también desde pequeño tocando, pero estoy notando un desarrollo en el escenario bastante guay. Y musicalmente hablando, creo que a raíz del disco se ha mejorado también en cuanto a la calidad de las letras y en la búsqueda de un sonido más definido.
Diego ‘Pechu’ Rubio, batería de Mardom en la Salvaje. 24.05.2024 I Marta F. Silverio
—¿Qué le dirías a tu yo de aquel entonces?
—Que deje de rayarse. Creo que es algo inherente a los artistas, esta presión de querer hacerlo todo, todo el rato. Pero también se puede respirar, no hace falta estar a tope constantemente. Para hacer un primer disco hace falta luchar contra viento y marea pero merece mucho la pena. Eso sí, no hace falta adelantarse. Es importante desarrollarse como artista. Escribiendo, haciendo música e ir descubriendo lo que quieres, confiando en ti mismo y dejándote aconsejar por gente que sabe más que tú, algo que puede no ser fácil de primeras.
«La falta de estas salas va a provocar una brecha muy grande. Pasar de un acústico en el Toma3 a un concierto en Acapulco es un salto que para muchos va a ser insalvable»
—Has tocado en El Molinón, tus canciones suenan en la TPA… ¿te sientes acogido en Asturies?
—Es un orgullo. Hablamos mucho de la falta de espacios, pero si es cierto que Asturies mima mucho a sus artistas, los tiene en consideración y eso es chulo.
—¿Qué se te pasa por la cabeza cuando salen noticias como el cierre de salas emblemáticas de la música en Asturies como el Savoy o la Salvaje?
—A parte de una pena personal enorme, como me pasó en su momento con el cierre del Patio de la Favorita, creo que demuestra un problema Somos una región con muchísimos y muy buenos artistas, especialmente ahora estamos en una época en la que varios grupos están explotando a nivel nacional. Pero esta falta de espacios puede ser un problema para los artistas actuales y para los que están por venir. Sin esas dos salas que mencionas seguramente no podría haber llegado a sacar mi disco. Me he criado en el Savoy, mis primeros conciertos fueron allí. En la Salvaje actuamos cuando el proyecto aun estaba en pañales. La falta de estas salas va a provocar una brecha muy grande. Pasar de un acústico en el Toma3 a un concierto en Acapulco es un salto que para muchos va a ser insalvable.
—¿Qué solución ves a este problema?
—Es un tema complejo. La gentrificación de la región y los centros de sus ciudades van a hacer que estos lugares se conviertan en parques de atracciones para los visitantes y esto va a hacer que muchos espacios culturales necesarios para le gente asturiana no estén y eso va en detrimento de su arte. El apoyo popular existe, se necesita una protección institucional y que se impulse una cultura del arte local. El desarrollo del arte en asturianu es algo que puede ayudar mucho en esta situación, su defensa está siendo muy firme.
—¿Con qué artistas del panorama te gustaría compartir escenario o querrías colaborar en un tema?
—Hay una ola de música muy chula en Asturies ahora mismo. Si es verdad que mi estilo difiere un poco de otros artistas y llegar a puntos comunes puede llegar a ser complejo, pero la hornada de Drugos, 8 y medio, Los Acebos… me parece que son unos grupazos, además de ser majísimos, así que trabajar con ellos molaría. Y luego con artistas en asturianu, está Ferla M, Llevólu’l Sumiciu…actualmente estoy componiendo un tema en asturianu, así que supongo que en algún momento tendrán noticias mías…
Mardom en el backstage de la sala Acapulco durante el Festival Emerxentes. 04.11.2023 | Marta F. Silverio
—Acabas de sacar el disco, estás con los conciertos de la gira y sigues componiendo. ¿Un artista debe estar en continuo movimiento?
—No se hasta que punto es positivo. El tema de no parar con la música sumado a un trabajo que te consume más de 40 horas semanales… es positivo en ciertas cosas, porque tengo una gran capacidad de trabajo y eso se traduce en que salgan cosas muy buenas pero creo que también es sabio saber parar. Trabajar sin cesar no es sano y creo que yo tengo puntos en los que tenso demasiado la cuerda. Y estoy ahora aprendiendo a frenar. Tras este concierto en Madrid, y después de casi un año con conciertos mensuales, nos tomaremos un descanso para poder abordar estas nuevas canciones en las que trabajamos de forma tranquila y con mimo.
—Respecto a estas nuevas canciones en las que ya estáis trabajando, ¿podemos esperar una evolución en vuestro estilo?
—Justo en eso estamos ahora. Queremos definir con palabras y conceptos lo que significa «sonar a Mardom». Este disco actual toca muchos estilos, pero es coherente entre sí. Las canciones que estamos haciendo ahora también guardan coherencia, pero estamos jugando más que antes con estilos diferentes. La mayoría que beben de la ‘música negra’, como el soul o el funky. Pero de ahí van a más estilos, se van al urbano, al trap, al blues… Antes de sacar nada nuevo nos toca definir ese «sonido Mardom».
—¿Un sueño musical?
—Mi sueño es conseguir llenar salas como la Acapulco en quince ciudades de España. Meter 200 personas en Madrid, Barcelona, Valencia, Sevilla… Y otro sería aprender a disfrutar más del camino. Que ya lo hago, pero querría hacerlo aún más, con menos estrés.