Un bootcamp es un curso intensivo, con temarios concentrados y un enfoque totalmente práctico. Son formaciones muy valoradas en el sector tecnológico por su capacidad para preparar al alumnado en su incorporación al mundo profesional. Sin embargo, su alto coste lo convierte en inaccesible para muchas personas, sobre todo para quién se encuentra en situación de desempleo. En Asturies, esta barrera se reduce con Factoría F5, una asociación sin ánimo de lucro que ofrece formación gratuita y de calidad en competencias digitales clave como programación, inteligencia artificial, cloud computing y ciberseguridad.
Factoría F5 cumple cinco años democratizando el acceso a la formación tecnológica en Asturies. Cinco años en los que, según su responsable Rebeca Rodríguez, “se ha consolidado como un espacio de crecimiento para las personas, en las capacidades transversales que requieren las empresas y en la selección de talento digital para las empresas tecnológicas asturianas”. Ahora, la entidad traslada su sede a un nuevo local en Xixón, tras cinco años en el Centro de Empresas de Langreo, manteniendo su compromiso de acercar la formación a toda la población asturiana, pero esta vez desde un espacio propio.
Fiesta de inauguración Factoría 5 en Xixón | Ana Ibarz
María Alejandra, de 31 años, es actual coder —nombre que reciben los y las alumnas de Factoría F5— de la formación que ofrece actualmente la entidad. En en situación de desempleo, sin la posibilidad de acceder a un bootcamp gratuito, le hubiera sido imposible pagar entre 5.000 a 12.000 euros que suelen costar estos programas. Una realidad similar vivió Ángel Aragón, de 30 años y también coder, quien al conocer Factoría F5, encontró una oportunidad que no se esperaba: «Tenía entendido que son una gran oportunidad para programadores, están muy bien vistos por las empresas y normalmente no son fáciles de acceder porque o las gratuitas son muy restringidas o las que son de pago, suelen ser muy caras”.
Rural Camp: un empleo sin renunciar a la calidad de vida
Uno de los pilares de Factoría F5, como parte de su trabajo por llegar a todas las personas, es la inclusión digital en las zonas rurales, un objetivo que materializan a través de su proyecto estrella: Rural Camp. “La tecnología es uno medio para facilitar a las personas formarse y trabajar, y justo en las zonas rurales en ocasiones tienen menos posibilidades de acceder a estas”, señala Rodríguez. Con la tecnología consiguen llegar a personas que viven alejadas de los núcleos urbanos y les ofrecen una alternativa de futuro sin necesidad de trasladarse, ya sea mediante el teletrabajo en una empresa o incluso desarrollando su proyecto personal.
La coderNoemí Casaprima, de 47 años, que reside en Bayas, al igual que María Alejandra en Moreda y Ángel en Figaredo, se encuentran dentro del programa de Rural Camp. “La despoblación es un problema más amplio para simplemente solucionarlo combatiendo la brecha digital, pero si hay más oportunidades para tener servicios y para poder tener un empleo en el sector que te guste puedes plantearte un proyecto de vida en una zona rural”, expone Rodríguez.
Para Noemí, el sector tecnológico representó una oportunidad para darle una vuelta a su vida, tras años dedicados a trabajos administrativos. “Un poco por conciliación, porque tengo dos críos pequeños, mi madre necesita que la cuiden, necesitaba algo que me permitiera teletrabajar”. Más allá de la flexibilidad, el ámbito tecnológico le ha permitido superar sus propios límites, enfrentarse a nuevos proyectos y retos que en su trabajo como recepcionista no tenía. Igual que Ángel que cursando Rural Camp desde Figaredo puede equilibrar su formación con su vida familiar, algo que busca a futuro con un empleo, sin renunciar a la calidad de vida de su entorno.
Fiesta de inauguración Factoría 5 en Xixón | Ana Ibarz
Fiesta de inauguración Factoría 5 en Xixón | Ana Ibarz
Fem Coders: Código en femenino
Pero Rural Camp no es el único proyecto estrella de Factoría F5. También impulsan Fem Coders que está enfocado en la formación de mujeres en tecnología para combatir la brecha digital de género. “En el sector tecnológico, el 75% son hombres y es necesario que las mujeres sientan que tienen un lugar para poder desarrollarse laboralmente en el sector”, explica Rodríguez. Gracias a este enfoque, actualmente el 58% del alumnado son mujeres. Otro de sus proyectos centrales es el IA School, una iniciativa pionera que busca convertirse en la primera escuela digital de inteligencia artificial a nivel estatal, aunque en Asturies aún no ha comenzado a operar.
El perfil que acude a Factoría F5 es diverso en género y edad, pero la mayoría comparten su situación de desempleo y el gran interés por el sector tecnológico. La motivación es clave para afrontar la intensidad de estos cursos, que pueden tener entre 800 y 1.200 horas de formación. “En ese tiempo, se desarrolla un perfil junior para trabajar en una empresa y muchas personas parten desde cero”, explica Rodríguez. María Alejandra, Ángel y Noemí llegaron a Factoría F5 con cierto bagaje en programación y desarrollo web, ya que las tres habían estudiado Desarrollo de Aplicaciones Web.
El principal reto para los y las coders no es solo adquirir conocimientos técnicos, sino enfrentarse a un mundo desconocido y a las inseguridades que esto conlleva. Por ello, la entidad no solo se centra en la enseñanza tecnológica, sino también en el acompañamiento y formación en empleabilidad. La inserción laboral es el eje central de sus programas y desde el inicio trabajan para que sus coders desarrollen las herramientas necesarias para acceder al sector tecnológico. A través de la creación del currículum, el uso de LinkedIn, simulaciones de entrevistas, entrevistas con empresas y pruebas técnicas.
Pedagogía activa
“En Factoría F5 desde el minuto 0 estás como si trabajaras en una empresa. Te dan un proyecto, unos puntos a seguir y luego te dicen dónde tienes que buscar la información”, explica Noemí. El trabajo posterior es personal, aunque los docentes siempre están a la disposición de cualquier duda y contratiempo. Algo que respalda María Alejandra, después de su experiencia cursando una FP: “Está centrada en la práctica que es lo que falta mucho a las FPs y creo que esto sí que te puede abrir las puertas a encontrar un trabajo”.
La entidad adopta la metodología de Simplon.co, una empresa de economía social francesa, basada en el aprendizaje a través de proyectos y la pedagogía activa. Su enfoque recrea un entorno de simulación empresarial, permitiendo que el alumnado se enfrente a situaciones reales del mundo laboral. Este modelo de aprendizaje brinda a las y los coders la seguridad necesaria para proyectar su futuro profesional y afrontar la búsqueda de empleo.
Fiesta de inauguración Factoría 5 en Xixón | Ana Ibarz
Noemí llegó a Factoría F5 en un momento complicado, sintiéndose desencantada e insegura tras haber dejado su trabajo de toda la vida. “Empecé a tirar currículums y de los miles que eché, me llamaron muy pocas veces, entonces te quedas sin seguridad en ti misma”. Pero entrar en Factoría F5 le cambió esa perspectiva y le dio la fuerza para saber por qué había hecho este cambio y que tenía las capacidades necesarias para desarrollarse profesionalmente. Ángel también destaca cómo esta formación le ha dado confianza: “Puedes entrar al mundo laboral con la tranquilidad de que, pase lo que pase, sabrás afrontar los obstáculos que se presenten”.
Además, trabajan en red con administraciones locales y entidades sin ánimo de lucro del territorio, creando un ecosistema de colaboración que permite identificar a personas interesadas en formarse y facilitar su acceso a los programas. Un claro ejemplo es el de Ángel, quien tras un año trabajando en una empresa tecnológica de Xixón de forma telemática, buscaba seguir ampliando sus conocimientos. “En el mundo digital, el autoaprendizaje es clave porque es un sector en constante evolución”, explica. Y fue gracias a la Fundación Comarcas Mineras para la Formación y Promoción del Empleo (FUCOMI) que conoció la existencia de las formaciones gratuitas de Factoría F5.
La entidad mantiene una estrecha relación con empresas tecnológicas asturianas, lo que Noemí destaca para un mejor respaldo en su proceso de inserción laboral. “No es lo mismo que yo me presente como Noemí Casaprima, que que lo haga como una chica que tienen aquí en Factoría, que saben cómo trabajan, cómo forman a la gente, saben los proyectos que hacemos continuamente y lo actualizados que están”.
Desde su fundación en 2018 en Barcelona, a nivel estatal Factoría F5 ha transformado la vida cientos de personas. El 79% quienes completan su formación acceden a empleo en tecnología, emprenden sus propios proyectos o continúan especializándose. Su nuevo lugar operativo en Xixón, no solo representa un espacio físico, sino una puerta abierta para coders y excoders, un punto de encuentro donde seguir formándose, creando comunidad y accediendo a recursos esenciales, como conexión a internet, para quienes lo necesiten. Su misión sigue firme, garantizar que cualquier persona, independientemente de su residencia o situación económica, pueda acceder a un futuro en el sector tecnológico.