Marta Cid Cuesta, mejor conocida en el panorama musical emerxente como ‘CeCé’, (Mieres, 1992), no solo ama la música, sino que la respeta. Tanto que fueron sus propios amigos quienes la convencieron para apuntarse a clases de canto para vencer el miedo de probar suerte en la música. Pronto empezó también a componer y producir canciones que nacen de experiencias personales. ‘Afterbite’ fue su primer trabajo. Le siguieron ‘Catársis’ e ‘IN NOMINE PATRIS’. Todas con un estilo que, como su autora, no se encasilla en un solo género, aunque se enmarcan dentro de la escena urbana, donde se siente más cómoda. Este 2025, la artista, que compagina su carrera con su trabajo en un herbolario, asegura un buen número de estrenos, novedades y colaboraciones mientras pone su mirada en un más que probable disco para 2026. Porque la música y los escenarios enganchan y CeCé, que nos atiende en el local ‘La Raposa’ de Uviéu, quiere que esa adictiva sensación siga fluyendo.

Marta Cid ‘Cecé’ en La Raposa (Uviéu) | Marcos Fernández
—¿Cómo empezaste en la música?
—Mi familia ya me ponía música desde que estaba en la barriga de mi madre. Siempre fui muy melómana y me gustan prácticamente todos los géneros. Para mi la música era como terapia. Pero a la hora de cantar, me daba vergüenza y cantaba yo sola. Hace como seis o siete años, mi mejor amigo y yo nos pusimos un karaoke en casa. Y desde aquel día empezamos a quedar para cantar. Después empezamos a poner bases, improvisar y grabarnos para echarnos unas risas. Pero veíamos que quedaba guay. A raíz de eso me fui soltando a cantar en petit comité, y con eso mis amigos «me obligaron» a apuntarme a clases de canto. Ahí fue cuando rompí ese miedo y pensé en abrirme a la gente, porque antes le tenía mucho respeto a la música.
—¿Tenías claro desde un principio tu estilo?
—No. De hecho hay gente que aún me pregunta que género hago y lo que digo primero es que no me quiero encasillar y lo segundo es que estoy aprendiendo y experimentando. De hecho, cuanto más conozco, menos lo sé, porque más quiero probar.
—De momento sería algo cercano a la música urbana, ¿no?
—Sí, estoy más cómoda con ella. De hecho empecé con R&B, blues… pero a raíz de lo que me fui encontrando y los sitios a los que fui a cantar, acabé derivando más hacia la música urbana. Realmente, la primera vez que canté en público fue una Jam Session con mi profesor de canto, que toca el saxo. Fue de latin jazz, estuvo muy guay. La segunda vez, ya con canciones mías, fue en una batalla de canciones en Xixón y ya ahí fue más urbano, con gente más de mi rollo. Fue lo que me motivó a seguir tirando por ahí.
—Mencionas el respeto a la música y del miedo a comenzar. ¿Cuánto respeto da cantar la primera canción compuesta por ti en público?
—Mucho. Además, el primer tema que saqué fue bastante controvertido, porque es un beef hacia unas personas que creo que lo pillaron, y sino me sirvió a mí para desahogar. Entonces tenía ese doble filo, de presentación y a la vez de soltar lo que necesitaba soltar. Fue bastante heavy. Pero estaba orgullosa y muy segura de lo que estaba diciendo.
—¿Recibiste alguna respuesta o crítica por ello?
—Me enteré más de críticas por detrás que por delante. A la cara poca gente o casi nadie me dijo algo. Pero al final es mi forma de hacer música, transmitiendo un poco lo que pienso. No sé escribir si no es de algo que yo sienta, viva o esté viendo. Ahora lo que me apetece, lo que tengo producido y lo que sigo escribiendo es acerca de otras cosas, pero de mí. Como la primera canción que al final hablo de mí también. Aunque haya otra gente que forme parte de la historia, la protagonista sigo siendo yo. Y si luego alguna persona se da por aludida, es que tan mal no lo estoy contando.
—Con la experiencia y tus estudios en música, ¿notas como vas profesionalizándote?
—Sí, y tengo la suerte de ir encontrándome por el camino con gente increíble con muchísimo talento. Que además de que muchos son amigos míos, me ayudan a enriquecerme en el estilo y a hacerlo todo más fino. Que sea música de verdad, que no suene a una demo o a una prueba, que es a lo que me suenan un poco las primeras canciones que produje.
—¿Conocer a gente por el camino en tu misma situación te ha servido para retroalimentarte como artista?
—De hecho, de ahí salen algunas de las colaboraciones que saldrán este año. Por ejemplo, alguna se ha dado gracias al concierto que di con Emerxentes el pasado noviembre.

Alian Ki, Cecé, Franchily, Lorena Lawns y el Gordo Sam en el festival Emerxentes 2024 | Marta F. Silverio
—¿Cómo sentiste esa actuación con Emerxentes en la Sala Telva de Llangréu?
—Superó totalmente mis expectativas. Me sentí yo. La respuesta del público…fue increíble. No lo sé explicar porque no me había sentido así en mi vida y engancha. Tengo ganas de volver a sentir algo así. Estuve arropada por mi gente, la gente que no conocía también reaccionó muy bien y la sala era muy cercana, con muy buena acústica. Actué con gente maravillosa y me lo pasé genial.
—¿Con quien te gustó más colaborar de los artistas con los que te juntaste allí?
—No puedo responder a eso porque ya son amigos míos. Además, el proceso creativo con cada uno es diferente, porque el estilo de cada uno es diferente. Y yo como todavía no se muy bien qué quiero, me hizo ilusión actuar con cada uno de ellos por igual. El tema con Franchily y Lorena ya estaba hecho, es una cosa que saldrá próximamente. Con los otros dos fue un poco sobre la marcha: con Alian Ki fueron dos temas separados que juntamos; con el Gordo Sam fue también improvisado de decir ‘meto esto y hago esto’. Me mojaría, no tengo problema, pero no puedo contestar.
—¿Y alguien con quien todavía no hayas colaborado pero te gustaría?
—Mucha gente. No voy a decir nombres porque puede que haya cositas por ahí pendientes. Este año viene bastante fuerte, llevo un tiempo ya sin sacar música y se vienen novedades pronto.
—¿Estás ahora trabajando mucho en tu música?
—Estoy escribiendo mucho. Hay varias colaboraciones pendientes, algunas grabadas y otras aun no. Y sí, en los próximos meses van a salir cosas mías en solitario, con gente, cyphers... un poco de todo.
—¿Se vienen también más actuaciones en vivo?
—Ahora mismo, como estoy bastante centrada en producir y escribir, no estoy focalizada en buscar fechas. Me está preguntando gente porque lo de noviembre fue muy guay y hay personas que no pudieron ir y que les hubiese gustado. Pero aún no he pensado ni sitio ni días. Quiero hacer las cosas bien y centrarme en cada cosa a su tiempo. Y luego bueno, tengo que seguir trabajando en el herbolario que tengo con mi madre, entonces el tiempo es limitado.
—¿Te gustaría vivir de la música? ¿Es un objetivo?
—Yo diría que cualquier persona que se meta en el mundo de la música y te diga que no, miente. Al final, en el momento que entras en la rueda, que empiezas a mostrar tu trabajo a la gente, esta responde, te subes al escenario… engancha. Y sería increíble que esto que es una pasión y es una terapia te de para vivir y puedas disfrutarlo todo el día. Pero siendo realistas, aún estoy aprendiendo y ni me lo planteo.
—¿Y un álbum, te lo planteas?
—Eso sí, ya tengo ideado el enfoque. Me queda por determinar el número de temas, pero en general está bastante enfocado, sí.
—¿Cuándo salga el disco te escucharemos en un estilo más concreto?
—No voy a poder ceñirme a un único estilo. Porque ni siquiera como consumidora de música tengo un estilo claro. Pero evidentemente los temas tendrán una cohesión y un sentido. Aun así el álbum será más bien para el año que viene, este año saldrá lo que ya está grabado, lo que está pendiente de grabarse y las correspondientes colaboraciones. La idea es ir empezando el disco mientras sigo sacando cosas más para ahora.

—El mundo de la música urbana ha estado por lo general dominado y casi monopolizado a gran escala por hombres. Sin embargo, en los últimos años, hemos visto un cambio de tendencia y están triunfando una gran cantidad de artistas femeninas como pueden ser Bad Gyal o La Zowi. ¿Cómo lo ves tú desde dentro?
—Yo no me planteé de primeras entrar en la música urbana. Mi primera idea era tirar más por el R&B, blues o jazz. Pero se me han ido presentado oportunidades que he aceptado sin pensar. Como fue la batalla de canciones de Xixón. Ahí estaba temblando, porque nunca había cantado mis temas ante un público real. Eran todo chicos, solo había otras dos chicas y yo. Y yo no llevaba rap, ellas dos sí. Era una tía y encima con una propuesta muy diferente. Pensaba que la gente se preguntaría qué pintaba yo allí. Pero ellos y su recibimiento fueron muy guay, lo pasé genial. A raíz de ahí y de toda esa gente que conocí me fueron llamando y terminé derivando más hacia lo urbano. En Asturies es bastante difícil la evolución de la música en general, tenemos como una muralla alrededor nuestra, pero dentro de Asturies, entre su gente, me siento muy cómoda. Tanto en la música urbana y como en el resto.
—¿La música urbana de Asturies goza de buena salud?
—Creo que a la música urbana muchas personas la interpretan como la gente de la calle que pasa la gorra. Que es muy digno, pero esto se puede profesionalizar y se puede llevar a niveles de conciertos donde el público se lo tome más en serio. Yo creo que faltan más plataformas y apoyo en general.
«Aparte de la plataforma y el apoyo, nos falta el lugar dónde poder mostrar todo esto»
—Porque talento en Asturies hay
—Sí, y me da pena la gente que al final termina dejándolo por desesperación, porque está harta de picar en balde.
—¿Esa valoración y apoyo debe correr también de parte de las administraciones públicas?
—Claro. Aparte de la plataforma y el apoyo, nos falta el lugar dónde poder mostrar todo esto. No entiendo tampoco la censura de determinados tipos de música o determinadas cosas. Entiendo los límites como todo el mundo, de faltas de respeto. Pero creo que hemos llegado últimamente a un nivel peligroso en cuanto a la censura. Ahí se debería regular de otra manera.
—El arte es importante para que la gente abra los ojos con según que cosas…
—Ahí está el problema, que hay gente que no quiere que abramos los ojos. Y hay que luchar un poco por ello. Yo con mis letras intento que la gente se pueda sentir identificada, que muestren experiencias que viví y que tengan una conclusión. Suelen tener un mensaje final.