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El grupo de teatro ‘Rosario Trabanco’ llena el Jovellanos, pero necesita a gente sobre las tablas

Lisardo Suárez y Elisa Álvarez, marido y mujer, son el alma del grupo de teatro ‘Rosario Trabanco’ y también dos de los protagonistas de la obra ‘Qué duro ye ser alcalde’, Xuaco y Sefa, respectivamente. El teatro desde siempre ha formado parte de sus vidas e incluso fue el que los unió. Lisardo y Elisa se conocieron con veinte años en un grupo de teatro de Tremañes, se enamoraron y tuvieron hijos, lo que hizo que se apartaran durante un tiempo de las tablas. En cuanto pudieron, allá por el año 2000, volvieron sobre ellas y por todo lo alto, fundando su propio grupo de teatro.

 


La necesidad de conservar y fomentar la cultura asturiana, a menudo menospreciada, es el principal motivo por el que Lisardo y Elisa fundaron el grupo y por el que siguen al pie del cañón en los teatros. Las obras costumbristas, que reflejan como una caricatura el modo de vida de años atrás son su mejor forma de expresión. Por ello, Rosario Trabanco, una popular actriz de teatro costumbrista de Cimavilla, da nombre a este grupo xixonés. «Hay gente que me dice que por qué no nos modernizamos, que por qué no hacemos teatro más moderno, pero a mí lo que me interesa es lo que nuestros güelos, tíos y padres hicieron y por lo que lucharon», reivindica Lisardo.

Veinticuatro años después, el grupo sigue funcionando, veinticuatro años en los que ha entrado y salido muchas personas, tiempo suficiente para formar una gran familia teatral que ahora conforman doce integrantes. En esta obra, acompañando a Lisardo y Elisa, están Pablo Álvarez, Claudio César, Beni Vaquero, Elvira Álvarez, Miguel Migoya y Mery Álvarez. Jóvenes y mayores, principiantes que experimentan por primera vez el escenario y los aplausos desde las butacas y veteranos que han recorrido diferentes grupos de la ciudad. 

 

Beni Vaquero, Pablo Álvarez, Lisardo Suárez y Mery Álvarez

Para Mery y Elvira, por ejemplo, el teatro ha sido una constante en su vida y antes de unirse a Lisardo y Elisa ya habían participado en otros grupos de teatro. En cambio para Miguel, el más joven de la compañía, ‘Rosario Trabanco’ ha sido su primer grupo. De hecho, fue verles actuar en el Jovellanos lo que despertó su curiosidad sobre una actividad que se ha convertido en su pasión. O como Claudio, «otro rapaz», que nunca había hecho teatro hasta que se topó con un anuncio del grupo y decidió probar.

Ahora, ‘Qué duro ye ser alcalde’ está a punto de cerrar su ciclo. Tras su estreno en el certamen de Teatro Costumbrista de Candás en agosto de 2023, el grupo está listo para presentar su nueva obra en la edición de este año. Dejan atrás esta pieza escrita y dirigida por Lisardo, una comedia política que refleja las primeras elecciones tras la dictadura franquista y el enfrentamiento entre izquierdas y derechas. Una obra que aunque está ambientada en un pueblo asturiano 55 años atrás, su contenido no queda tan alejado de la actualidad.

Cierran el círculo con un éxito rotundo, llenando todas las butacas del teatro Jovellanos de Xixón y con especial cariño por hacerlo en su ciudad. Pero aún con la alegría de ver el recibimiento y reconocimiento que tienen por parte del público, les gustaría que más jóvenes se interesaran por la cultura asturiana y por este tipo de teatro.

 

 

El teatro es sacrificio y responsabilidad no solo el disfrute final de una obra acabada y el calor de los aplausos del público. “Hay que reconocer que a veces resulta una carga”, expone el director, aún siendo el teatro su pasión: “Por ejemplo, hoy nos puede ver gente y decir esto me gusta y decieir apuntarse, pero cuando hay que aprenderse papeles, ir a ensayos o renunciar a viajes porque hay función…”.

Este grupo está abierto a todo tipo de gente, necesitan diferentes perfiles para poder reproducir la verdad de una sociedad. Sin embargo, los jóvenes son el perfil más difícil de atraer, ya que es un desafío encontrar a quienes se sientan atraídos por la tradición y deseen preservar las costumbres locales. Esta falta de gente se refleja en su obra, donde uno de los actores, Claudio, interpreta dos papeles: primero como Pachu, el jefe de la oposición, y más tarde como Don Gaspar, el cura, que con unos arreglos de caracterización y evitando que aparezcan ambos personajes en la misma escena lo hacen posible. 

 

 

Para seguir conservando la cultura y que pase de generación en generación, es esencial que los jóvenes tomen el relevo y aprendan de los más mayores. Jóvenes comprometidos y responsables que quieran continuar narrando la historia de Asturies, reproduciendo su rica cultura y costumbres. Esa es la misión primitiva con la que nació el grupo de teatro ‘Rosario Trabanco’ y con esa misma motivación quieren seguir muchos años más.