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Memoria y recuerdo, una forma de mirar al presente y futuro a través del arte

La exposición ‘Volver a pasar por el corazón’ que muestra la obra de cuatro artistas asturianos se podrá visitar en LABoral Centro de Arte hasta el 18 de noviembre.

Por Ana Ibarz

La etimología de la palabra ‘recuerdo’, proviene del latín re-cordis, «re» significa de nuevo y «cordis» corazón. Cuando ambas palabras se juntan dicen: “volver a pasar por el corazón”. Y exactamente de esta forma se titula la exposición que recoge las obras de cuatro artistas asturianos en LABoral Centro de Arte. Dentro de la diversidad de cada uno de sus proyectos, tienen un nexo en común, la memoria y el recuerdo, todos han pasado por su corazón para sacar a delante este proyecto, ya sea desde la memoria familiar como han hecho Pablo Casanueva y Laura Fjäder, desde la memoria de un oficio histórico en Asturies como el caso Irene Trapote o a la manera de Sara García, que ha buscado captar la esencia intuitiva de la memoria a través del reconocimiento del territorio. Juntos, estos artistas nos invitan a reflexionar sobre la conexión emocional que el arte puede generar al volver a pasar por el corazón.

Estos cuatro artistas tuvieron la oportunidad de participar en el programa de residencias de LABoral durante el año 2022, experiencia clave para llevar a cabo el proyecto que hoy exponen en este centro de arte. “No hubiese podido desarrollar el proyecto si no hubiese sido por el espacio y por el equipo de LABoral”, expone García. El acompañamiento que recibieron durante su residencia fue fundamental, especialmente para aquellos que no disponen de estudio propio y carecen del acceso a recursos documentales y bibliográficos para su proceso de documentación e investigación. Además, trabajar en LABoral también supone aumentar su visibilidad y abrirse a los círculos artísticos, tal y como destaca Trapote: “El hecho de estar en la residencia de la laboral, implica que a través de Instagram u otros medios como es la página web se hable de lo que estás haciendo y eso te da a conocer”.

El personal de LABoral con los artistas Pablo Casanueva, Sara García, Irene Trapote y Laura Fjäder.

Tanto Asturies como Xixón, son lugares con potencial artístico que aún necesitan un impulso adicional para salir adelante. Según Trapote, al tratarse de un lugar pequeño, es necesario buscar oportunidades fuera para obtener reconocimiento: “Es más complicado tener oferta cultural o proyectos aquí y decir puedo dedicarme a esto, tienes que salir y hacer cosas fuera”. Para Casanueva, Asturies está rezagada en este campo y envidia a otras comunidades, como el País Vasco, que cuenta con una estructura más consolidada, “es síntoma de una falta de autoestima en conjunto con muchos otros problemas que tenemos aquí”. Fjäder considera que, además de la intención, tendría que haber más atención por parte de las instituciones, asignar más presupuesto y ofrecer un cuidado real a las creadoras. Por su parte, García, que acaba de regresar su tierra natal tras vivir muchos años fuera, se siente un tanto desconectada del panorama artístico de la ciudad y la comunidad, y por eso comenta: «Me gustaría que hubiera más iniciativas, más espacios autogestionados, lugares de encuentro donde se pueda conocer lo que están haciendo los demás, espacios de intercambio de ideas y diálogo”.

«Asturies está rezagada en el campo de la promoción artística. Es síntoma de una falta de autoestima en conjunto con muchos otros problemas que tenemos aquí»

El recorrido por esta exposición se inicia con la obra de Pablo Casanueva, quien, como cineasta, afirma que mirar y encontrar apoyos en la memoria familiar y política le permite enfrentar el presente y el futuro con determinación. ‘La imaxe, lo tapecío’ explora la búsqueda de lo político en los retratos del archivo familiar, rastreando las huellas dejadas por ellos en los archivos públicos. Casanueva explica que «este componente político revela ideas que tuvieron que ser ocultadas debido a la opresión del poder, una dictadura fascista y una democracia cobarde que no se atrevió a recuperar la memoria». El artista presenta su obra a través de fotografías familiares y una pieza audiovisual que muestra los lugares de tránsito de su familia, que también son los suyos, y que restauran la memoria de lo que ocurrió en el pasado.

‘La imaxe lo tapecío’ de Pablo Casanueva

Continuando el recorrido de la exposición, llegamos a una sala oscura y en penumbra, donde solo se ilumina el ajuar familiar de Laura Fjäder y otros elementos, acompañados de su voz de hace décadas. “Un espacio embrionario, un espacio huevo, que es algo que trabajo mucho en los trabajos escritos, poesía y el bordado como lenguaje”, reflexiona. ‘Efecto apotropaico’ es un proyecto de memoria genealógica a través de una instalación textil, archivista y sonora. El objetivo de este proyecto es preservar el patrimonio cultural y simbólico de las mujeres de la familia de la artista. La pieza se centra en la intervención textil como elemento principal, utilizando el motivo de la casa bordada en el ajuar familiar por estas diferentes generaciones de mujeres, desde su abuela a su hija. Para Fjäder, la poesía no se limita a un solo formato de texto, y a través de este ajuar busca demostrarlo y preservar la memoria de una manera única y significativa.

‘Efecto Apotropaico’ de Laura Fjäder

Al dejar atrás el ajuar de Laura nos topamos las redes que integran la obra de la joven Irene Trapote: ‘Hacer territorio atando cabos’. Un proyecto iniciado durante una residencia artística en Galicia, donde tuvo la oportunidad de conocer a un colectivo de rederas, dejando una gran impresión en ella y motivándola a trasladar la experiencia al territorio asturiano. La pieza central de este proyecto es una obra audiovisual que consta de una serie de entrevistas a varias rederas asturianas, explorando su relación con el territorio y el paisaje pesquero de Asturias. El objetivo es dar voz a estas mujeres y visibilizar la historia de esta profesión históricamente femenina, que ha sido relegada al ámbito doméstico. A lo largo de este proyecto, la artista aprendió a tejer estas redes y organizó una serie de talleres titulados ‘anudar la escucha’ en los que ocho personas se sentaron en círculo para tejer una red colectivamente, al tiempo que compartían charlas sobre las temáticas que aborda el proyecto, una red que ahora cuelga del techo de la exposición.

‘Hacer territorio atando cabos’ de Irene Trapote.

Para finalizar la exposición, nos encontramos con un escenario compuesto por la vajilla que forma parte del proyecto de Sara García: ‘Fuegos de alto grado’. Inicialmente concebido para eventos participativos en lugar de estar en un expositor, la artista declara que la pieza se encuentra «en reposo». Sin embargo, el 24 de junio se llevará a cabo la activación de la obra a las 19:30 h. El trabajo de García no está directamente relacionado con la memoria histórica, familiar o comunitaria, sino más bien con la memoria corporal, que tiene la capacidad de descubrir el territorio a través de los sentidos. “Este trabajo está muy relacionado con la socialización y los alimentos funcionan mucho como generadores de recuerdos”, explica García. Además, presenta documentación de lo ocurrido, cerámicas pintadas con plantas recolectadas y una serie de imágenes que muestran el proceso de recolección y fermentación de los alimentos con hongos.

‘Fuegos de alto grado’, de Sara García.

Esta exposición, que reúne las obras de cuatro artistas asturianos y aborda el amplio tema de la memoria y el recuerdo, estará abierta al público hasta el 18 de noviembre en LABoral. Casualidad o no cada uno de estos artistas comenzó a explorar su obra en distintas latitudes y tiempos, tras haber recorrido caminos diversos y todos terminaron por encontrarse con los recuerdos.  Para Patricia Villanueva, comisaria de la exposición, esta confluencia no es, en absoluto, una cuestión de azar: «No es una casualidad que estos cuatro artistas estén utilizando la memoria como medio de reflexión. En nuestra cultura de la velocidad y lo efímero, a veces es necesario dar un paso atrás y mirar hacia el pasado para ganar perspectiva». Esta exposición es una oportunidad para que los espectadores también vuelvan a pasar por el corazón como lo hicieron sus autores en su proceso de creación.