El Concurso Hípico Internacional de Gijón regresó a Las Mestas después de una edición a medio gas celebradas a en el Club Hípico Astur (CHAS). Junto a la competición internacional regresaron también las apuestas y los conciertos que comenzaban al terminar la jornada de saltos. Hinchables y un parque de ponis para niños, bares, restaurantes y puestos de mercadillo fueron otras de las actividades que los asistentes pudieron disfrutar desde el 23 de agosto.
La cita terminó el 28 del mismo mes con el triunfo del español Kevin González de Zárate en el trofeo del Ayuntamiento de Gijón y con un total de 42. 634 asistentes, una media de 7.000 al día. Se recaudaron, además, unos 400.000 euros a través de las apuestas y los acertantes, en total, se llevaron 293.824 euros en premios.
Desde el primer día la cita indispensable del verano gijonés con la hípica estuvo salpicada de polémica. El debate se originó entorno a la calidad del concurso. Mientras en ediciones anteriores el certamen de la ciudad se había consagrado como uno de los concursos de saltos de cinco estrellas (CSI 5), es decir, el nivel más alto con premios que superiores a 512.000 euros, este año el Ayuntamiento decidió no pujar por él y quedarse con el CSI 4.
Según explica Ramón Tuero, concejal de Deportes, la bajada de nivel “tiene que ver con dos razones, una económica y otra social”. La cuantía de los premios que se entrega a los jinetes sale de las arcas municipales y el monto destinado a este año suma 502.000 euros en premios procedentes de dinero público. “Además la hípica ha cambiado mucho, hace veinte años había diez concursos de 5 y hoy hay cincuenta”, continúa Tuero. Así pues, la saturación del calendario hípico veraniego sería otra de las razones que explicarían por qué la cita gijonesa solo contó con tres concursantes del top 100.*
El concejal afirma que intentarán “corregir el nivel deportivo” de cara a las próximas ediciones, pero hay un escollo difícil de sortear. Para que se celebrara en Gijón un concurso del más alto nivel, con calificación 5 y Copa de Naciones, la Federación Ecuestre Internacional* exige la eliminación de las apuestas y la sustitución del verde de la pista por arena. La primera condición implicaría terminar con uno de los atractivos principales del certamen para muchos gijoneses, la segunda, interferiría con los diversos usos que el recinto de Las Mestas tiene a lo largo del año.
Después de que el edil de Foro Asturias, Jesús Martínez Salvador, criticase la bajada de nivel en una nota de prensa algunos aficionados se sumaron a sus reivindicaciones. Veteranas de la hípica como Dolores Alemany, que disfrutó de los saltos desde el mismo palco en el que los ha visto por más de 30 años, está decepcionada con una edición que califica de “floja”. “Es una chapuza, parece el Chas”, sentencia. Sin embargo, para aficionadas como Marisol Fernández, que desde que tiene memoria acude a la cita con su familia, aunque reconoce que ha bajado el nivel “porque tiran más obstáculos”, cree que “se disfruta igual que siempre”.
Tuero recalca que “el 90% de los asistentes está contento, aunque algunos reclamen mayor nivel deportivo”. Así es que muchos disfrutan más de la fiesta que rodea la cita. Es el caso de las jóvenes Laura Pacheco y Paula Fanjul, que a sus 23 años se divierten con las apuestas y opinan que lo mejor del evento “es el ambiente”. Otra aficionada a quien tampoco perturba el descenso de categoría es Cova Girara, que acude con familiares de Alicante y es tajante: “la gente se queja por quejarse. La mayoría somos aficionados, no expertos”.
A pesar de las polémicas deportivas, la ciudad de Gijón acogió con ganas el certamen volviendo a cifras similares a las de 2019. Con 42.634 asistentes el público se acercó a los 44.000 de la edición anterior y lo mismo ocurrió con las apuestas en las que se recaudó entono a 400.000 euros, algo por debajo de los 480.000 que se facturaron en 2019.