Dos semanas después de que el volcán de Cumbre Vieja, en la isla de La Palma, entrara en erupción, la lava ha afectado a más de 1.000 viviendas. Una buena parte de ellas, en torno a 900, han sido destruidas, pero hay otras 100 que han sido dañadas y algunas podrían derrumbarse.
Algunas de las vivienas arrasadas eran ilegales y sus propietarios se enfrentan ahora a una difícil realidad, ya que lo han perdido todo y podrían no recibir ayudas. La erupción también ha reabierto el debate en la isla sobre por qué se construyeron casas en lo que ahora ha sido el recorrido de la lava.
El magma ha inutilizado casi 30 kilómetros de carreteras y ha destruido sistemas de agua y de riego. A última hora de la tarde de ayer, los científicos y el personal de emergencias fueron evacuados de algunos municipios por un aumento en la explosividad de la erupción.