La salida de Afganistán de los países occidentales podría abrir muchas puertas a otras naciones como China o Rusia. Ambas han decidido mantener sus embajadas en Kabul y no han escondido su satisfacción por los últimos acontecimientos.
China ya se ha acercado de buen grado al nuevo Gobierno talibán y le ha deseado una transición «suave» para evitar el terrorismo. El país oriental podría tener interés en explotar los recursos mineros de Afganistán. Además pretende evitar que la nueva situación desestabilice sus proyectos de exportación.
Rusia también propone un acercamiento positivo al país con el objetivo de evitar que las minorías musulmanas rusas se conviertan en un problema. No quieren que Afganistán sea una especie de refugio para yihadistas que pudieran financiar a estos grupos.