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Cineastas jóvenes de Asturies exigen al Principáu una estrategia audiovisual “lógica y profesional”

El grupo 'Mocedá' de la asociación 'Lluces' aqueja una falta de entendimiento con la Administración y piden que se fije en comunidades como Galicia para modernizar el sector.

Por Marcos Fernández

El sector audiovisual asturiano vive una realidad desconcertante. Sus profesionales se desviven por crear y sacar adelante proyectos, cuidando el mensaje y la calidad de las proyecciones, agotando hasta el último de sus recursos. Sin embargo, se sienten desamparados por la otra parte, la referente a la administración autonómica, acusándola de “indiferente respecto a las políticas audiovisuales”. Le piden un plan adaptado a la actualidad y que realmente apueste por la creación audiovisual de la región. No solo a nivel económico, sino también logístico, burocrático y cooperativo.

“Necesitamos una base con la que empezar a construir y generar riqueza, como pasa en otras comunidades”, dicen mirando a Galicia, cuyas inversiones millonarias en cine han consagrado un Hub Audiovisual en la región llevando la obra de cineastas gallegos por salas de todo el mundo y a competiciones del más alto nivel. Una región en la que la televisión pública, sí apuesta por la producción audiovisual autóctona de calidad.

La política cultural asturiana no ha conseguido dar respuesta a las necesidades del sector audiovisual, por eso los miembros más jóvenes de la industria le piden a la Junta del Principado que escuchen sus propuestas. Ante esta falta de entendimiento administrativo, los cineastas asturianos se aplicaron el dicho de ‘la unión hace la fuerza’, y desde hace un año, la Asociación de Creadores Audiovisuales Independientes de Asturias, ‘Lluces’, se presenta como principal motor de este cambio y refugio para todos las personas dedicadas al mundo del cine que sienten la frustración del abandono autonómico.

La entidad, que ha crecido hasta alcanzar el medio centenar de miembros, se divide en cinco grupos de trabajo: Política, Gestión, Comunicación, Formación y Mocedá. Los miembros de este último, formado por creadores jóvenes que pelean por tener un futuro como profesionales en su región, se reunieron recientemente con la parlamentaria asturiana Covadonga Tomé y la asesora de la Xunta Laura Tuero (Unidas Podemos) para compartir con ellas sus propuestas e ideas que tienen como fin actualizar las políticas audiovisuales en Asturies.

Las propuestas

8.700 euros. Esta cifra es “la única vía que tienen los jóvenes asturianos para poder realizar obras audiovisuales”, denuncia la cineasta Lía Lugilde, reciente ganadora de la Mención Especial en el apartado RTPA de Cortometrajes del FICX con el trabajo “Los trazos que quedan de ti”. Estos 8.700 euros corresponden también a uno de los premios que se otorga en el festival, el de ‘Nuevos realizadores del Principado’, con el que se premia el trabajo de creadores y creadoras asturianas menores de 35 años. Aunque pueden acceder a otros galardones y ayudas, ésta, tal y como comenta Lugilde, es la única diseñada específicamente para las jóvenes promesas del cine asturiano.

Este premio fue, precisamente, el detonante de los últimos movimientos de la asociación Lluces. No estaban conformes con la opacidad tanto del proceso de selección como de los criterios de valoración. Primero tararon, sin éxito, de reunirse con el Área de Juventud, responsables del proceso y dirigido por Izquierda Unida. Sí pudieron tener una charla más informal con la diputada Covadonga Tomé. El principal punto de esta reunión fue “que no era lógico tener exclusivamente una ayuda al año para los cineastas noveles asturianos y que fuese solo dirigida hacia una sola persona”.

Lía Lugilde en el photocall del FICX 61

No siempre ha sido así. Hasta 2022 contaban con las ayudas Laboral Cinemateca, que consistía en un programa de patrocinio tanto para cortos como para largos que podía recaer en hasta 6 nuevos realizadores. A esa convocatoria podían presentarse tanto personas físicas como jurídicas y cualquier tipo de agrupación y se otorgaba a trabajos en proceso de producción que podían así, contar con esa ayuda para terminar la obra sin tener que endeudarse antes. Además, esta ayuda impedía que la recibiera dos veces consecutivas la misma persona, promoviendo el reparto de las oportunidades. También critican aquí la falta de transparencia, pues alegan que este programa desapareció sin justificación alguna. Durante la reunión con las representantes políticas les trasladaron su petición de que regrese esta ayuda.

Además, desde Lluces propusieron otras dos líneas para apoyar a la juventud, una para cortometrajes y otra para largometrajes. “Las políticas audiovisuales en Asturies están muy desfasadas y no son acordes a la realidad”, comenta Lugilde y añade que quien está al frente de estas políticas no tiene mucha idea de cómo funcionan esos procesos y se ve en las convocatorias de ayudas públicas. A menudo, los requisitos para solicitar estas ayudas no reflejan la realidad de los y las cineastas jóvenes y con recursos limitados. Por ejemplo, una de las peticiones que trasladaron a las diputadas de Podemos es que se pueda acceder a estas ayudas personas físicas sin necesidad de depender de una productora. “Empezar es muy difícil porque las subvenciones valoran la trayectoria; si estás empezando, no vas a poder competir”, reflexiona la realizadora.

Los fondos “Next Generation”, han traído a Asturies más dinero que nunca para invertir en cine. Aunque siguen siendo cifras bajas – el presupuesto medio para hacer un largometraje en España ronda los 3 millones de euros – la financiación europea ha otorgado a la región 345.296 euros para fomentar la creación audiovisual, y otros cerca de 400.000 euros para la aceleración de proyectos culturales en general a utilizar entre 2023 y 2025. Sin embargo, tal y como argumentan desde Lluces, las condiciones de estas ayudas presentan múltiples obstáculos para los y las cineastas independientes. Fuentes del Principáu argumentan que no está en su mano, sino que se tratan de ayudas “diseñadas en Europa que no tienen en cuenta territorios como el asturiano”.

«La industria audiovisual puede genera movimiento, ingresos y trabajo. Debería ser tratada con la importancia que se merece»

No es solo una cuestión de dinero. Para los jóvenes que quieran iniciarse en el audiovisual la profesionalización de la administración pública es una prioridad. Demandan la creación de una comisión de personal formado por expertos y expertas en el sector quienes deberían ser los encargados de valorar con coherencia y conocimiento los proyectos y ayudas planteadas. “Si desde la Administración no le dan el valor al audiovisual o no lo entienden como lo entendemos nosotros, va a ser difícil que lleguemos a un punto medio”, manifiesta Lugilde y recuerda que la suya es “una industria que puede generar movimiento, ingresos y trabajo. Y por tanto debería ser tratada con la importancia que merece”.

Lugilde, como sus colegas de profesión, es consciente de que el camino va a ser largo, pero mantiene la esperanza de poder romper con el cliché de formarse en Asturies y después tener que salir de ella para poder llevar a cabo su carrera: “Queremos dinamizar la situación desde dentro. No es coherente tener centros de formación audiovisual en Asturias y que luego, una vez formada, la gente se vaya fuera”. Desde Lluces dirigen también sus críticas hacia otra de las acciones que más asperezas levanta en el sector audiovisual asturiano. Mientras las producciones locales que generan empleo y riqueza por toda Asturies se reparten presupuestos exiguos, el Principáu destina ingentes cantidades de financiación para que productoras foráneas rueden unas tomas en las que el territorio asturiano se convierte en escenario de la acción. Lugilde reclama que, por lo menos, se exija a estas productoras contar con técnicos y otros profesionales autóctonos como requisito para obtener este tipo de financiación.

Son muchos los pasos que quedan por dar para que el audiovisual asturiano sea reconocido y puesto en valor por el Principado, no solo por los propios profesionales del sector, que son los que, apoyándose unos en otros y valorando el talento regional, tratan de derribar los débiles cimientos sobre los que está construida la estrategia política audiovisual asturiana para poner unos nuevos y, proyección a proyección, erigir una industria sólida y que dé cobijo tanto a profesionales como a espectadores que disfruten del cine asturiano.