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Crónica de una ruptura anunciada: lo de VOX y Moriyón, un tránsfuga y un festival de cine

La noticia ya ha dado varias vueltas a todo el país: la ultraderecha queda fuera del gobierno de Xixón tras el cisma del FICX. Pero ¿a quién ha cogido por sorpresa?

Por Marta F. Silverio

Lo de Vox y Moriyón

Con el ceño fruncido y mirando al frente, Carmen Moriyón entró con pasos decididos por la puerta del Ayuntamiento de Xixón. Dispuesta a apuntarse un tanto. Allí la esperaban todos los medios de la región para escuchar un discurso que apenas duraría tres minutos. Tan escueto como el tweet que la regidora había publicado horas antes y ya había dado la vuelta a todo el territorio español: «Se acabó».

«Como alcaldesa acabo de firmar las resoluciones por las cuales VOX queda fuera del gobierno local», así anunció Moriyón lo que ya toda la prensa presente en la sala se esperaba. La mañana de aquel día había comenzado con ajetreo en el consistorio después de que el partido de ultraderecha hubiese convocado una rueda de prensa «por sorpresa» para anunciar su intención de mediar en la programación del Festival Internacional de Cine de Xixón (FICX). Entre sus propuestas se encontraban las de eliminar premios como el Rambal que distingue a cineastas y producciones que dan visibilidad a las vidas LGTBI e incluir un premio que reflejase «los valores» de su partido. Lo justificó en un afán de «abrirse a más públicos», en otras palabras, terminar con todo lo que tiene de independiente y que distingue al FICX.

En pocas horas la noticia se extendió por todo el país y las reacciones no se demoraron. La lideresa de VOX, Sara Álvarez Rouco había tomado esta decisión sin consultarla con sus socios de gobierno. El drama estaba servido, Moriyón obtuvo la escusa que necesitaba para echar a la formación de Rouco del gobierno municipal. En esos tres minutos de intervención, tras los que no aceptó ninguna pregunta de periodistas, aseguró que la ruptura no se debía únicamente al cisma del FICX. Al día siguiente, sí atendió a los medios para contar, que entre los motivos de la ruptura estaba la «poca seriedad» que Álvarez Rouco había demostrado al retrasar la conformación del Consejo de Administración Gijón Al Norte. Esta sociedad se encarga de crear el Plan de Vías, es decir, el plan que organiza el urbanismo y tráfico de la ciudad. Resulta que la lideresa local de Vox es también diputada autonómica y este puesto es incompatible con el de consejera en dicho organismo. Pero Álvarez Rouco decidió callárselo y hacerse la sueca, retrasando por tanto la creación del Consejo de Gijón Al Norte, lo que a Moriyón le pareció inaceptable.

Vox cumplió su programa, ¿por qué pilló por sorpresa a Moriyón?

Desde su llegada al gobierno, facilitada por la alcaldesa que ahora los echa de sus filas, Vox no ha dejado de dar titulares, fiel a lo que lleva haciendo desde que la formación irrumpió en la política española. Cuando se confirmó su entrada en el ayuntamiento la ciudadanía salió las calles para pedir que se respetaran los derechos y los avances conseguidos en las últimas décadas. Parece que los y las xixonesas sí tenían claro lo que la alcaldesa no había entendido: cuando la ultraderecha llega al poder, lo primero que hace es terminar con los derechos que no le gustan e imponer sus valores.

A los pocos días de que los concejales de Vox tomasen el control de los festejos de la ciudad, dieron otro gran titular, anunciando que no contratarían a artistas que cantasen en asturiano. Con Vox en el gobierno, enormes referentes de nuestra tierra como Rodrigo Cuevas llenaría teatros en México y París cantando en asturiano, pero no podría parar por Xixón. Nuevamente la ciudadanía reaccionó antes que la política y artistas de todo el país se unieron para frenar la censura y consiguieron blindar la cultura en asturiano en el pleno xixonés. Así, gracias a la presión ciudadana el daño que pudo hacer la ultraderecha, se redujo. Repasando este breve mandato podría decirse que el único mérito de Vox en Festejos, fue organizar de nuevo la fiesta taurina de Begoña, un tanto que, sin embargo, se ha apuntado la alcaldesa, que llevaba esta medida como su cabeza de programa en las elecciones — junto a la rocambolesca idea de construir un túnel millonario bajo El Muro, al que, por cierto, ya ha renunciado —.

 

Carmen Moriyón rodeada de todos los concejales de Foro en el gobierno salvo Jesús Martínez Salvador, que se encontraba fuera de Xixón durante la crisis.

«Mientras yo sea alcaldesa, esta ciudad no va a permitir ninguna injerencia desde Madrid», esgrimió Moriyón durante aquella rueda de presa rodeada de sus miembros de partido. Insinuaba así, que los movimientos de Vox, venían marcados por la política nacional, pero ¿sorprende tanto viniendo de un partido que usó el mismo programa electoral en todos los municipios de España?. En los poco más de 100 días que Vox formó parte del gobierno de Xixón, el partido hizo, exactamente lo que prometió que haría. ¿A caso sorprende que una formación que quiere «potenciar el rol de la familia tradicional» o «establecer un PIN parental» para terminar con la educación sexual pretenda censurar las historias de vidas LGTBI en cuanto el poder se lo permite?

Cuando Carmen Moriyón tomó el bastón de alcaldesa el pasado junio lo hizo con el rostro descompuesto. Solo unas horas antes del pleno de investidura había firmado el acuerdo con Vox, traicionando a buena parte su electorado, precipitando la fragmentación de Foro con numerosas dimisiones y desmintiéndose a sí misma, que apenas un mes antes había jurado que nunca pactaría con la ultraderecha. Aquella expresión seria y compungida de Moriyón, nada tuvo que ver con la cabeza alta que mostró al anunciar la salida de Vox del gobierno. El pasado miércoles 4 de octubre, Carmen estaba contenta, por fin se quitaba de encima el olor a ultraderecha.

¿Fue este el plan de Moriyón desde el principio? Foro necesitaba a Vox para gobernar en Xixón. Los necesitaba también, para conseguir que los toros volvieran a celebrarse en la ciudad. Pero pactar con este partido suponía un gran precio político para Foro, que siempre había presumido de su postura de centro. Moriyón consiguió ambas cosas, los toros y el gobierno, y, además, ha plantado el jaque mate a Vox en menos de cuatro meses, colgándose la capa de heroína en titulares de todo el país. Un partida redonda.

El tránsfuga

Después de que la alcaldesa anunciara la ruptura con Vox, la respuesta de Álvarez Rouco no se hizo esperar. Se presentó muy seria ante al prensa y rodeada por las personalidades más conocidas de su partido. Reprochó a Moriyón no haberse reunido con ella antes de anunciar la ruptura ante los medios y pidió su inminente dimisión, en un discurso que nadie se tomó muy en serio. La diputada parecía aturdida, como si de veras no se hubiese esperado que Moriyón fuera plantarle la estocada. Pero aún más nervioso parecía aquel día su segundo de abordo, el otro concejal de Vox en el gobierno xixonés, Oliver Suárez. Quizás, mientras Rouco hablaba ya estaba maquinando su próxima jugada: el transfuguismo.

Oliver Suárez, concejal de Vox en Xixón, y José María Figaredo, Presidente de Vox Asturias, durante la rueda de prensa de Vox tras su expulsión del gobierno municipal.

Y es que, a la magnífica partida de Moriyón, aún le faltaba un movimiento. Sin Vox, se quedaba en minoría en el pleno xixonés lo que podría dificultar la toma de decisiones tan importantes como la aprobación de los presupuestos. Pero para tener la mayoría frente  a la izquierda, solo necesitaba un voto de los dos de Vox. Tal y como ya se cuchicheaba en las tertulias de toda la ciudad, Oliver Suárez no tardó ni una semana en desmarcarse de las palabras de Álvarez Rouco sobre el FICX y en llamar «al diálogo» para asegurar la continuidad del gobierno de derechas. Y el 10 de octubre, Suárez firmó su salida de Vox, porque no le pareció bien que sus compañeros de partido le tachasen de «desleal» por criticar las decisiones de sus superiores.

Con este último movimiento el capítulo de la ruptura del gobierno se ha resulto con una sorprendente brevedad, en apenas semana y media. Lo que pudo haber supuesto la caída del gobierno xixonés ha terminado con todo un triunfo para la alcaldesa, un éxito mucho más dulce que el de las elecciones. Ahora sí, Moriyón puede presumir de una partida perfecta.

Exes tóxicos: lo de Moriyón y el FICX

Para a quienes la memoria falla, siempre queda la hemeroteca. Y en esto días es difícil no acudir a las páginas de 2012 cuando la mayor polémica hasta la actual se cernió sobre el FICX. También bajo el mandato de  Moriyón. Esta historia comienza igual: con una rueda de prensa por sorpresa que dejó anonadados a Xixón y al mundo del cine español. Foro destituyó al histórico director del festival, José Luis Cienfuegos, que a los mandos del certamen desde 1995 había logrado colocarlo entre las grandes citas cinematográficas del país, aún cuando tenía el presupuesto más escaso de todos los festivales. El FICX se había convertido en un evento relevante en Europa y un «escaparte para Asturies». Siempre había convivido con un Xixón socialista, tal vez por eso el primer gobierno de centro-derecha en la ciudad tuviera prisa por meter garra en su programación. Igual que intentó Vox, con menos éxito, hace tan solo unos días.

«No quiero sólo al público inteligente, sino a todo el mundo en las salas y volver a llenarlas. Con el máximo respeto, quiero a todo el público de Gijón y Asturias, no sólo a los inteligentes», estas fueran las palabras exactas con las que Carlos Rubiera, concejal de Cultura por aquel entonces, anunciaba el despido de Cienfuegos. Quería «iniciar un nuevo ciclo del festival», aún cuando el exdirector había conseguido aumentar la asistencia hasta en un 10% incluso con un recorte de presupuesto. Es difícil evitar encontrarle el parecido a las palabras de Rubiera y de Álvarez Rouco. Si bien la segunda ha ido más allá, introduciendo su lgtbifobia en las críticas al festival, ambos pretendieron arrancarle la etiqueta independiente al festival de cine de Xixón. Pero este, se resiste.

En la tormenta reciente Foro y el FICX han navegado juntos. El director actual del festival, Alejandro Díaz Castaño, tuvo palabras de cariño para la alcaldesa: «Tengo total confianza en que Carmen Moriyón defenderá el festival independiente como siempre ha sido en sus años de gobierno.» Y viceversa: «Quiero mandar un mensaje de tranquilidad a la organización del festival, avalada por más de 60 años de éxito, a los trabajadores y a todas las personas que forman parte del mismo», pronunció la alcaldesa.

El FICX sigue su camino a su 61 edición, lo hace con la tranquilidad y el orgullo de anunciar que este año contará con la mayor financiación estatal de su historia: 120.000 euros. Y, si esta vez podemos hacer caso a las palabras de la alcaldesa, parece que no tendrá que preocuparse de la política al menos durante los próximos cuatro años.