12grados

Sin cookies. Sin anuncios. Sin coste.

El artista urbano Sfhir deja en Gijón un recuerdo de esta semana para toda la vida

Por encargo del Ayuntamiento un nuevo mural realizado durante la Semana Grande luce sobre la bahía de San Lorenzo.

Por Redacción 12grados

Una niña posa sentada en el banco de la plazoleta del arquitecto Diaz Omaña mientras su madre le hace una foto. Ellas no son las únicas, decenas de transeúntes curiosean por el lugar para contemplar los avances de la obra mural que el artista urbano ‘Sfhir’ realiza en la fachada del colegio San Lorenzo.

Hugo huye de los apellidos y las etiquetas, prefiere que se refieran a él por su firma, ‘Sfhir’.«Creo que con lo que mejor me identifico es con un artista plástico», reflexiona el madrileño que trabaja tal y como han hecho históricamente los grandes pintores, colaborando con jóvenes aprendices o estudiantes de prácticas para poder cubrir los cientos de encargos que recibe cada año.

Estos días en Gijón le acompaña precisamente una de sus aprendices, Adriana Dominguez, más conocida por su firma ‘Missmorrosa’. «Aunque no entre dentro de mis inquietudes pintar un encargo como este, que es más técnico y no nace de mi discurso personal, a mis aprendices les aporta mucho. Es importante que aprendan a dominar la técnica antes de tener un discurso propio», explica Sfhir.

El encargo al que se refiere es una iniciativa de la Fundación Municipal de Cultura que consiste en la reproducción de una fotografía del Campo del Valdés datada del siglo XIX y cuyo original puede verse en la exposición «Semeyes. Gijón a través de la fotografía». Al no poder desplazar fácilmente materiales más aparatosos como el un compresor o pulverizador de pintura, para este mural está empleando la brocha, el pincel y algo de spray. «Podría estar un mes entero dando detalles a la foto, pero tengo que terminarlo, así que estoy jugando a dejar un brochazo bonito rematado con algunos detalles», explica y anuncia que a continuación de este proyecto tendrá una sesión de ‘live painting’ en Cabrales.

«A nivel de censura las cosas están cada día peor y pintes lo que pintes alguien se va a quejar»

«Cada pared es una aventura», afirma Sfhir a quién le gusta «divertirse pintando» y por eso no deja de probar nuevas técnicas que aporten algo diferente a su arte. “Me apunto a un bombardeo. Una vez en Guatemala realicé un mural en un edificio de siete colgado solo de una cuerda. Pero me había cruzado la mitad del mundo para llegar allí y no iba a rendirme porque la grúa con los andamios no pudiese llegar al lugar”, relata, aunque confiesa que quizás no volvería a repetirlo. La aventura no termina en la experimentación y las dificultades técnicas del terreno, realizar obras en la calle es una odisea enfrentada a múltiples obstáculos. «A nivel de censura las cosas están cada día peor y pintes lo que pintes alguien se va a quejar», lamenta.

Sfhir ha realizado murales por todo el mundo, incluso se enfrentó a la dura censura del estado Kuwait realizando una pintura con rostros al descubierto en un país donde las mujeres eran obligadas a ocultarlo. «Se nos acercaba la gente a decirnos que ver un grafiti así era muy inspirador», recuerda con emoción. Para este artista despertar algo en el público es el verdadero significado de un arte tan accesible como el urbano. «En este mundo materialista mucha gente piensa que no sirve para nada, que es un gasto de dinero. Pero si no tuviéramos el arte quizás la humanidad seguiría sin haber descubierto el fuego», sentencia.

A partir de hoy Gijón tendrá para siempre un mural firmado por uno de los artistas urbanos más influyentes del planeta. Él seguirá su camino, enfrentándose a la censura como una niña encara a una enorme serpiente en «The golden legend staircase graffiti», la obra realizada en Portugal que lanzó su carrera internacional. Entre sus próximos proyectos está la creación de un nuevo taller que permita a su equipo realizar todos los encargos y abrir una galería en el barrio madrileño de Carabanchel.