Ana G. Argüelles (Xixón, 2001) no se imagina que habría estudiado de no haber elegido Bellas Artes. Desde siempre, el mundo textil le había llamado la atención, especialmente el encaje de bolillos que veía hacer a las mujeres más mayores. Sin embargo, durante su formación en Valencia, se encontró con la inexistencia de asignaturas dedicadas al arte textil, lo que llevó a la artista a decantarse por un camino totalmente diferente: la fotografía analógica, y más tarde, el audiovisual.
De hecho, ‘Festina Lente’ es la película documental que Ana realizó como su Trabajo de Fin de Grado, una obra íntima protagonizada por su abuela. A través de la memoria como hilo conductor, ambas congelan conversaciones y recuerdos que no quieren olvidar. “Siempre tengo el tema de la memoria ahí enganchado. Aquello que tengo miedo que se pierda, lo que quiero llevarme a todos lados” y en este caso son las historias de su abuela que poco a poco se difuminan en su memoria, lo que se ha querido guardar.
Fotograma de Festina Lente
Festina Lente es una locución latina que se traduce como «apresúrate lentamente» y encapsula un concepto que inquieta a la artista: la velocidad. La rapidez de la vida actual, ese ritmo frenético y que pone en riesgo algo tan importante para Ana, los recuerdos. “La sociedad en la que vivimos nos impide recordar porque nuestra vida va muy rápido. Tenemos la obligación de seguir adelante, ignorando las cosas que nos pasan, no nos podemos quedar enganchados en cosas que han pasado porque sino no seríamos capaces de seguir con la rapidez de la vida», reflexiona Ana.
Esta pieza es como un cuaderno de viaje que la artista comenzó sin un guion previo, sin saber su forma final ni cuál sería su hilo conductor. Un cuaderno de viaje de cinco horas de grabaciones y que acabó condensándose en 30 minutos. En él, se entrelazan las conversaciones cotidianas entre una nieta y su abuela, junto a las reflexiones de Ana durante sus largos trayectos en tren durante su Erasmus en Viena. Así, el documental navega entre los temas de la memoria, el afecto, el amor y el recuerdo. “Me gusta pensarlo como si fuera un río. Una conversación que desde el principio introduce algunos temas que va desarrollando y otros los va dejando”, explica la artista. ‘Festina Lente’ se presenta este año al FICX dentro de la muestra «Asturies Cutiumetraxes», en la sesión del 21 de noviembre a las 20.00 horas en el Teatro de La Laboral.
‘Festina Lente’ y ‘Ventiún branos na to ventana’ I Imagen oficial de LABoral Centro de Arte
‘Ventiún branos na to ventana’, es otra de las obras de Ana G. Argüelles, a través de la cual pudo conectar por fin con esa rama textil que siempre la había fascinado. Fue cuando descubrió el trabajo de las encajeras de Luanco y su malla que supo que este sería su próximo proyecto. Aunque el hecho de encontrar una profesora no fue tarea fácil, el tener el suficiente tiempo para dedicarse a este cometido fue gracias a su residencia artística en LABoral Centro de Arte. «La malla de Luanco es una labor bastante complicada, necesitas tener mucha paciencia porque se tarda mucho en hacer, tienes que ser perfeccionista, pero tampoco mucho porque te puedes volver loca, es un balance de cualidades”, comenta Ana, quien se comprometió a dedicarle el tiempo y el mimo que requiere esta técnica.
Ana G. Arguelles durante la presentación de su obra en LABoral Centro de Arte
La artista durante su residencia artística en LABoral Centro de Arte, aprendió a tejer malla de Luanco y también profundizó en su conexión con la memoria. “Cuando grabas o haces fotos estás guardando recuerdos, pero con el tema de la malla que es una cosa minoritaria que cada vez se hace menos, aprenderla es poder enseñarla también, es guardarla como un recuerdo”. En ‘Ventiún branos na to ventana’, reinterpreta la cortina de la cocina de la casa de sus abuelos, trabajo que expuso junto a su película documental, donde la misma casa también es protagonista. Ambas obras formaron parte de la exposición colectiva “Arte Asturiano en Residencia 2023” que se exhibió en LABoral Centro de Arte hasta el pasado septiembre.
Ni la plasticidad ni la temporalidad de estas dos piezas coinciden, pero de una forma u otra tienen en común su vinculación a la memoria. Para Ana, los procesos de grabar el documental y de tejer malla, aunque completamente diferentes en técnica, la conducen al mismo lugar. “El proceso mental que hay detrás es el mismo aunque lo que esté haciendo es completamente diferente”, explica. Las reflexiones que surgieron durante sus largos viajes en tren mientras filmaba el documental se asemejan al proceso lento y metódico de tejer la malla, que también la condujo a un estado de abstracción.
Detalles y vista a través de la malla tejida por Ana.
Memoria y raíz se entrelazan en ambas obras, un vínculo profundamente arraigado en la artista. Su tierra, su familia y el cuadrado de tierra donde está la casa de sus abuelos son lugares únicos en el mundo. Lugares a los que pensaba que, tras marcharse a estudiar, solo regresaría de visita. Sin embargo, cada vez tiene más claro que le gustaría quedarse, aunque no sea en un futuro inmediato. Porque cuando está fuera hay un sentimiento que la invade, el de la nostalgia. “Siempre estaba pensado en cosas o en temas que estaban aquí, por eso me gusta el tema de la memoria porque me siento muy arraigada y me da pena cuando estoy fuera porque pienso mucho en lo que está aquí».