‘La balada del norte’ está formada por cuatro tomos. Según su autor, el reconocido novelista gráfico Alfonso Zapico, podrían haber sido muchos más. La Revolución del 34 en Asturies – sobre la que versa su obra – , solo duró 15 días pero dejó tanto detrás como delante de ella muchas historias por contar. Historias humanas de los asturianos y asturianas que vivieron esa quincena de revolución social contra la República [VER], quizá la última gran revolución obrera de Europa, que tuvo en las cuencas mineras sus principales bastiones. De una de esas cuencas, de la del Valle del Nalón, es natural Alfonso Zapico, concretamente de la parroquia de Blimea, en San Martín del Rey Aurelio. El ilustrador creció dibujando cualquier otro escenario que no fuese en el suyo. Cuando la vida le llevó a asentarse en Francia, donde actualmente reside, los paisajes de su infancia volvieron a su memoria. En la distancia comenzó a ver con más interés y claridad la historia de su pueblo y por primera vez sintió el deseo de dibujarla.
Zapico sabe lo que es llegar a la cima de su trabajo. En 2008, publicó ‘Café Budapest’, obra que obtuvo un gran reconocimiento. Y, en 2012, ‘El dublinés’, libro que le llevó a ganar el Premio Nacional del Cómic. Ambos fueron «apadrinados» por la editorial ‘Astiberri’, así como lo han sido los cuatro tomos de ‘La balada del Norte’. Todos grandes éxitos de crítica y de ventas. Sin embargo, sus crónicas del 34 tienen un sabor diferente: toca en casa. “Todos son especiales, pero este creo que es el más personal. Ha sido un trabajo de diez años, mil páginas… y además tiene vinculación directa conmigo, vinculación sentimental, familiar y geográfica, y por ello es la obra en la que me siento más responsable y más protagonista”, confiesa el dibujante.
En el mes de abril comenzó un tour en el que habla sobre el fin de ‘La balada del norte’, y que le ha llevado de momento por buena parte de España. Pero no desgranará este relato de Asturies exclusivamente por nuestro país, sino que lo llevará por tierras internacionales, principalmente Francia, donde se ha empezado a comercializar el primer tomo recientemente suscitando un gran interés. Sin embargo, el público más emocionado con la novela como no podía ser de otra forma, es el local. “La acogida ha sido muy buena en todas partes, pero en Asturies ha sido distinta, porque al final es la historia de muchos de los ancestros y antepasados de quienes lo leen”, comenta Zapico.
Alfonso Zapico le dedica un ejemplar a un seguidor en Xixón
La parada en Xixón tuvo lugar en la Biblioteca Luis Sepúlveda del barrio del Coto. La asistencia fue tal que hubo que cambiar de sala para albergar a todos los seguidores del artista. Congregó a más de 150 lectores que se emocionaron al recibir dedicatorias y dibujos del autor en sus ejemplares. Antes, en el acto, Zapico fue acompañado y alabado tanto por el historiador Faustino Suarez Antuña, viejo conocido del novelista y la bibliotecaria Ana Alonso, quien declaró que Asturies puede estar muy orgullosa de representantes como él.
Durante su intervención, Zapico se definió como un «militante de la memoria». “Es hacerse responsable de toda esta información que está almacenada en archivos o conocimientos que guardan las familias y convertirlo en libros, para que las generaciones que vienen detrás puedan tener estas historias. Creo que los autores de cómic estamos ahora muy involucrados con ello», explicó, matizando que este tipo de obras no va solo dirigidas a la gente joven, sino a todo aquel que quiera acercar a leerlas, pues “el lenguaje híbrido del cómic te da unas imágenes que explican mucho mejor los escenarios que se presentan y para alguien que nunca ha estado allí es más fácil”. El novelista bromea diciendo que “es algo así como una serie de televisión, pero más barato”.
Cada tomo de ‘La balada del norte’ cuenta una fase de la Revolución, pero todos están unidos entre ellos. El primero presenta el contexto en el que se da, la época, los personajes y como era la sociedad de aquella. En el segundo llega de pleno a la Revolución del 34. “Lo que fueron dos semanas, aquí pasa durante algo más de 300 páginas tal y como fue, rápido, violento y caótico”, concreta Zapico. El tercer tomo versa sobre el fin del movimiento y cómo éste lleva a la derrota, a la represión y a las penas de cárcel. Siguiendo los acontecimientos el tercero debería haber sido el último, pero no para el dibujante. Aún necesitaba contar lo qué sucedió con sus protagonistas y las consecuencias que tuvo la revolución del 34 en la historia del movimiento social español. Así cierra su aclamada seria con el cuarto tomo de ‘La Balada del Norte’.
Zapico, junto a Faustino Suárez, en el CMI del Coto
A lo largo del millar de páginas son muchas las escenas reseñadas por los lectores. Pero, si fuese el autor quien tuviese que quedarse con una, ¿cuál sería? Una escena sin texto ni diálogo. Dibujando sobre un fondo negro a lo largo de siete páginas Zapico relata un accidente minero. Está basada exactamente en la historia, estrofa por estrofa, que cuenta la canción ‘Planta 14’ del cantante Víctor Manuel , uno de los grandes himnos de la minería. Es una escena que también ha funcionado mucho en Francia, explica su autor. Para el dibujante es una cosntatación de que el dibujo puede llegar donde las palabras no lo hacen: “hay lenguajes universales que se entienden en todos lados». Imágenes de esa comunidad minera tan castigada a lo largo de los años, pero que representan una identidad colectiva, una conciencia social de clase obrera que aún permanece en la sociedad astur de nuestros días pese a la muerte de la industria del carbón.
Se suele decir que cuando un asturiano está lejos de su tierra, se siente aún más asturiano. A Zapico también le llega a veces esa melancolía y nostalgia pese a visitar frecuentemente la región y cree que “los asturianos que no están dentro de las fronteras de la comunidad buscan la manera de estar presente de cualquier otra forma”. El la ha encontrado mediante esta serie de libros. El próximo trabajo de Alfonso Zapico seguirá tirando del hilo de la memoria, con una obra sobre el exilio republicano a Francia. “Aunque cuente historias diferentes, al final en el fondo siempre estoy contando la misma historia”, comenta el blimeino, que espera seguir siendo, a través de sus dibujos e historias, militante del ejército de la memoria.