Las patentes impiden la fabricación masiva de los viales y la industria privada no da abasto para producir los 12.000 millones de vacunas necesarias antes de final de año (hasta la fecha han visto la luz solo 1.000 millones).
Estados Unidos se ha comprometido a negociar con la Organización Mundial del Comercio la suspensión de las patentes de la vacuna contra el coronavirus de forma temporal. India y Sudáfrica hicieron esta propuesta en octubre del año pasado, pero algunos países desarrollados se opusieron.
Ahora Estados Unidos abre la puerta a esta posibilidad, a la que también se ha sumado España. El argumento esgrimido por Carmen Calvo, vicepresidenta primera del Gobierno, es puramente sanitario: «O nos salvamos todos o no se salva nadie», ha dicho.