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Héctor Braga: “La lengua asturiana lleva 40 años con una salud de hierro”

El folklorista asturiano más internacional dará hoy un recital en 'Al Resve', "el festival popular que cumple con todas las expectativas".

Por Redacción 12grados

Tras unos días de descanso regresan los conciertos de ‘Al Resve’, el festival que celebra el folklore musical asturiano y la llingua en pleno barrio de Cimavilla. Lo hace de la mano del que probablemente sea el mayor folklorista de la escena asturiana actual, Héctor Braga (La Felguera, 1980). Entnomusicólogo, licenciado en violonchelo y gaita y doctor en musicología, Braga ha experimentado con diversos géneros, llegando a colaborar con el grupo de folk-rock Stormy Mondays. En su palmarés cosecha innumerables premios y ha llegado a girar por tres continentes, Europa, África y Latinoamérica, pero su compromiso con la reivindicación del folklore asturiano en la región sigue intacta. Con ganas de celebrar la cultura en un entorno privilegiado a las 20.30 horas en la plaza de la Corrada repasará su ‘Memoria Folk: 2004-2014’.

¿Qué es el folklore?

-En dos palabras, saber popular. Es un saber que lo engloba todo, desde la arquitectura hasta la música.

¿En qué se transcribe ese saber popular en la música Asturiana?

-En un reportorio, unos instrumentos y una tradición. Los bailes, canciones e instrumentos se relacionan entre sí formando un bloque monolítico. Hablando de instrumentos tenemos la gaita sigue siendo el más conocido y también muy antiguo. Ya en el siglo XIII la vemos tallada en piedra en Villaviciosa. Hay muchos instrumentos de la tradición asturiana que tienen su origen en el Camino de Santiago y que voy a llevar hoy a Gijón, como son la gaita de rabil o la bandurria asturiana.

-**¿Qué recoge esta ‘Memora Folk’ que sonará hoy en Cimavilla?

-Del 2004 al 2014 hice gira por tres continentes, América, África y Europa y fue cuando más discos etnográficos saqué en mi vida. Durante la pandemia aproveché a remasterizar grabaciones y a editar grabaciones en directo inéditas. De ahí salió ‘Memoria Folk’, un disco de 35 canciones que solo está en formato digital.

Después de girar por todo el mundo ¿Cómo califica la actitud frente al folklore del público asturiano?

-Hay de todo. No hay unanimidad en el aprecio. Es bastante representativo que yo, cantando repertorio asturiano he llegado más lejos que cantando por ejemplo canciones de autor en asturiano.

¿Asturias ha olvidado a su música?

-Aquí lo que hay es un descuido y un abandono en todos los estamentos, empezando por el básico que es el popular. Es producto de la negligencia a todos los niveles. Desde los propios músicos y asociaciones que no son capaces de hacer un sindicato fuerte para reivindicar la reglamentación del repertorio musical, hasta los estamentos que están más arriba y que, si no les llegan estas demandas, nos van a hacer nada. Esto se traduce no solo a lo musical sino a todo el folklore. Hablamos de la arquitectura asturiana, mal llamada “prerrománica”, de la lengua y de todos los estratos de la cultura.

¿La corriente actual por la cooficialidad de la llingua contribuye a salvar el folklore?

-Esta corriente de llingua, en realidad, lleva cuarenta años funcionando. La llingua es noticia porque por fin hay una mayoría cualificada en el Parlamento que está dispuesta a llevarla adelante. El momento en que la cooficialidad llegue va a depender de la voluntad política pero lo que es el caldo social ya existe desde hace 40 años. Ahora que existe la posibilidad están apareciendo grupos, muy pequeñinos y minoritarios, que están empezando a vocear a la contra. Pero la lengua asturiana lleva 40 años con una salud de hierro y hemos conseguido llevarla al papel y darle una gramática y unas normas. El camino ya lo tiene expedito para llevarla a donde nosotros quedamos.

¿Qué supone en este ‘caldo’ un festival como ‘Al Resve’?

-Cumple todas las expectativas que tengo de un festival popular. Todas. Por su localización, programación y temática. Mientras estamos viendo con la boca abierta las calles semivacías en San Mateo nos encontramos aquí en Gijón, en el barrio de Cimavilla, el barrio del mítico Rambal, un programa con músicos asturianos que llevamos toda la vida en esto. En otros eventos como la Semana Grande o el mismo San Mateo no entra nada de esto. Curiosamente solo se nos programa en las fiestas populares, esas que van de abajo hacia arriba.

El lugar natural de ese ‘saber popular’ son las fiestas populares…

-Exactamente. Al igual que el slow food anima a comprar les fabes o el chorizu del vecinu pues esto es slowmusic. Y así lo hacen en País Vasco o en Galicia, donde últimamente toco más que aquí. Cuando organizan un evento lo primero que se preguntan es ¿quién tenemos aquí? Y buscan a quien haga pop, rock o folk, siempre buscando a generar impacto en las artistas locales que, además, tienen a su público cerca.

Y en el mundo académico ¿cuál es la situación del folklore?

-Mi experiencia es que en los conservatorios lo que se enseña de la música tradicional de manera sistemática siempre es algo parcial e incluso sesgado. Afortunadamente la gaita ya tiene un currículo completo pero otros instrumentos que son igual de importantes no se enseñan. De la misma manera que no se enseña a analizar todo el repertorio que hay de tradición oral. En el momento en que garanticemos la transmisión escrita, conseguiremos salvar de la desaparición cosas que hasta hace cuarenta años estaban tan vivas como las personas que las mantenían.