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Javitxu: «La intención, tanto en nuestro caso como en el de ‘Las Seis de La Suiza’ es exactamente la misma, hacer que la gente se lo piense dos veces antes de salir a manifestarse»

Condenado a siete años de prisión y 3.000 euros de multa tras ser detenido en una manifestación antifascista en 2019 sin motivo aparente, el joven sigue defendiendo su inocencia y pide que si alguien está pasando por una injusticia similar, haga ruido y lo denuncie : "No podemos dejar que ni un solo compañero o compañera entre a la cárcel porque necesitamos sentar precedentes judiciales de victoria"

Por Redacción 12grados

El 17 de enero de 2019, la vida de Javitxu (Zaragoza, 1997) iba a cambiar para siempre. El partido político Vox daba un mitin en su ciudad y acudió a una manifestación antifascista realizada durante el acto. Lo que no esperaba era terminar detenido por la policía junto a otras 5 personas, 2 de ellas menores de edad. Tras esto, 25 horas de retención policial, en las que denuncia maltrato por parte de los cuerpos de seguridad, y un largo proceso judicial que dura hasta hoy. El Tribunal Superior de Justicia de Aragón cifró su condena en 7 años de prisión y 3.000 euros de multa. La última esperanza de Javitxu y sus compañeros es la resolución del recurso presentado al Tribunal Supremo. El XXFECHAXX la vida de XXNOMBREXX también cambió para siempre. XXEXPLICARXX breve La SUIZA. Ambos están tranquilos y confían en que la justicia probará su inocencia. No solo les preocupa su libertad, piensan que en estos juicios está en juego la misma actividad sindical y que detrás de sus condenas se esconde un intento de criminalizar el sindicalismo.


Javitxu, explicando su caso en el Polideportivo de Cimavilla, el sábado 5 de noviembre.

– ¿Qué sucedió aquel 17 de enero de 2019?
– Hacía un mes que Vox había entrado en el Parlamento andaluz. Era la primera vez desde la desaparición de ‘Fuerza Nueva’ que entra un partido político de extrema derecha a las instituciones del Estado español. Vox convoca un mitin en un espacio público de Zaragoza, el Auditorio, y la coordinadora antifascista organiza una manifestación en respuesta. Como antifascista convencido y miembro del colectivo LGTBI me preocupa que mis derechos se vean mermados con la entrada de este partido a las instituciones, así que no dude en participar.

  • ¿Cómo se produjo la detención?
  • En ese momento yo estaba en un bar cercano a la Universidad de Zaragoza tomándome un café con leche. La policía entró a empujones y se abrió paso hasta el fondo, dando gritos y con el casco de antidisturbios puesto en un bar que estaba a rebosar. Fue una escena bastante grotesca. Una vez llegado al fondo se llevaron a tres chavales. A uno lo conocía del mundo de la música en Zaragoza. Yo me quedé mirando la escena pensando ¿qué hacen llevando a este chaval menor de edad a rastras y de una forma tan hostil?. Y no se si fue por la cara de asco o qué, pero el policía que se estaba llevando a este chaval me mira y me dice: «tú también te vienes con nosotros». Pregunté el por qué y el policía me dijo: «tú estuviste en la manifestación». Ese fue el único motivo que me dio.

– ¿Cree que la policía arrestó de forma aleatoria a participantes de la manifestación?
– Aleatoriamente y con criterios estéticos. Creo que es una manera de encajar el relato policial y el mediático. En el atestado policial se podía leer que “se vislumbraba una violencia profesionalizada entre de los manifestantes”, cosa que es bastante absurda. Violencia profesionalizada es más bien lo de ellos, que cargan porras y están entrenados para ello. Es cosa de encajar el relato de la manifestación antifascista a la cual acuden ‘punkarras’ y violentos. Yo en aquella manifestación llevaba una larga melena, otro detenido llevaba rastas, otro cresta… escogieron con criterios estéticos para encajar el relato. En esa protesta había gente de todo tipo. Llevo 10 años en el mundo del activismo y era la primera manifestación en Zaragoza en mucho tiempo en la que veía caras nuevas. Caras nuevas y jóvenes preocupadas porque el fascismo no llegue a su ciudad y no penetre el discurso de odio.

– Denuncian que durante las 25 horas que estuvieron detenidos sufrieron maltrato policial. ¿Qué recuerda de aquellas horas?
– En ese momento lo intentas normalizar. Es lo que hace el cerebro humano para sobrevivir a este tipo de situaciones, pero cuando lo hablaba a posteriori con mi psicólogo he vivido incertidumbre, ansiedad, he podido saber que lo que pasó ahí no fue maltrato psicológico sino tortura. Lo hacen a propósito para que no puedas declarar de forma racional ante la jueza de instrucción, cosa que me parece muy pero que muy grave. La sensación de indefensión que he vivido no solo esas 25 horas, sino toda mi vida desde que pasó es tremenda. Y sé que es algo que le ha pasado a muchísima más gente. Gente que no ha tenido igual el valor o las ganas o lo que haga falta para denunciar esta injusticia.

– Alegan que en el proceso judicial ninguna de las pruebas que ustedes aportaron se tuvieron en cuenta y toda la acusación se basa en el atesado judicial ¿Qué pruebas aportaron?
– No solo presentamos pruebas objetivas, como las grabaciones de seguridad de la Universidad de Zaragoza, sino también testigos de amigos míos que estaban en la manifestación y que vieron que yo ni lancé piedras, ni quemé contenedores, ni pateé a ningún policía ni hice ninguno de los delitos de los que se me imputan. Aun así, dan por válida la palabra de la policía, que encima es completamente contradictoria. Dice cosas como que estaba en tres sitios a la vez o que llevaba una cresta amarilla, cuando en mi vida he llevado una cresta. Es frustrante porque están vulnerando el de la presunción de inocencia. Yo puedo acusar a alguien de lo que me dé la gana, pero esa persona no va a poder demostrar su inocencia porque lo que se tiene que demostrar siempre es la culpabilidad de alguien. Todo el proceso judicial se ha basado en nosotros tratando de demostrar nuestra inocencia. Y eso cansa, frustra y llegas a cabrearte porque te preguntas que está pasando aquí.

-Han recibido mucho apoyo popular e incluso un informe de Amnistía Internacional que respalda su versión de los hechos , ¿cómo de importante es esto?
– No solo es importante, sino que es una necesidad histórica. En estos momentos estamos viendo gobiernos de extrema derecha en Italia, Polonia o Hungría y creo que la represión va a empezar a convertirse en norma. Por eso es tan importante que empecemos a conseguir victorias. No solo la mía, sino también la de las compañeras de Xixón, la de muchísimas personas encausadas en Cataluña, la de los jóvenes de Pego, la de tres chavales detenido por intentar evitar un desahucio en Valencia. Esto es importante porque puede sentar un precedente judicial. No podemos dejar que ni un solo compañero o compañera entre a la cárcel porque necesitamos sentar precedentes judiciales de victoria.

– ¿Qué similitudes ve entre su caso y el de ‘Las Seis de La Suiza’?
– La intención detrás de nuestras detenciones, para mí, es exactamente la misma, hacer que la gente se lo cuestione y se lo piense dos y tres veces antes de salir a una manifestación, una huelga o a lo que haga falta. Y las consecuencias de esto son terribles.

– ¿Tienen fe en que el recurso presentado al Supremo sea aceptado?
– Yo no es que tenga fe, es que tengo certeza. No puede ser de otro modo. Si se rechaza el recurso están rechazando la única prueba objetiva. El tirón de orejas que les tendrían que pegar desde la justicia europea les estaría doliendo durante muchos años. Tiene que pasar, no podemos permitir que en un Estado de Derecho o en una democracia este tipo de cosas sean la normalidad.

-¿Cómo han sido estos 3 años a nivel personal?
-Los primeros fueron mucho más complicados, sobre todo porque vivir esto en silencio es imposible. Y yo no quería hacer ruido porque en todo momento pensé que esto iba a quedar en un mal susto. Pero cuando veo que el Tribunal Superior de Justicia de Aragón no solo ratifica la condena de 6 años sino que la amplía un año más junto con una multa de 3.000 euros sentí hasta que no valía la pena. Me dije que no iba a volver a una manifestación que no merece la pena. Pero no es verdad. Es completamente humano haber caído en este pensamiento, pero de verdad creo que cien por cien merece la pena seguir saliendo. Y si alguien que esté leyendo esto ha pasado por algo parecido, que lo denuncie, que vaya hasta el fondo. Necesitamos que se haga ruido y que esto se conozca. Porque no son excepciones. Por desgracia es la normalidad «democrática» a la que nos tienen acostumbrados.