Hace justo una semana que la inmobiliaria china Evergrande envió su último comunicado oficial. Se trataba de una alerta a sus inversores: la empresa esperaba un descenso continuo y significativo de sus ventas al menos hasta finales del mes de septiembre.
Las acciones de Evergrande cotizaban ayer a su nivel más bajo de la última década. Con una deuda de más de 256.208 millones de euros, una cifra que supera el PIB de 150 países, la compañía está al borde de la bancarrota. Todos los mercados esperan a la reacción de las autoridades chinas y se preguntan si dejarán caer al gigante inmobiliario.
Si así fuera, los problemas económicos arrastrarían a todo el sector inmobiliario Chino, a todo el sector bancario del país y a las bolsas de todo el mundo. Las bolsas europeas ya registraron ayer descensos de entre el 2% y el 3%.