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De la Y a la Z, las generaciones más conectadas y más solas

La soledad también afecta a los jóvenes, cada vez es un problema más visible y tiene grandes consecuencias en su salud mental.

Por Redacción 12grados

En un mundo vacío, así se sentía Ana María de la Riva de veintiún años, antes de encontrar en la asociación Abierto Hasta el Amanecer un refugio para paliar su soledad. Cuatro años atrás, su vida era muy diferente, su sentimiento de soledad y la percepción de falta de apoyo la mantenían en un mundo aislado. Su vida dio un giro cuando conoció la asociación juvenil, su hermano y algún conocido la animaron a apuntarse como participante y pasó de “estar sola, no tener amigos, ni vida social”, a cambiar su forma de socializar y encontrar su lugar. Allí conoció a los que son actualmente sus amigos, con los que mantiene un vínculo especial y formó una piña desde el principio.

Todos los inicios en un paraje nuevo son complicados, pero Ana María acabó encontrando en la asociación un espacio donde relacionarse y sentirse bien, donde fue bien recibida y la trataron como en casa, “no sientes que te falta nada cuando estás con ellos, te sientes muy bien”, exclama con una sonrisa de la Riva. Nunca antes imaginó que participar en la asociación pudiera cambiar su vida y agradece eternamente a todas las personas que encontró en «Abierto» por su ayuda en esta transición. Y ahora es ella la que quiere aportar su granito de arena para que otros jóvenes encuentren su lugar como hizo ella. Tras de su experiencia como participante, decidió pasarse al otro lado como voluntaria, “ayudas a la gente, ayudas a que se metan para que conozcan esto y sientan lo mismo que sientes tú. Para que no se sientan solos, se sientan acompañados y puedan hacer actividades que antes no se atrevían a hacer”.

En una generación tan conectada gracias a internet como la de los jóvenes, la soledad está cada vez más presente. Este sentimiento no afecta únicamente a personas que viven solas y no disponen de una red familiar o de amistad, sino que también puede asaltar a personas con una red de amigos y familiares que se auto perciben incapaces de encajar o ser apoyados en momentos de necesidad. La actual hiperconexión no favorece la creación de vínculos reales y significantes y, por tanto, no alivia la sensación de soledad en las personas, por muy conectadas que estén. Las redes sociales son una herramienta para ampliar las posibilidades de interactuar, pero en muchos casos pueden desembocar en aislamiento al acabar sustituyendo las relaciones sociales de contacto por otras, vía online.

“El ser humano es social y gregario por naturaleza, por ende, las relaciones interpersonales son necesarias para adaptarse al medio, asegurar la salud y calidad de la misma. Durante la pandemia, se vio un incremento de soledad en los pacientes, y actualmente, se ve incrementado por la hiperconexión a través de internet”, explica la psicóloga Carolina Lozano. En esta época dónde los protagonistas de muchas vidas son: la tecnología, el individualismo y la hiperconexión, ha cambiado la forma de socializar y el resultado son “relaciones de peor calidad y con menor grado de compromiso, junto con sentirse más solos”, sostiene Lozano. Para de la Riva refugiarse en redes sociales no fue una solución a su sentimiento de soledad, “igual no te sientes solo, pero fuera de las redes estás solo”, aclara la voluntaria.

Abierto Hasta el Amanecer (AHA) es una asociación dirigida por jóvenes de hasta 30 años. Surgió en el año 1997 en el barrio de La Calzada, por un grupo de adolescentes que demandaban la necesidad de disponer de un ocio que fuera alternativo a beber en parques y salir a discotecas. El objetivo que persigue es ofrecer a personas de entre 13 y 35 años esta alternativa los fines de semana, aunque “no es un ocio incompatible con otras actividades”, expone Gonzalo Quirós, coordinador de voluntariado de la asociación. El abanico que ofrecen es amplio y aparte del programa de ocio alternativo que incluye actividades de cultura y deporte, también existe un área dirigida a la participación infantojuvenil, como es el proyecto de ‘Apoyo y Ocio’, en el que participan niños y niñas que cursan entre la segunda etapa de primaria y la primera de secundaria.

Muchos jóvenes no se ven inclinados a las mismas formas de ocio que entretienen a las mayorías y terminan siendo considerados «raros» en una sociedad dominada por el consumismo y en la que se asocia el alcohol a la diversión. Rehuir de estas actividades comunes resultar en el aislamiento. Por ello, espacios como el de «Abierto» puede convertirse en una forma de volver a conectar con las personas y disfrutar de alternativas de ocio saludables. Para otros, puede ser una manera de completar su ocio habitual con actividades gratuitas. Aunque hoy por hoy, la asociación está luchando por incrementar la participación, ya que en ocasiones es difícil motivar a los jóvenes a colaborar, como cuenta Paula García, coordinadora del área de participación, están en un momento de “capa caída” en algunos ámbitos. De la Riva, apenada, aporta que hoy en día los jóvenes, “prefieren ir a beber y a discotecas, por lo cual es más difícil motivarles a qué vengan a estas actividades”.

Alejandro Rodríguez tiene veintiún años y es prácticamente nuevo en “Abierto”. Un amigo suyo, voluntario de la asociación, lo alentó a pasarse un finde y participar en las actividades y desde ese día no ha dejado de frecuentarla. Antes de acudir a la asociación participaba en el Centro de Iniciaciones Juveniles de La Calzada, dónde cubría su tiempo muerto durante las tardes, pero en “Abierto” descubrió que también podía disfrutar de las noches los fines de semana. Rodríguez se ha sentido muchas veces solo y en este momento de su vida está haciendo un esfuerzo por socializar más y hacer amigos. Para él la soledad puede ser muchas cosas: “desde directamente estar solo, meterte en ti mismo y no saber relacionarte, hasta incluso estar rodeado de gente y no conseguir socializar dentro del grupo, incluso rodeado te sientes solo”. Desde que comparte espacio con otros participantes y voluntarios de la asociación, su vida ha cambiado de alguna forma y afirma sentirse «mejor». La soledad es un problema de salud pública y los riesgos de este sentimiento pueden ser nocivos para los jóvenes. La salud mental de muchos está en juego y puede desembocar en depresión, ansiedad, estrés, baja autoestima, rechazo, acoso escolar, exclusión social, adicciones tecnológicas, y en los casos más graves, autolesiones, aislamiento social extremo o suicidio.

Los datos como la reciente encuesta de 40dB. para LA SER y EL PAÍS o los recogidos en 2022 por el Observatorio Estatal de Soledad No Deseada, revelan el problema de la soledad juvenil está escalando. La que algunos se atreven a calificar como «epidemia» afecta, además, a los más jóvenes, pues los menores de 24 años son los que confiesan sentirse más solos. Junto a los problemas mencionados anteriormente, la precariedad laboral se revela como una causa fundamental del aislamiento. Muchas personas se sienten desplazadas porque no disponen de recursos para disfrutar del ocio colectivo.

Asociaciones como Abierto Hasta el Amanecer se revelan como una pieza fundamental para aliviar la soledad de los jóvenes. Ofrece una gran cantidad de proyectos y actividades para realizar en grupo, que se adaptan a diferentes personas y edades y siempre de forma gratuita. Para personas como Alejandro Rodríguez y Ana María de la Riva, «Abierto» ha sido un buque salvavidas. Por eso quieren llegar a más y más jóvenes, para que la generación más conectada de la historia a través de las redes sociales vuelva a conectar con las relaciones sociales.