Marcela Matta (1972, Uruguay) bebe un vaso de agua en la cafetería del hotel Asturias. Está cansada. En apenas una semana ha recorrido tres ciudades diferentes y en las próximas le esperan Suecia, Cádiz y Linares. Se encuentra en plena gira de festivales con su última película, ‘Muerto con Gloria’, que presentó en el Paraninfo de La Laboral dentro del ciclo ‘Fantastic Gijón’. Matta trabajó muchos años en la televisión pública de su país en, TV Ciudad, como productora de productos culturales. En el 2010 gracias a un programa de colaboración entre los canales públicos de Latinoamérica y España realizó un proyecto en Madrid y se enamoró del país. Ahora aprovecha la “gira española” para buscar colaborar con los productores de este mercado en futuros proyectos, siempre de la mano de su inseparable compañero artístico, Mauro Sarser.
–¿’Muerto con Gloria’ está teniendo mucho éxito internacional?
-Es nuestra segunda película. Con la primera ya fuimos a bastantes festivales, pero con esta estamos teniendo bastante respuesta comercial también. La estamos vendiendo a varios países. En Europa del Este, en la India, se estrenó en cines en Corea del Sur, ahora se va estrenar en Perú.
–En España la ha comprado Movistar Plus ¿qué suponen las plataformas para las producciones independientes?
-Es un misterio porque aún es un formato bastante nuevo y es difícil sabe qué tipo de contenido están buscando comprar. Por un lado, las plataformas son masivas y se puede llegar a mucha gente a través de ellas, pero hay tanto contenido que te preguntas “¿quién va a dar con mi película?” Además, es difícil monitorear cuánta gente está viéndola, salvo que sea una gran producción que esté en el top 10 de Netflix, no sabes cómo va. Tenemos que ir amoldándonos a esta nueva realidad.
–¿Ha cambiado la manera de consumir cine?
-El cine es algo que ha ido sobreviviendo en su formato original desde siempre. Cuando salió la televisión dijeron “se va a acabar el cine”. Cuando salió el VHS y los videoclubs, lo mismo. Después fue con el DVD y ahora con las plataformas. Durante la pandemia y la explosión del online llegó a parecer que la gente no iba a volver a las salas… Pero somos seres sociales y más allá de estar en tu casa con tu ordenador el hecho de compartir en una sala la experiencia cinematográfica es algo único. Creo que eso no se va a perder nunca.
–Para hacer una producción independiente ¿es necesario contar con alguna ayuda pública?
-Ayuda bastante. Nuestra primera película, ‘Los Modernos’, fue una producción muy pequeña. Presentamos la candidatura a los fondos, pero no los conseguimos. Estuvimos dos años intentándolo y la final decidimos lanzarnos al proyecto con un pequeño grupo de amigos. Salió adelante y llegó a estar en cartelera en Uruguay durante quince semanas y viajamos a festivales de 30 países. Si bien no tuvo una salida comercial permitió generar la confianza para ganar los fondos públicos y hacer ‘Muerto con gloria’. Sigue siendo una producción pequeña, de unos 320.000 dólares. En los circuitos comerciales una película barata cuesta un millón de dólares.
Fotograma de ‘Los Modernos’ (2016)
–¿Por qué decidieron rodar ‘Los Modernos’ en blanco y negro?
-Cuando estábamos viendo si podíamos hacer la película sin la financiación de los fondos vino un amigo que tenía una cámara, que tampoco era muy buena, y probamos a ver si quedaría bien grabando con ella. Hicimos tres escenas y las montamos. Cuando empezamos a editarla vimos que aplicar la corrección de color para que quedase bien implicaría mucho dinero. Entonces probamos a montarla en blanco y negro para no preocuparnos por el color, por lo menos en esa prueba. Cuando la vimos supimos que tenía que ser así, sin importar lo económico. Jugamos con la idea de mostrar historias contemporáneas, pero con este ambiente “antiguo”.
–¿Si volvieran a grabar ‘Los Modernos’ con más presupuesto seguiría siendo en blanco y negro?
-Sin duda, tenía que ser en blanco y negro. Económicamente nos venía muy bien pero cada proyecto va encontrando su camino y este tenía que ser así, no me la imagino de otra manera.
–Uno de los puntos comunes entre Los Modernos y Muerto con Gloria es que ambas suceden en Montevideo ¿hay una intención de mostrar la ciudad?
-Sí. Especialmente en Muerto con Gloria, que se desarrolla en el casco antiguo de Montevideo. La ciudad es un personaje más y nos gusta montarla linda. Cuando estrenamos en Canadá una señora nos dijo: “Lo primero que quiero hacer cuando termine la pandemia y se pueda volver a viajar es ir a Montevideo”. Eso es hermoso, que la gente sienta el cariño que sentimos nosotros por la ciudad también es una de nuestras intenciones cuando rodamos. Eso significa que estamos conectando con el público.
–Mauro Sarser y usted son un tándem inseparable ¿Cómo es trabajar juntos?
-Se dio naturalmente. Nos conocimos hace veinte años en la escuela de cine y empezamos en seguida a hacer trabajos juntos. Cuando tienes afinidad creativa con alguien sale solo. Tenemos mucha confianza y nos permitimos ser críticos con el otro sin que haya una lucha de egos. Te animas a preparar cualquier disparate porque tiene al otro de respaldo que te va a decir: “Esto está buenísimo” o “Esto es un bolazo, descártalo”*.
–Muerte con Gloria es una idea de Mauro que se basa en una historia ¿real?
-Esta historia era un guión de cortometraje que Mauro había escrito hace años. Estábamos escribiendo otro largometraje, que era una tragedia muy densa. Necesitábamos hacer algo más liviano mientras dejábamos que el otro proyecto madurara y de pronto me acordé de este guión. Mauro tenía una amiga que se había mudado a una casa en la que empezaban a pasar cosas raras. Empezó a ir al psiquiatra porque pensaba que estaba alucinando, pero se quedaron amigos a dormir con ella y también las vieron. Mauro cogió esta anécdota y planteó lo que podría pasar si en vez de una historia de terror fuera de amor. Es curioso porque, aunque no es todo color de rosa con el fantasma, parece que con él es más fácil que con una persona real.
–¿El romance entre Gloria y el fantasma es una metáfora de las relaciones sociales?
-Sí. Es una excusa para hablar de los vínculos, las relaciones y también sobre la sexualidad, especialmente la femenina. La historia comienza con una mujer que nunca tuvo un orgasmo. Este fantasma representa muchas cosas. Por un lado, es un vínculo sin los problemas de la vida cotidiana, pero también lleva a plantear si realmente es posible vivir en esa fantasía. Ahora hay mucho individualismo y poca voluntad de aceptar al otro y convivir. Cada vez cuesta más estar en pareja. Está muy bien saber estar sola pero también necesitamos relacionarnos con otras personas para elaborar un proyecto de vida.
–¿Es más fácil contar ciertas cosas desde la comedia?
-Sí. En concreto es difícil encontrar el tono para hablar de la sexualidad y que no sea burdo u ordinario pero tampoco científico como un documental, sino que sea un juego. Somos seres sexuales y la sexualidad influye en nuestra vida más de lo que uno puede exhibir. Influye tanto cuando tienes relaciones sexuales como cuando no las tienes o son insatisfactorias. Aunque hablamos principalmente de la sexualidad femenina también lo hacemos de la masculina. Los hombres tienen muchos prejuicios respecto a su propia sexualidad, tienen miedo a no “rendir” lo suficiente. En cierto sentido ese fantasma es el amante ideal, en lo sexual es todo lo que los hombres piensan que se espera de ellos. Con la comedia y lo fantástico creo que hemos conseguido hablar de todo esto y hacerlo desde la naturalidad. Por eso el subtítulo de la película es “El placer después del miedo”
–¿Van a seguir con la comedia o tienen pensado retomar ese proyecto más trágico que quedó en barbecho?
-Nunca se sabe. Quizás algún día volvamos sobre ese guión, pero ahora mismo estamos en otros tres proyectos. Tenemos una comedia negra, que es una adaptación de una obra de teatro escrita por Federico Guerra, llamada ‘Jirafas y Gorriones’, y es un poco más siniestra que ‘Muerto con Gloria’. Luego estamos preparando una comedia más familiar y por último tenemos un proyecto de serie, del que no podemos contar mucho, pero que también está orientada en lo fantástico.