Si los precios de la luz en el mercado mayorista están escandalizando a la sociedad española, en el Reino Unido la situación es mucho peor. Al menos cinco proveedores energéticos han tenido que cerrar y las grandes empresas han pedido al Gobierno británico un rescate y que se establezca un precio máximo.
Boris Johnson, sin embargo, se ha negado a intervenir de esa forma en el mercado y ha aclarado que su Ejecutivo no tiene que pagar los errores de las «empresas fallidas». Su plan de acción pasa por «proteger a los consumidores», para lo que están barajando varias opciones de cara a un invierno que se avecina duro por el aumento de la demanda y el precio.
Hasta 45 empresas energéticas podrían acabar echando el cierre si no hay una intervención del Gobierno en el mercado.