España pierde atractivo para los inversores internacionales durante una crisis económica y una constante batalla política dentro de un Gobierno que en ocasiones parece no ponerse de acuerdo. La mano blanda con el independentismo, la reforma laboral o los elevados impuestos son temas importantes para los inversores.
El Gobierno proponía recientemente una revisión de la ley de seguridad nacional, en la que la Administración podría requisar cualquier bien durante una emergencia. Además, el Ejecutivo podría impedir la inversión extranjera en determinadas empresas españolas por lo que considera «seguridad nacional».
A todo esto hay que sumar la cautela con la que los inversores actúan durante tiempos de pandemia. Varios medios de comunicación apuntan a que el viaje del presidente Sánchez por norteamérica ha podido tener poco éxito en su intento por atraer inversión extranjera a España.