«El año pasado mi ingeniero de sonido, José Luis Crespo venía hablando con el guitarrista del grupo, Ovidio López, acerca del disco que grabé con la OSPA y lo maravilloso que era. Yo no lo había escuchado desde hace más de 20 años así que volví a escucharlo y me encantó”. Así relató Víctor Manuel el motivo por el que este fin de semana se ha vuelto a unir la Orquesta Sinfónica del Principado de Asturias en el teatro de La Laboral para revivir aquel concierto de 1999 en el Palacio de Los Deportes. Le acompañaron también en esta ocasión los integrantes del coro de la Fundación Princesa de Asturias. Se pusieron manos a la obra con los preparativos y en enero de 2022 sacaron las entradas a la venta. Se agotaron en rápidamente y el éxito fue tal que decidieron ampliar otras dos fechas. Finalmente, Víctor Manuel y los músicos se subieron al escenario el viernes 23 de septiembre, el sábado 24 y volverán a hacerlo hoy a las 20.30 horas.
El público fue puntual. A las 19.30 del sábado ya comenzaba a llenarse la plaza Central de La Laboral. Xixoneses, asturianos y también foriatus, llenaron el teatro para deleitarse con el maestro. «Nosotros venimos desde Castilla la Mancha, le hemos visto muchas veces por España, pero nunca en un concierto así. Seguro que es impresionante escucharle con la orquesta», comentó Juan Chicote a las puertas del teatro que acudió a la cita con su mujer Rosalina Lara. “Además de su música nos encanta su sencillez”, aseveró el machego. Los encantos del mierense no se limitan a la música, muchos llegaron atraídos también por su esa sencilla y cercana forma de ser que le distingue. «Es riquísimo. Un día lo vi en Oviedo y es atentísimo, estuve un rato hablando con él», recordó con entusiasmo Carmen, una vecina de Xixón que se juntó con un buen grupo de amigas asturianas y otras recién llegadas de Madrid para ver a su cantante favorito. No tuvieron la ocasión de verle en el del 1.999 y esta vez “no se los iban a perder”.
Y no se lo perdieron. Aunque el concierto que vieron en esta ocasión no era exactamente el mismo de aquel entonces, Víctor Manuel, con el pelo un poco más blanco y un puñado de experiencias a la espalda quiso hacer hueco en el concierto para esas dos décadas de por medio añadiendo algunas canciones de esta última etapa, como la célebre ‘Allá Arriba Al Norte’. “Las de siempre, las de ahora, a mí es que me gusta todo lo que hace”, declaró Dolores Blanco, de Xixón, que se encontraba esperando en la plaza con un buen puñado de amigos y amigas. La mayoría de los presentes ya habían tenido la oportunidad de escuchar al músico, pero también hubo quien lo veía por primera vez, como su amiga Carmen Bujanda, que tenía «muchísima ilusión por verle. Además, tengo una amiga en la orquesta y se que están ensayando muchísimo. Va a estar muy guapo”, celebró Bujanda con emoción.
A las 20.10 abrieron las puertas del teatro mientras se formaban largas colas en el patio central, minutos después no quedaría una sola butaca libre en el teatro. Se agotaron las entradas y hubo que poner dos conciertos más. Algunas, que habían sido rápidas para hacerse con ellas hasta lamentaron ni haber esperado al anuncio de la segunda fecha para poder comprar un asiento más cerca del ídolo. Como un reloj los músicos de la OSPA, que ya calentaban en el escenario, comenzaron a tocar una melodía mientras se les sumaban los miembros del coro en la caja escénica. La imagen era sobrecogedora, alrededor de 50 coristas y 50 músicos llenaban el escenario. Donde iría el músico se colocaba la arpista, tal y como la hiciera en el concierto del 1.999. Al ritmo de las primeras notas de Asturias se les sumo Víctor Manuel que, sin pronunciar una sola palabra arrancó a cantar.
Empezó por todo lo alto con su indispensable ’Asturias’ y con este tema comenzó un viaje por el repertorio del mierense y del cantar popular asturiano. Un viaje de ida y vuelta al destino de origen, ‘Asturias’. Recorríó ‘el paraíso natural’ con largas estancias en las cuencas a través del repertorio minero entre las que no pudo faltar ‘El abuelo Vítor’, ‘El camino de Mieres’ o la emotiva ‘Traigo la camisa Roja’. De la mano de ‘Pastor que estás en el Monte’, bajó hasta la playa de Xixón e incluso miro más allá de los Picos de Europa con su ‘Digo España’. De lo sensible pasó al jolgorio de su trepidante ‘Danza del Cuélebre’ en la que el cantante demostró que a sus 75 años no le falta una pizca de vitalidad y que disfruta como nadie subido al escenario.
El viaje terminó, como si una metáfora de su propia carrera se tratase, con uno de sus últimos éxitos ‘Allá arriba en el Norte’ en la que quedó patente lo que el mismo había confirmado pocos días antes, que cantaba ahora mejor que nunca. Le siguió una larguísima ovación en la que los ‘¡Viva Vítor!’ y otros vitoreos apenas conseguían levantarse por encima de los aplausos, pero aun quedaba el final, el regreso a ‘Asturias’. Al terminar el público volvió a levantarse y demostró que no se cansaría de aplaudir al maestro y a los músicos, que terminaron, ahora sí, con un bis. La enérgica ‘Danza del Cuélebre’. Y, tal y como llegó, Víctor Manuel se despidió cantando y visiblemente emocionado, pero sin pronunciar una sola palabra.