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Xixón y el Cine II – Caracterización, transformar al actor en personaje

"Los caracterizadores somos como los porteros en el fútbol, cuando lo hacemos bien pasamos desapercibidos, pero si no funcionamos bien, se nota".

Por Marcos Fernández

Luces, cámara, acción. El actor Jaime Lorente blande una espada en plena batalla con el rostro cubierto en sangre. Interpreta al protagonista de la serie ‘El Cid’, Rodrigo Díaz de Vivar o Ruy. Para que Jaime Lorente termine y nazca Ruy es imprescindible el trabajo de Aida Carballo, que forma parte del equipo de caraterización del rodaje. En una serie histórica, el trabajo de caracterización, es decir, de tranformar al actor en personaje, es especialmente importante porque de ello depende la credibilidad de la historia. Carballo regenta un estudio de maquillaje en la calle Marqués de San Esteban de Xixón pero trabaja en producciones cinematográficas por todo el territorio nacional como parte de equipos de caracterización. La serie de ‘El Cid’ fue la primera puerta que se le abrió para entrar en esta industria.


Jaime Lorente en un fotograma de la serie El Cid.

Aida Carballo estudió para ser Técnica de Caracterización hace más de una década. Siempre tuvo muy claro que quería dedicarse a las artes aunque creía que su pasión por ellas la llevaría a no cerrarse a una en concreto y a fluir haciendo un montón de cosas. No fue hasta que su profesora de la asignatura de Caracterización, que cursó cuando estudiaba Arte Dramático, la convenció para hacer un curso sobre la disciplina porque veía verdadero talento en ella. Desde entonces, y pese a que no ha renunciado a dar rienda suelta a su amor por el resto de artes, este campo ha protagonizado su vida profesional. Una vez se decidió por este camino se propuso una meta: tocar todos los palos que el «mundillo» ofreciese. El plan de Carballo era empezar por el cine, pero la vida tenía reservado otros caminos para ella y la gran pantalla fue la última en llegar a sus manos.


Aida Carballo, trabajando en su estudio

La casualidad también fue el agente del destino de Andrea Trabanco que crea fantasías cinematográficas desde Xixón. Se encontraba estudiando Cosmetología cuando una prima suya le propuso participar en un cortometraje. Desde ese momento supo que quería aprender caracterización y maquillaje audiovisual. Lleva dedicándose profesionalmente a ello desde 2012. Lo que le cautivó fue «la magia del cine». «Es crear algo de la nada junto con un grupo de personas, cada uno tiene su labor importante y puedes conocerles o no pero terminan siendo como tu familia y juntos sacáis un producto común que queda para siempre, es maravilloso», relata la artista. Trabaja habitualmente con la productora xixonesa ‘Señor Paraguas’ en la realización de videoclips y cortometrajes. Recuerda con especial cariño su participación en el largometraje ‘The Night Watchman. La Mina’, el cortometraje ‘No soy como tú’ o el documental musical ‘Luz de Agosto en Xixón’ de Nacho Vegas.



Andrea Trabanco, trabajando durante rodajes

Volviendo a Carballo, dio sus primeros pasitos en la industria cinematográfica trabajando en cortometrajes. Tantos, que perdió la cuenta. Su objetivo era dar el salto a la gran pantalla pero «es un mundo muy cerrado y cuesta que te den una oportunidad», afirma. Fue la famosa maquilladora ganadora de 3 premios Goya, Sylvie Imbert, quien le dio esa oportunidad y le ofreció trabajar en ‘El Cid’. Desde entonces, Carballo ha formado parte como ayudante del jefe o jefa del equipo de caracterización en exitosos largometrajes como la recién estrenada ‘Modelo 77’ de Alberto Rodríguez o ‘Mañana es hoy’, película de Nacho Velilla que se estrenará en breve. También ha participado en rodajes internacionales como parte del equipo de refuerzo de la nueva película del director Wes Anderson o en el set de la serie estadounidense ‘Vampire Academy’. Su nuevo objetivo profesional es convertirse en jefa de equipo, aunque está conetenta en su labor actual y continúa aprendiendo diariamente.

El mundo de la caracterización requiere, como todo arte, de mucho tiempo y material. A la hora de crear visualmente un personaje, se realiza un ‘dossier’ previo, que tiene que pasar por la aprobación del director y por la necesidad de adaptarse al actor o actriz. Carballo explica que «a los actores hay que entenderles como personas también si tienen algún inconveniente, pero al final se tiene que llegar a un acuerdo en el que suele intermediar el director o directora que es quien tiene la última palabra». En el momento de caracterizar quien realmente manda es el personaje y los actores son el vehículo de esa personalidad que se está construyendo.

Los materiales que se utilizan suelen suelen ser caros, tienen que ser antialergénicos y de buena calidad. Si hay escenas en las que se requieran efectos especiales o una caracterización importante, para mantener la credibilidad, no puede parecer un trabajo hecho a medias, porque el «relato se viene abajo», cuentan las caracterizadoras. «Te tiene que gustar un montón, son muchas horas. Además hay distintos tiempos en la manera de trabajar. Hay momentos en los que crees que no das abasto en el mismo día y existe un furor de hora y media en la que no paras, y después igual estás aburrida durante horas estando solo pendiente de retocar y cuidar la continuidad», ilustra Carballo. «Un equipo de maquillaje en el cine tiene que ser eso, un equipo, que sea capaz de crear juntos y sea capaz de rehacerse juntos cuando hay cambios en los planes», añade Trabanco. Y los equipos varían mucho, desde cortometrajes en los que apenas hay una persona encargada del vestuario y otra de la caracterización, hasta grandes producciones con dos unidades completas de maquillaje y peluquería a la que se les suman refuerzos en momentos puntuales.


Hombre maquillado con un golpe caracterizado por Andrea Trabanco

El mundo de la caracterización puede pasar desapercibido al público general de las películas, pero no a los profesionales que trabajan dentro de ellas. Para Trabanco los caracterizadores son «algo así como la de los porteros en el fútbol». «Cuando lo hacemos bien pasamos desapercibidos pero cuando no estamos o no funcionamos bien es cuando se nota», declaró y añade que «hay muchos técnicos y directores que ahora si se dan cuenta de como influye nuestro trabajo, tanto para la luz como para la calidad de la imagen. Se dan cuenta que no solo somos unas ‘matabrillos'». Carballo señala, además, las diferencias entre cada proyecto. Hay películas que apenas requieren maquillaje y si lo hay, no debe notarse. En cambio hay otras, como puede ser ‘Pieles’ (Eduardo Casanova, 2017) que sin maquillaje y caracterización no cuentan nada», ejemplifica. Ambas artistas, cuyos nombres se pierden junto al de otros muchos profesionales en las parrillas de créditos finales, piensan que su trabajo y el otros técnicos que también están en «en la sombra» debería gozar de más reconicimiento. Sin todas esas piezas clave los proyectos cinematográficos serían inviables.


Aida Carballo, en un trabajo de autocaracterización

Aman su profesión y buscan la forma de compartirla. «Quiero dar la posibilidad a niñas y niños que económicamente no tienen la posibilidad de irse a Madrid o Barcelona a aprender y que lo puedan hacer aquí», explica Aida Carballo, que en su taller de Marqués de San Esteban, 16 acostumbra a ofrecer cursos de formación. Andrea Trabanco también ha impartido varios talleres e incluso ha tenido que doblar turnos porque «hay mucha gente con interés en aprender este arte». Para Trabanco internet ha diso un motor fundamental para la difusión de su arte y cada vez encuentra más gente que se interesa por él. Las redes nos permiten abrir ventanas a lugares desconocidos de las industrias como los backastage o los camerinos en los que las caracterizadoras dan vida a los personajes. Quizás esa mirada, contribuya a que estas artistas ganen el reconocimiento que reclaman porque sin caracterización no hay personajes, ni historia que contar, ni cine.


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