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Emerxentes con Lía Lugilde: «El cine documental te sorprende tanto… me encanta cuando voy a un sitio y no se sabe lo que va a pasar»

Lía Lugilde siempre tuvo claro que quería hacer cine desde su Asturies natal y contar historias desde casa. Natural de la zona del Cabo Peñas, emigró a Pontevedra para formarse en Comunicación Audiovisual y empaparse al máximo de la cultura del cine. Pero siempre con la mirada puesta en volver a su región. Cuando por fin lo hizo, se encontró un panorama desértico. Eso no la frenó, y continuó trabajando en sus proyectos con el objetivo también de dinamizar dicha escena. Forma parte de la asociación Lluces, quienes pelean por el reconocimiento del sector audiovisual asturiano. Ha participado los últimos dos años seguidos en el FICX, logrando en 2023 una mención de honor por su corto documental ‘Los trazos que quedan de ti’. Ahora mismo, está trabajando en un nuevo proyecto, ‘Saltar’, un documental sobre el suicidio en Asturies. Lugilde representa una cantera del cine asturiano que quiere florecer aún en la comunidad autónoma que menos invierte en cine

—¿Cuál es la primera película que recuerdas haber visto en el cine?

—La primera yo diría que fue ‘Toy Story’. Siempre que veía una peli me preguntaba cuál era el proceso de detrás. Pero me acuerdo que cuando más me interesé en ello fue cuando descubrí el cine independiente y sobre todo, las nuevas olas. Vi que el cine se podía hacer de otra manera, que podía ser muy asequible para la gente y ahí fue cuando más me interesé.

—Así que decidiste estudiar el grado de Comunicación Audiovisual para seguir explotando esta inclinación…

—Y descubrí mucho cine al que no tenía mucho acceso hasta entonces. Esa fue la clave. Descubrir un cine distinto, compartirlo con otras personas… en ese momento te pica el gusanillo del cine y no puedes hacer más que ver y crear. Siempre tuve la espinita de no estudiar en una escuela de cine que es lo que más te prepara, pero al estudiar Audiovisuales, que es tan amplia, me dio conocimientos acerca de sonido, iluminación, práctica con cámara…

 

Lia Lugilde en la Gala Final del FICX 61

—Durante tu etapa en Galicia trabajaste dentro de festivales de cine…

—Cuando acabé la carrera hice las prácticas y luego estuve dos ediciones en el festival que hacen allí en Pontevedra, el ‘Novos Cinemas’. Entrar en el cine desde dentro, conocer a gente tan importante y con proyectos tan bonitos… estar donde pasa todo realmente. Fue la experiencia que me confirmó que quería dedicarme a esto.

—¿Qué dificultades encontraste al rodar tus primeras piezas audiovisuales?

—La principal dificultad suelo ser yo misma. Tiendo a boicotearme. Entonces, aunque tengas las ganas, la idea e incluso los medios, a veces piensas que no eres capaz o que no está saliendo lo que tú quieres. Una vez asumes que tus expectativas no van a salir exactamente como tu deseas, ahí es más fácil empezar a crear.

«El cine es un arte que requiere inversión. Tenerla es muy complicado»

—Mencionas los medios ¿Cómo se gestiona una producción independiente? 

—Es muy complicado. De hecho, cuando todo el mundo empieza normalmente lo hacen con cortos muy pequeñitos que requieran muy poco material y un equipo también pequeño. A veces, yo soy mi único equipo. Porque no tienes los medios para pagar a la gente, alquilar los equipos… al final es un arte que requiere inversión y tenerla es  muy complicado.

—Como directora, ¿tienes predilección por el cine documental?

—Sí. En la película de ficción escribes un guion, buscas la financiación, contratas un equipo y lo llevas a cabo. Sabes lo que quieres contar con un guion más o menos cerrado. Pero el cine documental te puede sorprender tanto… Me encanta cuando voy a un sitio y no se sabe qué va a pasar. Tengo una idea de por donde quiero ir, pero siempre te sorprenden. Vas tirando de una pista, el proyecto cambia, gira… el cine documental se va haciendo muchas veces a sí mismo. Y eso es lo que me gusta, el factor sorpresa.

—Ese factor sorpresa ¿trae también inconvenientes?

—En mi caso, todo el cine documental que he hecho nunca ha sido lo que yo tenía en mente. Siempre ha salido otra cosa. ¿Mejor? ¿Peor? No lo sé. Distinto. Lo dicho, el cine documental se va haciendo a sí mismo. Al final abordas la realidad y puede que tu visión no se haya ajustado a ella al principio y lo vaya haciendo según vas explorando.

Porta del cortometraje dirigido por Lia Lugilde ‘Los trazos que quedan de ti’

—La realidad que muestras en tu cine es, precisamente, la de Asturies. ¿Te sorprendió esta realidad al regresar de Galicia?

—Yo venía de Galicia, que tiene una industria audiovisual muy potente. Con mucha gente joven haciendo cosas. Y llego a Asturies y lo peor que me encontré creo que fue la soledad. No conocer a nadie que estuviese haciendo cosas. Que los había, pero no existía una red en común.

—Finalmente, ¿encontraste en ‘Lluces’ dicha red?

—De hecho, Lluces se crea, por un lado, para agrupar a los creadores audiovisuales y crear lazos. Es importante conocer a la gente de aquí y qué están haciendo. En ese sentido está funcionando muy bien, somos ya como 60 socios. Y por otro lado es pelear por crear políticas audiovisuales que apoyen la creación de una industria. Dentro de Lluces, tenemos un apartado de ‘Mocedá’, en el que estamos los más jóvenes y una de nuestras prioridades es que se creen ayudas directas para los creadores jóvenes. Porque actualmente solo existe una ayuda en Asturies para nosotros, el premio «Nuevos Realizadores del Principado». Es en forma de premio y la cuantía es pequeña. Entonces arrancar con un proyecto se hace muy complicado y estas ayudas, cuando acabas de empezar, no te conocen mucho y no tienes detrás una productora es difícil acceder a ellas.

—¿Os sentís escuchadas cuando lanzáis estas propuestas?

—De momento siempre nos han recibido y nos escuchan. Pero ponen muchas trabas y muchas pegas. Sabemos que son procesos lentos, pero que si hubiese un interés real, sí se podrían llevar a cabo.

—¿Qué otros problemas afectan a la inversión pública en el cine asturiano?

—Somos la comunidad que menos invierte en audiovisual. Ni los organismos ni la televisión pública tienen una inversión como para poder fomentar esto. Es un poco paradójico, porque existen escuelas de formación como el CISLAN (Centro Integrado de Formación Profesional de Langreo) y festivales muy grandes, ya no solo el Festival Internacional de Cine de Xixón (FICX), sino Corto Gijón o Avilés Acción también. Hay muchas vías de exhibición pero, sin embargo, no hay dinero para hacerlas. Y hay cantera, pero así es muy difícil levantar proyectos.

Presentación de cineastas asturianos en el FICX 61. En el centro, Lia Lugilde.

—En numerosas ocasiones has sido la única mujer de la foto. ¿Cuál es la situación de las mujeres en el sector cinematográfico asturiano?

—Hay mucha mujer en el cine pero no mucha directora. Es curioso, porque en las escuelas la mayoría de alumnas son mujeres, pero no llegan a dirección. Se quedan siempre en papeles más relegados, rara vez en la parte creativa. Que haya referentes internacionales actualmente es importante para cambiar esto. Y a nivel local, desde Lluces es un tema con el que también estamos muy involucrados.

—Has participado en el FICX 60 y el 61, en la última edición recibiste la mención de honor por ‘Los trazos que quedan de ti’. ¿Qué supone el reconocimiento de este festival?

—El FICX es un festival muy grande, pero para mí es ‘el de casa’. Recuerdo ir con el cole las primeras veces. Más tarde, cuando estaba en Xixón, fui una espectadora fiel. De hecho, a veces perdía clase en Galicia para poder venir al festival. Y claro, haber podido participar y estrenar mi trabajo allí fue un lujo, además de que siempre me han tratado muy bien. Que valorasen ‘Los trazos que quedan de ti’, un trabajo tan artesanal, propio, con el que no tenía ninguna pretensión, fue una gran sorpresa. Esa mención de honor dice que a veces importa más la historia que los medios que se tengan.

—Corto Gijón también valoró tu trabajo con el Premio a Mejor Documental.

—Fue  muy especial también porque fue el premio del público. Tú creas una película con la intención de que alguien la vea y le remueva cosas. Y que te lo valoren es muy gratificante.

«Saltar es un ensayo documental que se estructura a través del gesto de saltar, y a través de ese gesto se cuenta la realidad de la comunidad con mayor índice de suicidio de España: Asturies»

—Ahora trabajas en nuevo proyecto documental: ‘Saltar’.

—Llevo dos años con él, pero es un trabajo difícil de sacar. Ahora he empezado a trabajar con una productora, ‘Freews’, lo cual te arropa bastante y acabamos de recibir una ayuda económica para seguir desarrollándolo, aunque ya hay una parte grabada. Es un ensayo documental que se estructura a través del gesto de saltar, y a través de ese gesto se cuenta la realidad de la comunidad con mayor índice de suicidio de España: Asturies. Y es curioso cuando nos hemos puesto a estudiar el hecho de que la opción mayoritaria en la región para quitarse la vida es saltando. Pensaba que tendría que ver con la geografía pero nada que ver, porque en Galicia, por ejemplo, el más utilizado es el ahorcamiento y en Euskadi, la intoxicación por medicamentos. Entonces, que en Asturies se elija el salto para mi es una clave de análisis sobre el comportamiento y la forma de ser de aquí.

 

Este gráfico muestra la tas de suicidios en cada comunidad autónoma por cada 10.000 habitantes. Asturies es la primera, con una tasa de 10,51; le sigue Galicia, con 10,39. Las regiones con tasas más bajas son Ceuta y Melilla y Madrid.

Estadística de Mortalidad  por causa de Muerte 2023 (INE. sanidad.gob.es/)

—Es un trabajo que puede llegar a ser muy duro de rodar, ¿cómo te enfrentas a él?

—Tengo ganas de hablar de este tema, porque es algo que hay que empezar a visibilizar. Pero también es duro. Empecé investigando con familiares y profesionales de la salud. En una de mis tomas de localización fui a grabar al Cabo Peñas, porque soy de esa zona, conozco la realidad que se vive allí y además esos días había desaparecido por allí una chica y había una patrulla de búsqueda. Fui a documentarme un poco a ver como se gestionan este tipo de patrullas. Me mantuve lejos, porque realmente el foco del documental no está en las víctimas, sino en el entorno y la realidad que vive la región. Mientras grabábamos, notamos que se montaba escándalo. Pensábamos que era porque había aparecido el cuerpo de la chica. Pero no. Resulta que un hombre saltó delante de todo el mundo. Y lo hizo gritando: «allá va otro». Sin embargo, los medios lo trataron como si hubiera sido un accidente, como si se hubiera caído. Pero nosotros lo vimos, había una intencionalidad, fue un suicidio. Y fue un punto de inflexión para mi. Me dejó hundida y pensé en abandonar el documental. Pero luego me di cuenta de que si sigue pasando y se sigue sin hablar de ello, no estamos haciendo nada. Así que seguimos adelante.

—¿Desde qué lugar narras estas historias?

—Es un tema con muchas líneas rojas. Estoy tomando un punto de vista que se que me va a crear problemas. Pero quiero mostrar una realidad y que esa realidad cree un debate y unas preguntas. El punto de vista del documental es cómo la sociedad asturiana convive con el suicidio con tanta naturalidad. Cómo todos conocen de cerca historias relacionadas con el suicidio y, sin embargo, no se habla de ello. Entrevistando estadistas  me encontraba con la idea de que el ‘efecto llamada’ del que se habla, no existe. Entonces,  ¿por qué seguir callándonos? El documental también tiene alguna intervención de humor negro, que habla también de cómo los asturianos nos defendemos ante las desgracias como estas.

—¿Para cuando está previsto que salga el proyecto?

—Empezaremos a grabar el material que falte en octubre o noviembre. Luego irá el proceso de montaje. Esperamos que nos llegue otra ayuda para que entonces se convierta en un proyecto más grande. Entonces calculo que para 2025.

—Después de ‘Saltar’, ¿dónde te gustaría verte profesionalmente?

—Me gustaría poder decir que vivo de ello. Y que haya más interés por parte del gobierno para fomentar el audiovisual. Es cultura, el audiovisual forma parte de la historia de un territorio y hay que defenderlo. Hay mucho talento en Asturies con muy poco material. Si hubiese más recursos, ¿hasta dónde llegaríamos? Y también descubrir cómo podemos trabajar juntos. El cine es un arte colectivo, lo ideal es crear un panorama parecido al creado en otras comunidades.