Las feministas asturianas llamaron a la unidad para presentar a un movimiento fuerte, sin fisuras, lejos de las divisiones que muestran casi a diario desde el Congreso, las tribunas y las tertulias. Las organizadoras del 8M, el Día Internacional de la Mujer Trabajadora, decidieron en asamblea descentralizar la manifestación unitaria y llevarla Mieres, para que todas aquellas que otros años se quedaron sin participar por lejanía, pudieran hacerlo. Para mostrar que las feminista están en todos lados, de Norte a sur, de Oeste y cueste lo que cueste. A sí surgió ‘Compañera dame tira’, el lema que este año acompañaba a la manifestación de Mieres, una frase que remite a la actividad minera de las cuencas.
El cartel de la manifestación de Mieres en Xixón mientras marchan las feministas xixonesas.
Pancarta de una manifestante en Xixón.
A las 19.00 horas, cuando arrancaban la marcha las más de 10.0000 personas que se dieron cita en Mieres, comenzaron también la suya el millar que se reunió en Xixón. Aunque en las últimas semanas ha habido voces que señalaban la movilización xixonesa como un intento «separatista», las organizadoras de la misma, el Sindicato de Estudiantes ‘Libres y Combativas’, la Plataforma de Auxiliares del SAD, Izquierda Revolucionaria y CNT, reiteraron que su intención era dar una opción alternativa a todas las mujeres que no pudieran desplazarse hasta Mieres. Algunas de las impulsoras de la marcha xixonesa criticaron que el lugar elegido para la movilización oficial era «dificil de acceder».
La defensa de que solo el ‘Sí es Sí’, la lucha de las mujeres obreras por conquistar condiciones dignas de trabajo, la defensa de los derechos de las personas trans y todo el colectivo LGTBI y la abolición de la prostitución, fueron las reivindicaciones feministas que protagonizaron la movilización xixonesa. En esta marcha, con una gran participación de las más jóvenes, se recordaron las luchas de dos colectivos de mujeres: las Seis de la Suiza y las trabajadoras del Servicio de Atención a Domicilio (SAD).
Las primeras enfrentan una pena de tres años y medio de cárcel, acusadas de obstrucción a la justicia y coacciones graves cuando organizaron varias protestas sindicales en 2017 para defender los derechos laborales de una compañera que trabajaba en la pastelería xixonesa «La Suiza». Desde entonces y hasta ahora su defensa ha sido la misma: «hacer sindicalismo no es delito». Las segundas, trabajadoras del SAD, reclaman que se firme un convenio laboral digno para su sector e incluso que el servicio vuelva a ser 100% público y no dependa de una subcontrata. Tanto en Asturies como en todo el territorio nacional piden, también, que se evalúen los riesgos de su trabajo y se reconozcan las enfermedades derivadas de su labor como «profesionales».
Galería