12grados

Sin cookies. Sin anuncios. Sin coste.

Emerxentes con Lucia Batalla Tuero: «La carrera me cambio la percepción de cómo hacer arte, pero desde pequeña he querido crear»

Lucía Batalla Tuero es una artista visual enfocada en la instalación y el ensamblaje. Su obra transciende los soportes tradicionales, explorando un arte tridimensional y actualmente, está llevando a cabo una residencia en LABoral Centro de Arte con su proyecto "Autómatas Vegetales".

Por Ana Ibarz

A los cinco años Lucía Batalla Tuero (Xixón 2000) pintaba servilletas en los bares, de adolescente soñaba con que en futuro estudiaría Bellas Artes en Salamanca. Lucía siempre ha sentido el impulso de crear. Y así lo hizo. Fue precisamente en la universidad donde su percepción del arte cambió radicalmente. Fascinada por la materialidad de los objetos, se desprende de los soportes tradicionales para explorar un arte más tangible y tridimensional. En sus proyectos actuales, combina elementos orgánicos como plantas con instalaciones mecánicas que accionan su movimiento, creando obras que consiguen fusionar lo natural con lo artificial.

La huerta que cultivaba su abuelo o los juguetes que fabricaba su padre como mecánico, han influenciado su hacer artístico y ahora se fusionan para dar sentido a sus proyectos. Para acercarse a los mundos que, aunque han estado siempre presentes en su día a día, veía con cierta distancia, Lucía los trabaja desde la intuición. Sin conocimientos de botánica ni mecánica, aborda su obra desde una óptica diferente a la de sus predecesores. «Como artista a la hora de pensar con las manos o con la práctica, me llama mucho la atención la materialidad de las propias plantas, como van cambiando con el proceso de secado e incluso los propios movimientos muchas veces me vienen dados». 

En sus últimos proyectos, la artista desafía la concepción errónea de lo vegetal como algo estático. Explora el mundo vegetal a través de tropismos y las nastías, los movimientos que ejercen las plantas, pero sin buscar replicarlos de manera realista. La artista opta por: «Interpretarlos libremente de una manera poética de cómo podrían moverse las plantas si lo hicieran de manera perceptiva ante nuestros ojos». Con lo que busca generar un debate sobre la paradoja entre lo natural y lo artificial en el reino vegetal, cuestionando los límites difusos entre ambos.

Lucía trabaja desde el desconocimiento y la relegación de las plantas a un segundo plano en el pensamiento occidental. Además, explora el miedo y el terror que este mundo puede generar, como en su proyecto reciente ‘Bad Seeds Stalk at Night’ (2022), donde investiga la idea de lo monstruoso en lo vegetal. “Era un acercamiento a lo monstruoso y me basaba bastante en el genero del plant horror que juega básicamente con el miedo que nos pueden suscitar las plantas si de repente empieza a hacer cosas que no son propias de las plantas».

A pesar de su primera intención de emular el género Plant Horror, Lucía considera que sus obras terminan generando el efecto contrario entre el público. «Intentan infundir miedo, pero al interactuar con ellas, resultan un tanto más graciosas o divertidas de accionar». Hasta ahora la mayoría de sus obras han sido interactivas, como artista le apasiona que el espectador pueda acercarse y activar personalmente la obra, rompiendo así la barrera entre la pieza y el observador. Sin embargo, durante su actual residencia en LABoral Centro de Arte y con su nuevo proyecto ‘Autómatas Vegetales’, como sugiere su nombre, la instalación funcionará de manera automática.

Para ‘Autómatas Vegetales’, la artista está desarrollando una especie de caja que genere movimiento automatizado mediante una pila. Su objetivo es utilizar esta pieza para crear un video, como suele hacer con sus proyectos, en el que las plantas regresan al lugar de donde fueron recolectadas, pero esta vez impulsadas por el mecanismo que ha diseñado.

En este proyecto, explora el concepto de ‘ceguera vegetal’, un término acuñado poco antes de los años 2000, que describe un sesgo cognitivo por el cual los humanos no reconocen adecuadamente la presencia de las plantas en nuestro entorno. Frecuentemente se percibe el mundo vegetal como un telón de fondo y no se aprecia su individualidad, lo que las hace pasar desapercibidas.

Las plantas olvidadas, las crecidas en los márgenes, son aquellas a las que la artista presta mayor atención. «Si precisamente hablo de las plantas como algo que queda relegado a un segundo plano, escojo las plantas que están todavía más en el margen del margen». Busca dar visibilidad a las plantas que crecen en los descampados y que suelen pasar desapercibidas, reivindicando nuestro desconocimiento hacia el mundo vegetal por el que transitamos diariamente.

Las plantas que comenzaron siendo un aspecto distante en su vida, se han convertido en una parte integral de su día a día, incluso para acercarse a ellas desde otros ámbitos de su vida. Lucía está convencida de que lo vegetal siempre ocupará un lugar importante en su carrera artística, junto con la idea del arte cinético y la mecánica. Aunque no descarta la posibilidad de regresar a formas más tradicionales del arte, como la pintura o el dibujo, todavía no tiene claro cómo las abordaría exactamente. Lo que sí sabe es que con el tiempo contestará a las preguntas que ahora se plantea y que, probablemente, la instalación seguirá siendo su mayor medio de expresión artística.

Después de pasar unos años fuera de su tierra mientras estudiaba, Lucía volvió a Asturies desconectada y un poco perdida, sin saber qué se cocía en el panorama cultural local. Ahora, gracias a la oportunidad que le ha brindado LABoral Centro de Arte para desarrollar su proyecto y con la suerte de compartir el espacio con muchos otros artistas, la xixonesa tiene cada vez más claro que quiere quedarse. Ve que aquí también hay oportunidades y que, si los artistas se juntan, la cultura estará cada vez más viva.